¿Maehara, canciller o ministro de Defensa?

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La aparente recuperación de los lazos chino-japoneses acaba de recibir otro golpe. La culpa recae esta vez sobre el recién nombrado ministro de Asuntos Exteriores japonés, Seiji Maehara. Quizás resulte más apropiado calificar a Maehara de ministro de Defensa, en lugar de titular de Relaciones Exteriores. El funcionario ha mostrado un notable ímpetu en la cumbre de Asia Oriental en Vietnam, dando rienda suelta a su agresiva retórica.


Al parecer, el primer ministro nipón Naoto Kan ha elegido al individuo equivocado para llevar las relaciones internacionales de Japón. El joven y prometedor político de nueva generación demostró ser más un extremista político que un diplomático.

Desde que Maheara asumiera la cartera del Exterior a mediados de septiembre, el conflicto entre China y Japón incluso ha empeorado con respecto a los días que siguieron a la colisión entre el pesquero chino y los guardacostas japoneses.

 

Si bien el conflicto inicial fue apenas un “accidente,” la situación ahora ha transitado hacia un conflicto territorial importante entre los dos países.

 

Los comentarios de derecha de Maehara han reducido a cero la flexibilidad diplomática de Japón.

 

Hace dos semanas, Maehara causó consternación en China al calificar de “histérica” la respuesta de China sobre la disputa de las islas Diaoyu. Sus palabras fueron las más ofensivas vertidas por un funcionario del Gobierno japonés en las pasadas dos décadas.

 

En el mes que siguió a su designación para el puesto, Maheara no hizo nada por reparar los lazos, sino que agregó fuego al conflicto de la soberanía, colocando las relaciones bilaterales en su punto más bajo desde los tiempos de la administración del primer ministro Junichiro Koizumi (2001-06).

 

Maehara ha estado engañando al pueblo japonés. Él y sus colegas se han mostrado activos describiendo la imagen de una China cada vez más agresiva, alimentando así las tensiones en el mar de la China Oriental.

 

La política exterior de Japón no toma para nada en cuenta que China es el mayor socio comercial de ese país, decantándose en su lugar por asumirla como una máquina de guerra, lista para atacar a Japón en cualquier momento.

 

De cara al ascenso de China, el Gobierno japonés no conduce a su pueblo a competir con China en un terreno justo, sino que atiza el malestar por el desarrollo de su vecina y se une a otros países para contenerla.

 

El ascenso de China es inevitable. Maehara lo sabe mejor que cualquier otro japonés. En consecuencia, debería deponer su empeño de contrarrestar esta tendencia, pues Japón no soportará el empeño.

 

Tampoco debe intentar involucrar a Estados Unidos, porque con ello sólo conseguirá que su país sea aún más dependiente de las fuerzas extranjeras.

 

Es hora de que Japón adopte la decisión correcta, para bien de los intereses de su propio pueblo.(Pueblo en Línea)

 

02/11/2010