¿Cuándo aprenderá EEUU?

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La reciente farsa que tuvo por escenario a Asia Oriental, con guión y dirección de EEUU, ha dejado al descubierto una trama bien definida. La misma expone la habitual arrogancia del guionista y director, a la vez que oculta su falta de confianza. (Por Wang Yusheng)


Para consolidar su estatus en la región del oriente asiático y para buscar “nuevos socios”, EEUU necesita crear una “gran situación”, si bien artificial, en el entendido de que dicha farsa le vendrá como anillo al dedo para sus propósitos. Para crear una “gran situación”, tiene que desacreditar a China, en lo que de hecho constituye su pasatiempo preferido.


EEUU ha estado distorsionando los objetivos estratégicos que China persigue al modernizar su maquinaria militar, incluida la defensa de sus fronteras terrestres y marítimas. Al agitar conflictos, EEUU crea situaciones que requieren de su presencia, la cual él mismo se encarga de solicitar, desde luego, para actuar como el “ángel de la guarda”.



La gran prensa estadounidense ha montado un descomunal espectáculo al respecto. Se ha encargado de dar pábulo a los rumores contra China, haciendo hincapié en las teorías de la “amenaza de China” y “la arrogancia de China”, criticándola por su “mal” comportamiento diplomático y estrategia militar “agresiva”.



El más reciente truco que los medios informativos de EEUU han sacado de la manga son las “no tan buenas” relaciones de China con vecinos tales como Japón, Corea del sur y estados miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSEA), especialmente Vietnam.



Corea del sur y Vietnam parecen haberse tragado completa la carnada de la teoría de la “amenaza de China”. Algunos eruditos de ultramar mal informados incluso han preguntado por qué hay incendios tan frecuentes en el patio trasero de China.



Pero el hecho es China no tiene (y nunca tendrá) un “patio trasero”. La teoría del “patio trasero” de China es un producto de la imaginación de los propagandistas antichinos, que en nada difiere de las teorías de la “amenaza de China” y de “la arrogancia de China”.



De hecho, el denominado “patio trasero” es un subproducto del imperialismo y el colonialismo, que hoy sólo se encuentra en el diccionario de EEUU. Dicho término tiene su origen en la doctrina Monroe, según la cual EEUU considera al conjunto de América Latina como región bajo influencia estadounidense, una región que nadie puede usurpar. EEUU ha estado aplicando esta doctrina al pie de la letra, y la ha “perfeccionado” con sus afanes neo-conservadores de hacer de cada territorio posible su patio trasero.

La política de China imposibilita que ésta actúe como pronostica el profesor estadounidense John J. Mearsheimer, cuando dijo: Una vez que China se haga poderosa, definirá su estrategia diplomática adoptando una jerga idealista a la usanza de EEUU, como máxima poseedora de derechos sobre el resto del mundo.


En abierto contraste con EEUU, lo que China tiene son vecinos amistosos que, junto a ella, se adhieren a los cinco principios de la coexistencia pacífica y a los mecanismos cooperativos de la ANSEA, la Organización para la Cooperación de Shangai y los lazos sino-suso-indios.



Todas estas organizaciones y mecanismos son abiertos y cooperativos, y se basan en la igualdad y las ventajas mutuas. No apuntan contra ningún país, y responden a la política exterior no alineada que China ha seguido siempre.



En cuanto a los conflictos (incluyendo los territoriales con algunos países asiáticos del Este), muchos han sido heredados de la historia y las relaciones geopolíticas.



China ha comenzado ya negociaciones, y está lista a ampliarlas, para encontrar soluciones justas y equitativas para estos temas.



Por lo tanto, las preocupaciones que EEUU alberga sobre China son totalmente innecesarias. Ya resulta obsoleto que Washington siga creando más “enemigos imaginarios”. Ya es hora de que ponga a un lado la doctrina Monroe, de no permitir que cualquier país o grupo prospere libremente en la región del Oriente asiático y que deje de estigmatizar a China por “perseguir tal política”.



Muchos países asiáticos del Este (incluidos Corea del sur y Vietnam) parecen haber buscado ayuda de EEUU, pero no es probable que se sumen a éste para plantear una “amenaza” a China.



Para que no haya malentendidos, es preciso reafirmar que China da la bienvenida a un papel positivo de EEUU en Asia Oriental, pero no a “compartir el cielo de la región de Asia y el Pacífico” con ellos. El “cielo de Asia y el Pacífico” pertenece solamente a los países que están debajo de él. Sin embargo, China vería con buenos ojos que EEUU incremente su inversión en la región, siempre que lo haga con buenas intenciones de construir una situación mutuamente beneficiosa – no una atmósfera de guerra fría en la cual la farsa se convierta en orden del día.



Hace diez años, otro profesor estadounidense, Joseph Nye, advirtió de no tratar a China como enemigo, porque de hacerlo se conseguiría un enemigo. Quizás sea adecuado agregar una frase más a la afirmación de Nye: Solamente cuando China y EEUU se traten como verdaderos socios cooperativos, o por lo menos como socios potenciales, será posible que ambos dejen de verse como enemigos.



La famosa frase de Nye estaba dirigida a George W. Bush, cuando éste asumió su primer mandato como presidente de EEUU. Al principio, Bush no escuchó, pero tuvo que cambiar su postura más adelante.



Aún queda por ver si el actual mandatario estadounidense, Barack Obama, escuchará la voz de la razón. Pero lo que traslada el denominado informe militar de EEUU sobre China no se aparta de la mentalidad de Guerra Fría de EEUU y de sus aprestos hegemónicos.



Hay diferencias entre China y EEUU, pero eso no significa que ambos estén destinados a ser enemigos.



El autor es director ejecutivo del Centro de Investigaciones sobre Estrategia, del Fondo Internacional de Investigaciones de China. (Pueblo en Línea)



08/09/2010