Venezuela-China: relación dinámica y estratégica

In Análisis, Política exterior by PSTBS12378sxedeOPCH

En 2011 el comercio entre Venezuela y China alcanzó 18 millardos de dólares, lo que multiplicó por 24 la cifra de 742 millones de dólares que registró el intercambio comercial en 2003. Al culminar el presente año se estima que dicho intercambio llegará a 23 millardos, lo que representaría casi 31 veces más que nueve años antes. En 2011 la balanza comercial favoreció ligeramente a Venezuela y otro tanto se espera que ocurra en 2012 (“Venezuela-China”, Special Supplement, ChinaDaily, June 28, 2012).

Pero más allá del comercio están los proyectos previstos o en desarrollo bajo la cobertura del Fondo de Inversiones conjunto que comenzó a operar en 2007 y al cual, hasta noviembre de 2011, China había comprometido 32 millardos de dólares. Para finales de 2011 Venezuela contaba con una cartera de más de 25 mil millones en proyectos de desarrollo financiados por el China Development Bank. Algunas de las iniciativas bajo ese marco se encuentran en territorio venezolano y otras en territorio chino.

Entre las primeras cabría citar la participación de las siguientes empresas chinas en los proyectos que se enumeran: CNCP, SINOPEC y CNOOC en desarrollos petrolíferos o gasíferos en los bloques Junín 1, Junín 4 y Junín 8, Boyacá 4 y MP3 en la Faja del Orinoco y en el Proyecto Mariscal Sucre; CTPDC en la manufactura de taladros petroleros; Chinalco y RPC en proyectos de aluminio e infraestructura agrícola; China Railway Engineering en desarrollos ferroviarios en el centro del país; China Harbor Engieneering en la construcción del nuevo terminal de Puerto Cabello y en los proyectos de construcción de siete plantas termoeléctricas; China Construction Company en el proyecto de dragado del río Orinoco; Matallurgical Corporation of China en la expansión del puerto de Paula; Wuhan Iron and Steel, Matallurgical Group Corporation y China Communications Construction Company en desarrollos mineros; ZTE, Huawei, Lanchao, Haier, Chery y XCMG en manufactura de celulares, computadoras, electrodomésticos, automóviles y maquinaria pesada; y así sucesivamente (Silvia Hernández Rada, “Venezuela y China: Relaciones económicas en el régimen de Hugo Chávez, 1999-2011”, Observatorio de la Economía y Sociedad China, Universidad de Málaga, número 15, junio, 2011; Evan Ellis, “The Expanding Chinese Footprint in Latin America”, Asie Visions 49, Institut Francais de Relations Internationales, Paris, February 2012).

Sin embargo, parte de los proyectos financiados bajo el Fondo conjunto están basados en China. Entre ellos cabría citar tres refinerías destinadas a procesar petróleo pesado venezolano y cuatro super tanqueros VLCC de 320.000 toneladas cada uno, en asociación con CNPC y Petro China respectivamente. La primera de dichas refinerías y los super tanqueros se encuentran ya en fase de construcción. También caería aquí el satélite Simón Bolívar lanzado en 2008 y un nuevo satélite ya comisionado por Venezuela, cuyos contratos llevan incorporados la transferencia de tecnología necesaria para operarlos directamente (ChinaDaily, citado).

Muchos países latinoamericanos se quejan de una relación desigual con China, la cual los está conduciendo a la condición de simples proveedores de commodities. No puede decirse que éste sea el caso de Venezuela. No sólo por la magnitud y la naturaleza estratégica de los proyectos involucrados, sino por el hecho de que China se ha abocado a la fabricación local de manufacturas que de otra manera vendería directamente. Esto último no sólo se traduce en el ahorro de divisas sino que transfiere tecnología y crea puestos de trabajo en el país receptor. Si este modelo fuese reproducido a lo largo de la región muchas de las quejas planteadas sin duda alguna amainarían.