La interminable guerra ideológica contra China

In Noticias, Sistema político by PSTBS12378sxedeOPCH

La suma de un millón 400.000 dólares es lo bastante atractiva como para permitirle a Occidente iniciar una guerra ideológica contra China, al concederle el premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo. Era algo que se veía venir.


Si Liu no hubiera sido seleccionado, había otros candidatos chinos en la preselección, incluyendo a Rebiya Kadeer, Hu Jia y Wei Jingshen.


Occidente continuará enfilando su guerra ideológica hacia China. Tal parece que sólo la manera occidental de hacer las cosas es válida y que todos los demás en el mundo deben adoptar tales actitudes. En las mentes de algunos occidentales, aunque China crezca y se desarrolle a un nivel avanzado, aún deberá plegarse a la ideología occidental.



La democracia que Occidente está intentando exportar a otros países aboga por la libertad de opción. ¿Por qué entonces Occidente se desgañita proclamando libertades individuales, a la vez que descarta la diversidad política entre distintos países?



Tal parece que Occidente no respeta la individualidad de otras sociedades cuando intenta extender sus sistemas políticos a otras áreas del mundo. Todo indica que sólo le interesa conseguir el asentimiento total y apoyo incondicional de otras naciones con diversos puntos de vista.



Sin embargo, en ciertas coyunturas, derivadas de puros intereses políticos, Occidente ha apoyado a gobiernos autoritarios.



China ha adoptado mucho de la sabiduría occidental desde su apertura. Pero rechaza occidentalizarse. Su sueño es rejuvenecer la civilización china. Cuanto más aprende China de Occidente, más confiada se siente en su propia cultura.



Una China en despegue con principios básicos diversos perturba a Occidente, hoy sumido en graves problemas económicos. Fomentar el descrédito de China es una manera de apuntalar la superioridad moral del mundo desarrollado, manteniendo así sus privilegios, lo cual se traduce en un notable espaldarazo a sus intereses creados.



El premio Nobel de la Paz no es una voz solitaria. De hecho es parte de un gran coro al que contribuyen varias ONGs, entidades económicas y organizaciones internacionales que responden a la batuta del mundo desarrollado. Su esperanza es constreñir el crecimiento de China, a la cual presionan en procura de conseguir más concesiones económicas. Incluso esperan que en algún momento China sucumba ante el empuje de la cruzada ideológica occidental.



Desde la amenaza del buscador virtual Google de marcharse de China, a principos de este año, hasta la reciente concesión del Nobel de la Paz a un convicto chino, todo demuestra que la guerra ideológica contra China está lejos de haber concluido. Pueblo en Línea



14/10/2010