Ocasionalmente, la comprensión mutua entre los dos países se debilita en ciertas áreas. Pero la próxima visita del presidente chino, Hu Jintao, a EEUU supone una excelente oportunidad para que ambos ventilen sus diferencias.


Recientemente, los medios informativos de EEUU abordaron los obstáculos que encaran los vínculos sino-estadounidenses, como son la cotización del yuan, la protección de los derechos de propiedad intelectual y la transparencia militar en China. Una perspectiva tan estrecha evidencia extrema miopía, si se considera el panorama de las relaciones bilaterales en su sentido más abarcador.



Las relaciones sino-estadounidenses incluyen muchas especulaciones y preguntas poco convencionales, que para bien de ambas naciones es mejor dejar a un lado. Los conflictos y la competencia desenfrenados están desgastando la región de Asia y el Pacífico, de ahí que los dos países estén al tanto de que no hay tiempo para dedicarse a batallas cosméticas.



Enarbolando los estereotipos al uso sobre China, cierta prensa se ha dedicado a revivir viejas rencillas. En realidad, EEUU no está perdiendo pujanza por culpa de China, sino de sí mismo.



La cumbre de la próxima semana se propone demostrar al mundo entero que carecen de sustento los rumores de que se gesta una guerra fría en Asia y el Pacífico.



Los que ven en la relaciones entre China y EEUU un reflejo de las tensiones entre este último y la fenecida Unión Soviética sufren de una carencia lamentable de visión histórica.



El mundo suele recelar de la paciencia con que China y EEUU enfrentan los temas de preocupación mutua. La visita de Hu hará evidente esta dosis de paciencia. La historia demuestra que las reacciones extremas y la paranoia no hacen más que deteriorar la situación. La transición de un mundo unipolar a otro multipolar ha significado un trauma para EEUU en estos últimos años, lo que explica de algún modo la mezcla de prejuicios y paranoia que se detectan en sus medios de prensa.



Lo que ambos países necesitan con mayor urgencia en este momento es confianza mutua, o por lo menos tolerancia, para así estar en posición de escuchar al otro, en lugar de enrolarse en ataques insustanciales.



EEUU debe entender la búsqueda de China del desarrollo militar sin cuestionarse sus intenciones estratégicas. Y China no debe confundir la preocupación estadounidense por contener su desarrollo militar.(Pueblo en Línea)

17/01/2011