Buscar nuevas vías de crecimiento, tema prioritario de Cumbre del G20 en Hangzhou

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BEIJING, 23 ago (Xinhua) -- El crecimiento como prioridad de los esfuerzos mundiales es el tema que encabeza la agenda de la próxima cumbre del G20 en la ciudad oriental china de Hangzhou, la cual será una respuesta oportuna a las dificultades y crisis económicas que aquejan a los países desarrollados y en desarrollo.


BEIJING, 23 ago (Xinhua) — El crecimiento como prioridad de los esfuerzos mundiales es el tema que encabeza la agenda de la próxima cumbre del G20 en la ciudad oriental china de Hangzhou, la cual será una respuesta oportuna a las dificultades y crisis económicas que aquejan a los países desarrollados y en desarrollo.

La cumbre, que se celebra el 4 y 5 de septiembre bajo presidencia china, tratará de que se llegue a un compromiso en cuanto a un empeño coordinado global que se dirija, como dice su lema, «Hacia una Economía Mundial Innovadora, Dinámica, Interconectada e Inclusiva».

Las ideas e iniciativas de China realzan el ajuste y la cooperación a la hora de buscar una salida a la debilitada economía mundial en beneficio tanto de los países desarrollados como de los que están en vías de desarrollo, y también a la hora de demandar esfuerzos conjuntos de unos y otros.

Este punto en particular hace necesario reformar el sistema financiero y económico actual, en un momento en el que se vaticina un estancamiento prolongado para los países desarrollados después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisara a la baja la tasa de crecimiento de Estados Unidos, Alemania, Japón y Brasil, cuatro partes vitales de la economía mundial.

La posibilidad de un colapso en la eurozona, tal y como estimó el expresidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, podría seguir agravando la perspectiva sombría de las economías desarrolladas, y se espera que extienda una sombra sobre la economía de todo el orbe.

El drama podría convertirse en realidad debido a la incapacidad de las economías desarrolladas para solucionar la ampliación de la brecha entre ricos y pobres a nivel nacional, reducir la carga de la deuda y revitalizar el desarrollo tras la crisis internacional de 2008, con medidas como déficit fiscales grandes o flexibilización cuantitativa a gran escala.

La situación ha desembocado en escepticismo y críticas ante el neoliberalismo defendido por Estados Unidos, que ha revelado una falta de ideas y medidas para impulsar la economía global.

Al mismo tiempo, deja en evidencia la necesidad de efectuar, en los mecanismos financieros y económicos internacionales liderados por Occidente, cambios acordes con la proporción cada vez mayor en la economía mundial de economías emergentes como China y la India.

Se espera que un nuevo orden económico lleve a la emergencia de una nueva vía para la recuperación económica de los países desarrollados, con esfuerzos coordinados que se caractericen por una mayor voz de los países en desarrollo en la gestión económica global.

Este es también un objetivo principal del G20, que fue fundado a finales de 1999 como un importante foro económico de consultas entre los países desarrollados y en desarrollo para tratar conjuntamente los retos globales.

También se espera que el cambio ofrezca más oportunidades a los países en vías de desarrollo, así como nuevas medidas para satisfacer sus necesidades en el crecimiento.

Los expertos esperan que lleve a un reparto justo de los beneficios del desarrollo mundial, incluida la transferencia de nuevas tecnologías a los países en desarrollo, y proprocione canales para que fluyan donde hacen falta la capacidad de producción y la inversión.

Algunos especialistas han citado el comercio electrónico -un tema candente que será analizado por destacadas figuras comerciales en el marco de la cumbre de Hangzhou-, como una opción para reducir los costes y ofrecer más oportunidades a los países en desarrollo y las pequeñas y medianas empresas.

Además, han confiado en que la cumbre sirva de ayuda para la recuperación de la economía mundial pues, no en vano, los miembros del G20 representan dos terceras partes de la población del mundo y más del 85 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) global.