«Elecciones» en Hong Kong

In Análisis, Sistema político by PSTBS12378sxedeOPCH

El domingo 25 de marzo se elegirá un nuevo Jefe Ejecutivo de la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEHK). El 9 de septiembre le tocará el turno al Consejo Legislativo. Será este un año de relevos en los órganos de la RAEHK cuando se cumplen tres lustros de la retrocesión a soberanía china.

Quince años después de aquel suceso, cabe reconocer que ninguno de los pronósticos catastrofistas se ha cumplido. La economía hongkonesa no se ha derrumbado. La anunciada asfixia política tampoco ha laminado las libertades de los hongkoneses. Por el contrario, cabe resaltar el apoyo mostrado por Beijing a la economía del enclave en momentos bien difíciles (crisis financiera de 1997-98, la epidemia del SARS en 2001 y 2003, en la crisis actual…. ). En junio de 2003, China firmó con Hong Kong el CEPA (Acuerdo para una Cooperación Económica Más Estrecha), otorgando acceso libre de aranceles a productos originarios de Hong Kong. En 2004 se firmaría un CEPA II.

Hong Kong sigue siendo un centro comercial y financiero de primer orden. La internacionalización del yuan tiene aquí su primer eslabón significativo, y su comercio y servicios han reforzado la presencia e influencia de China en toda red de negocios relevante.  En 2011, los depósitos en yuanes en Hong Kong casi se duplicaron llegando a los 630.000 millones. Los pagos totales manejados por los bancos de Hong Kong desde el comienzo del proceso en 2009 superan ya los dos billones de yuanes.

El modelo ultraliberal vigente en el territorio no ha cambiado en absoluto. No obstante, Hong Kong se enfrenta a una disminución de su importancia estratégica para China que busca construir nuevos puertos y ampliar las operaciones con el exterior, lo que significa distanciarse de las actividades realizadas tradicionalmente a través de Hong Kong, quien, a pesar de todo, sigue manteniendo un papel líder en la zona y llevando la iniciativa en materia de integración económica.

Los desencuentros se reflejan en lo social y en lo político. El turismo continental (unos 28 millones en 2011) representa aproximadamente el 60% del total de los visitantes y ha originado severos choques con los residentes a causa de su conducta de “nuevos ricos” y mala educación.  Por otra parte, el hecho de que decenas de miles de mujeres chinas se desplacen cada año a Hong Kong para sortear la política del hijo único provoca numerosas quejas. Según las estadísticas, de los 88.000 bebés nacidos en Hong Kong en 2010, la mitad fueron hijos de mujeres de la parte continental. En 2001 se contabilizaban 620. 

Los hongkoneses acusan a los continentales de ser la causa de las alzas de los precios de la vivienda, de las listas de espera en las escuelas, etc., considerando globalmente que peligra su nivel de acceso a servicios básicos. El sentimiento anti-continental es cada vez más notorio entre los jóvenes.

La denuncia de ciertos comportamientos ha dado lugar, por otra parte, a tensiones dialécticas. La confrontación llegó a tal punto que las autoridades de la Universidad de Beijing debieron pedir a sus profesores y estudiantes que se abstuvieran de hacer comentarios poco civilizados. Un profesor de este centro se refirió  a los hongkoneses calificándolos de bastardos y perros en respuesta a un video en el que regañaban a una mujer continental por violar las normas que prohíben comer en el metro. El 1 de febrero de 2012, el diario Apple Daily publicaba un anuncio en el que se podía leer: “¡Los hongkoneses ya hemos aguantado bastante!”.

Por otra parte, ciertamente ha habido intentos de restringir las libertades públicas. En 2003, miles de ciudadanos se manifestaron en contra del desarrollo legislativo del artículo 23 de la Ley Básica que contempla la posibilidad de dictar normas para “prohibir cualquier acto de traición, secesión, sedición o subversión contra el Gobierno Popular Central”. En 2005 llegaron las secuelas: Tung Chee-Hwa, el primer jefe de la RAEHK, adujo motivos de salud para dimitir.

 Como cabía esperar, en el orden político, las expectativas se han centrado en dirimir los avances que China estaba dispuesta a consentir en orden a la universalización del sufragio directo en la totalidad de los procesos electivos. Los demócratas presionaron al gobierno central para lograrlo en 2007, circunstancia no prevista en los acuerdos de retrocesión, cosa que recordó Beijing. La posibilidad de una apertura democrática en 2007 había sido ya descartada en 2004, cuando Beijing confirmó que para la elección del Jefe Ejecutivo no habría cambios al menos hasta 2017 y para el Consejo Legislativo hasta 2020.

Las elecciones se realizan bajo la sospecha de corrupción que planea sobre Donald Tsang, el Jefe Ejecutivo saliente, quien se ha visto involucrado recientemente en posibles sobornos que investiga el Consejo Legislativo, y también sobre el favorito sucesor, Henry Tang, en el gobierno desde 2002, acusado de irregularidades urbanísticas. Tang no compite con el demócrata Albert Ho sino con Leung Chun-ying, ex coordinador del Consejo Ejecutivo de Hong Kong, el tercero de los candidatos y según las encuestas favorito de la opinión pública. La “pureza” de moda en Beijing podría inclinar la balanza a su favor. Ahora o en mayo (si hay segunda vuelta).