Filipinas vive una peligrosa ilusión en el Mar de China Meridional

In Noticias, Seguridad y defensa by PSTBS12378sxedeOPCH

Desde la antigüedad, China ha considerado la guerra como el último recurso a la hora de gestionar las relaciones interestatales. Pero Manila vive en un mundo ilusorio si confunde contención con timidez.


Hemos recordado a Filipinas, con respeto y contención, y con sólidas evidencias históricas y legales, que su reivindicación sobre la isla de Huangyan carece de fundamento.

Ni las palabras ni las acciones pueden cambiar el hecho de que la isla de Huangyan es territorio chino, y lo ha sido desde mucho antes de que se concibiera cualquier ley internacional moderna.

A pesar de todos sus trucos de provocación y sus desconsideradas palabras durante las últimas semanas, les hemos propuesto, con paciencia y tolerancia, que la disputa debería ser resuelta a través de negociaciones bilaterales directas, de forma pacífica.

Y, a pesar del reiterado ruido de sables y sus amenazas contra nuestros pescadores y nuestros funcionarios de administración pesquera, hemos evitado enviar ni un solo buque de guerra a las aguas disputadas.

Todo se condensa un una simple verdad: no buscamos exhibicionismo militar.

Somos fieles a nuestro compromiso de ser un miembro responsable de la comunidad internacional, y buscamos una coexistencia pacífica. Pero ninguna ley internacional permite que se infrinja la soberanía de un país, y una nación responsable no intenta hacerse con un territorio que no le pertenece.

Abrigamos el sueño de reescribir el libro de normas de las relaciones internacionales y acabar con la política del poder entre países, grandes o pequeños. Pero parece que todas nuestras buenas intenciones y nuestros mejores esfuerzos resultan en vano.

Hasta ahora, todas nuestras tentativas han sido ignoradas o desechadas por parte de Filipinas, que apuesta a que tememos una guerra en el Mar de China Meridional.

Sin importar cuán dispuestos estamos a discutir el asunto, el actual gobierno filipino tiene el propósito de arrinconarnos hasta donde no nos quede otra opción que el recurso a las armas.

Desde la antigüedad, nuestra nación ha considerado la guerra como el último recurso a la hora de gestionar las relaciones interestatales. Pero Manila vive en un mundo ilusorio si confunde nuestra contención con timidez.

Se trata de una peligrosa ilusión. Nunca hemos sido una nación de gatillo fácil, pero tampoco hemos tenido miedo a luchar cuando ha sido necesario.

Queremos agotar todas las soluciones pacíficas posibles, pero, como les informamos el otro día, estamos preparados para cualquier posibilidad.

Para prevenir que las tensiones entorno a la isla de Huangyan enciendan más aún la inestabilidad en el área, Filipinas debería dejar de actuar como un gamberro y desistir de su ridícula reivindicación. De lo contrario, aprenderán a su costa cuán serios somos cuando se trata de nuestro territorio y nuestro mar.

Debería estar claro para cualquiera que Filipinas no logrará nada con sus intentos de asignarse un territorio que no le pertenece, y si persiste, las consecuencias serán fatales. (Editorial publicado originalmente en ‘China Daily’).