La tesitura china ante Irán

In Análisis, Política exterior by PSTBS12378sxedeOPCH

Ni rehén de Irán ni tampoco incondicional de Occidente. En esa “ambigüedad” calculada  y compleja se desenvuelve la diplomacia china, experta en sortear las presiones de Estados Unidos y los países occidentales para avenirse a ampliar las sanciones contra Teherán. Tan delicada filigrana asienta en la afirmación del derecho al uso civil de la energía nuclear y en la apuesta por el diálogo multilateral como mecanismo para preservar el régimen vigente de no proliferación. 

No obstante, esta estrategia, como ocurrió en el caso norcoreano, puede conducir a un callejón de difícil salida al permitir a Irán ganar tiempo, mientras agrava los síntomas de disgusto en Washington y Tel-Aviv, deseosos de evitar a toda costa que Irán alcance sus hipotéticos objetivos.  

Para China, Irán es, sin duda, un socio económico importante. Sus relaciones comerciales han experimentado un auge notable en los últimos años y su nivel de aprovisionamiento energético le convierte en el tercer proveedor en importancia de China. La significación estratégica de Irán en el Golfo es otro valor añadido que Beijing, a buen seguro, no infravalora. Pero no debiéramos dar por hecho que ante tales circunstancias, China no tiene otra opción que el inmovilismo, criticado desde Occidente por cuanto supone de ejercicio de irresponsabilidad en un asunto de tal gravedad. 

Las dudas chinas acerca de las actividades de Irán ligadas al desarrollo del arma nuclear dicen ser fundadas, pero si Rusia se acerca definitivamente a las posiciones defendidas por las potencias occidentales, su aislamiento se hará más evidente. Por otra parte, de no cuajar las ofertas existentes para enriquecer el uranio que Irán necesita fuera de su territorio, el diálogo, que tanto ha desencantado a los países occidentales por la ausencia de resultados, podría quedar desautorizado por completo. 

Aún así, no es probable que China secunde a ciegas ningún régimen adicional de sanciones en tanto no existan perspectivas claras de que contribuyan a evitar una escalada en la tensión. Por otra parte, Beijing se resistirá a extender un cheque en blanco a Washington en tanto no obtenga garantías adicionales en asuntos como Taiwán o Tibet, como le recordó Hu Jintao a Obama recientemente. China solo estaría dispuesta a alterar su política en materia de sanciones a propósito de Irán a cambio de una mejor consideración de sus intereses por parte de EEUU. El encuentro con el Dalai Lama no tiene vuelta atrás pero la venta de armamento a Taiwán, si podría renegociarse. Esa sería la prueba requerida por Beijing para admitir que la presión contra Irán no va realmente dirigida contra los intereses chinos en el Golfo ni es una pieza más de una hipotética estrategia de cerco a su emergencia.