La Carta 08: oportunidades para la sociedad civil en China

In Análisis, Sistema político by PSTBS12378sxedeOPCH

La publicación, el pasado 10 de diciembre, de la Carta 08 ha despertado el interés de los observadores internacionales. Mientras el gobierno chino detiene a algunos de los impulsores de la Carta, el texto se distribuye masivamente por internet, en un reto más al control del Partido Comunista sobre la información y la opinión pública. La red se ha convertido, para algunos, en una auténtica posibilidad para el desarrollo de una sociedad civil independiente en China. Para otros, las estructuras corporativistas, heredadas de la época maoísta, y el materialismo de la sociedad se erigen aún en obstáculos imbatibles. Paralelamente, el análisis  de alternativas políticas en China es más pertinente que nunca, también dentro del país. La crisis económica global, que sacude a China con fuerza, menoscaba la legitimidad del régimen, basada en el mantenimiento de la estabilidad y el crecimiento. 

Según Perry Link, el traductor al inglés de la Carta (ver New York Review of Books, 15 de enero), la iniciativa se inspira en la Carta 77 con la que intelectuales checos como Václav Havel o Jan Patocka exigieron al gobierno comunista el respeto a los derechos humanos. No es la primera vez que la oposición pro-democrática en los países de la Europa del Este sirve como referente para los movimientos sociales en China. Sin duda, detrás del interés de académicos y observadores en seguir las trazas de una sociedad civil independiente en China se encuentra el ejemplo de países como Polonia, donde la oposición al régimen consiguió construir una verdadera estructura social al margen del Estado, articulada por Solidaridad y la Iglesia católica, que socavó las bases de legitimidad del régimen y aceleró su desarticulación.  

No obstante, treinta años separan el documento checo y el chino. En tres décadas, la coyuntura política y económica internacional ha sufrido enormes transformaciones. La caída del Muro de Berlín, la globalización económica y la revolución en las comunicaciones plantean ahora un fondo totalmente diferente para una iniciativa como la Carta 08. Su difusión a través de Internet supone un reto al control de la información por parte del Partido Comunista Chino. Asimismo, la red permite un seguimiento casi instantáneo tanto de las adhesiones como de su represión. En última instancia, la Carta 08 significa un test para la sociedad china contemporánea cuando se cumplen treinta años del inicio de las reformas. 

La Carta 08: difusión y represión 

El pasado 10 de diciembre salía a la luz la Carta 08.(1) En su prólogo, el documento esboza un análisis histórico de la historia reciente de China. Para sus redactores, los esfuerzos del país para modernizarse chocan con el mantenimiento de un régimen autoritario, que origina corrupción, desigualdad y tensiones sociales, a la vez que reprime la libre participación de los ciudadanos en el juego político. La Carta aboga por el cumplimiento de los compromisos adquiridos en materia de derechos humanos y por un modelo político basado en la democracia liberal occidental.  

El hostigamiento policial a los redactores originales y a algunos de sus primeros firmantes, como Wen Kejian, Zhao Dagong o Zhang Zuhua, se inició incluso antes de la publicación de la Carta. El día 8 de diciembre la policía arrestó al intelectual Liu Xiaobo, quien ya había sido encarcelado tras el movimiento estudiantil de la primavera de 1989. A día de hoy no se tienen noticias de su paradero o estado. En este sentido, la represión sigue los cursos tradicionales en un régimen autoritario, pero se extiende también a nuevos escenarios de contención, como la red. El gobierno sigue de cerca la difusión del texto y cierra blogs y servidores (como bullog.cn). Sin embargo, y a pesar de los riesgos que ello conlleva, el texto suma adhesiones a diario. Su difusión a través del correo, blogs y BBS (tablones de anuncios, muy populares en China) ha sido instrumental en su creciente popularidad. Según el Washington Post (“In China, a Grass-Roots Rebellion”, 29/1/2009), la emergente clase media china, principal beneficiaria del crecimiento chino, y los jóvenes en particular, estarían empezando a firmar el texto, lo que supondría extender finalmente la oposición más allá del ámbito de los intelectuales. 

Sin duda, el tema de fondo, como apuntábamos al principio de este artículo, es la articulación de un movimiento de oposición al régimen autoritario del Partido Comunista Chino. Si como sugiere el Washington Post el texto consigue articular una oposición social que supere las diferencias de clases, Pekín podría encontrarse con un problema importante de legitimidad. 

El momento en el que esto acontece no es baladí. La crisis económica global está golpeando fuerte a China. A los cierres de fábricas y al parón de la construcción privada, que afectan sobre todo a la ingente masa de trabajadores inmigrantes, hay que sumarle el final del famoso crecimiento de dos dígitos, sobre el que el Partido Comunista ha erigido buena parte de su legitimidad. La ‘sociedad armoniosa’, principio rector de la política de Hu Jintao y su primer ministro Wen Jiabao, puede estar llegando a un momento de colapso, en el que esta sociedad ya no pueda, o quiera, ignorar por más tiempo las carencias estructurales del país, sobre todo en términos de sanidad, seguridad social y medio ambiente. 

Cabe preguntarse hasta que punto la Carta 08 supone una alternativa real para un movimiento social de oposición y una amenaza al régimen. El 29 de enero se contabilizaban 3.943 firmas, lo que en un país de más de 1.400 millones es sin duda insignificante. Aún más, como destaca el influyente blogger Roland Soong desde Hong Kong, (2) el texto está lejos de articular una verdadera alternativa política; los principios del texto serían, para Soong, demasiado abstractos y no podrían  aglutinar las energías de los diferentes estratos sociales chinos. 

Sociedad civil e internet 

Más allá de las demandas concretas del texto (equidad, libertad de expresión, culto y asociación, reforma fiscal), la Carta 08 significa un paso adelante en la evolución del diálogo social alrededor de Internet. Para numerosos académicos, la red constituye la primera oportunidad real en este sentido. Ello es así porque Internet es capaz de circunvalar los obstáculos burocráticos y los lastres ideológicos que entorpecen el asociacionismo en China.  

Durante mucho tiempo, el modelo corporativista ha servido para explicar la estrecha vinculación del Partido y las organizaciones sociales, hasta el punto de imposibilitar el surgimiento de una sociedad civil independiente de tradición europea, según el modelo planteado por Haebermas. Para académicos como Jonathan Unger, por ejemplo, la estructura maoísta de línea de masas continúa, en efecto, transformada en un modelo vertical corporativista, por el que el gobierno mantiene el control sobre las organizaciones mientras ofrece controladas opciones de participación social.  

Sin embargo, los defensores del rol de Internet y las nuevas tecnologías destacan su papel formativo y su sutil pero creciente influencia en la ampliación de la participación social. Guobin Yang, en la actualidad uno de los máximos especialistas en el desarrollo de la sociedad civil a través de Internet, ha analizado la influencia de la red en la articulación de protestas sociales concretas y en cambios legislativos. (3) Ejemplos significativos de ello son el caso de la presa del río Nu en Yunnan, o las protestas tras la muerte en detención del estudiante inmigrante Sun Zhigang. Aplicando un concepto de Tony Saich (4), Yang destaca como las organizaciones ‘negocian’ con el estado sus niveles de participación política. Si bien observan con cautela los límites de lo permitido, sus actividades sirven para expandir dichos límites.(5) A la vez, la participación en asociaciones y organizaciones sociales sirve de ‘escuela’ en valores alternativos de práctica democrática. 

 Conclusiones 

Dejando a un lado el debate sobre la viabilidad y adecuación de ‘importar’ el modelo occidental de democracia a China, tal y como defienden tanto los redactores de la Carta como buena parte de la opinión internacional, la Carta 08 pone sobre la mesa cuestiones de práctica política que requieren inmediata atención por parte del gobierno chino. Tras el espectáculo de los Juegos Olímpicos de Pekín y el crecimiento sostenido de las últimas décadas, China se enfrenta a desafíos estructurales que pueden suponer su definitiva consolidación o su derrumbe.  

Seguramente, lo que consiga aglutinar las adhesiones de campesinos, cibernautas adolescentes, abogados y antiguos miembros del Partido no sea estrictamente las demandas de la Carta, sino el creciente estado de descontento con los resultados de la reforma a nivel social. El desamparo de millones de ciudadanos frente a las fuerzas del mercado y las crecientes incongruencias de una apertura rígidamente controlada unifican las nuevas clases sociales alrededor de una serie de agravios comunes. Sin duda, la crisis económica supone una prueba para el experimento chino. La sociedad de mercado con características socialistas necesita desarrollar mayor flexibilidad e instrumentos de retroalimentación si quiere que su crecimiento económico sirva para construir una sociedad estable.

 Xavier Ortells es candidato a Master en Estudios Regionales de Asia Oriental por la Universidad de Columbia, Nueva York


(1) Para el texto de la Carta 08, ver http://www.canyu.org/n4460c6.aspx (chino),   http://www.nybooks.com/articles/22210 (inglés), http://www.charta77.org/08ch08cn/carta08.htm (italiano). En castellano, en www.politica-china.org

(2) EastSouthWestNorth: http://www.zonaeuropa.com/20090111_1.htm

(3) Ver por ejemplo, Guobin Yang, “The Internet and Civil Society in China: a preliminary assessment”. Journal of Contemporary China (2003), 12(36), August, 453–475

(4) Tony Saich “Negotiating the State: The Development of Social Organizations in China”. The China  Quarterly, No. 161, (Mar., 2000), pp. 124-141

(5) Kevin O’Brien (“Neither transgressive nor contained: boundary-spanning contention in China”. Mobilization: An International Journal, 2003, 8 (1): 51-64