La continuación de las operaciones normales por parte de las compañías chinas en el sur de Sudán dependerá ante todo de si habrá estabilidad o no en esa zona luego de la votación. No de que surja un gobierno hostil a China.


Algunos medios occidentales esperan que un Sudán meridional independiente le cree dificultades a China, pero podrían quedarse con las ganas.



China ha estado insistiendo en mantener su política de no interferir en los asuntos internos de Sudán. Algunos países occidentales criticaron esta postura, pero gracias a ella China se ha ganado la confianza de los sudaneses.



China no tiene enemigos en África. Sudán no es ninguna excepción. China trata de cada país africano en pie de igualdad. Hacemos negocios allí, ayudamos a construir puentes, carreteras, escuelas y hospitales.

Confiamos en que si Sudan sigue unido, será amigo de China. Y si se divide, en que ambos gobiernos mantendrán relaciones amistosas con nosotros.



En el pasado, algunos aliados de China, incluyendo a Serbia, Irak y Kirguizstán, se vieron afectados por conflictos políticos. Pero China no perdió los contactos con ninguno de ellos.



China aboga por una política de ganancia total compartida al tratar con cada país, pues considera que cada pequeña ganancia constituirá parte de una gran ganancia.



China no es poderosa como EEUU, o muchos países europeos, pero le va bien en África. Su práctica diplomática de respetar las decisiones políticas de los gobiernos ha arrojado mejores resultados que las políticas de muchos países occidentales de interferir a voluntad.



En esta época de cambio, también esperamos que las compañías petroleras protejan a sus empleados y propiedades en Sudán. Pueden estar seguras de que sus negocios seguirán prosperando a largo plazo, sin importar si se ubican en el norte o en el sur de Sudán.(Pueblo en Línea)

11/01/2011