PCCh actúa para solucionar disputas por tierras ante crecientes protestas

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BEIJING, 9 nov (Xinhua) -- Después de haberse convertido en el único partido gobernante del país hace 63 años, el Partido Comunista de China (PCCh) ahora dirige su mirada hacia sus inicios en su camino hacia el poder nacional: la solución de los problemas de tierras de los agricultores.


En la presentación de su informe ante el XVIII Congreso Nacional del PCCh el jueves, el presidente chino Hu Jintao exhorta al Partido a que reforme el sistema de expropiación de tierras e incremente la parte de ganancias que reciban los agricultores por el valor de la tierra.

«Debemos dar más a los agricultores y tomar menos de ellos», señaló Hu al Partido en su discurso durante la inauguración del congreso, ceremonia transmitida por televisión a todo el país el jueves.

Hu prometió que el PCCh garantizará el intercambio equitativo de factores de producción y equilibrará la asignación de recursos públicos entre áreas urbanas y rurales.

El compromiso, el primero de su tipo que hace el PCCh en sus informes al Congreso Nacional, surge en un momento en el que han surgido protestas masivas de agricultores por la incautación de tierras en múltiples aldeas del país en últimos años.

La reforma del sistema de expropiación de tierras, si se lleva a cabo como se ha prometido, significa que el gobierno de China ya no sacrificará los derechos de propiedad de los agricultores para reducir el costo de la industrialización y de la urbanización del país.

De acuerdo con el sistema de tierras existente en China, las colectividades rurales, generalmente un comité de aldea rural, más que los propios agricultores, son dueñas de la tierra en áreas rurales, un arreglo sistemático que se adoptó en China después de varias reformas territoriales impulsadas por el PCCh, las que lo llevaron al poder nacional.

Los historiadores creen que el amplio apoyo que alguna vez tuvo el PCCh de parte de los agricultores fue una de las claves mágicas que lo convirtió en el partido gobernante de China después de confiscar las tierras a los terratenientes y de asignarlas a los campesinos gratuitamente en la era de la revolución.

El fallecido líder chino Mao Zedong atribuyó el ascenso del PCCh al poder nacional a una estrategia de «utilizar las áreas rurales para rodear las ciudades».

La reforma y la apertura, que catapultó a China hacia su actual posición como la segunda mayor economía del mundo, también se originó en la aldea de Xiaogang, en la provincia oriental de Anhui, donde los agricultores contrataron en secreto tierras agrícolas de la colectividad en 1978, cuando la mayoría de las aldeas en el país aún luchaban por sobrevivir en las granjas colectivas.

La práctica en la aldea Xiaogang después fue aplicada al resto del campo, mientras las colectividades rurales distribuyeron los derechos de uso de la tierra a través de contratos de «administración familiar» por 30 años.

De acuerdo con las leyes existentes, el Estado puede nacionalizar las tierras de propiedad colectiva por razones como los «intereses públicos» y transferir tierras agrícolas para uso industrial y de construcción.

Para construir más casas para los trabajadores migrantes que inundan las ciudades y los pueblos en medio de la rápida urbanización del país, los gobiernos locales expropiaron terrenos de agricultores a lo largo de los años, y los vendieron a desarrolladores industriales y de viviendas, pero indemnizaron a los residentes rurales con cantidades muy bajas.

Además, los agricultores son privados de cualquier ganancia en el valor de la tierra después de que sus tierras agrícolas son expropiadas, lo que genera un creciente descontento y quejas de los agricultores, incluyendo a los que viven en la aldea Wukan, en la ciudad de Shanwei de la provincia meridional de Guangdong.

Hace un año, Wukan ocupó los titulares internacionales cuando los residentes de la pequeña aldea realizaron tres olas de mítines de gran escala a lo largo de cuatro meses en contra de la supuesta expropiación ilegal de tierras por parte de funcionarios de la aldea, de la corrupción y de las violaciones a las leyes sobre financiamiento y elecciones.

«En el actual sistema de expropiación de tierras, los agricultores están casi excluidos de los beneficios por la apreciación del precio de las tierras», comentó Xu Xiaojing, director del Departamento de Investigación de Economía Rural del Centro de Investigación sobre Desarrollo, un grupo de consultoría del gobierno adscrita al Consejo de Estado, el gabinete de China.

Mencionó que los actuales estándares de indemnización para la expropiación de tierras son demasiado bajos, lo que limita a los agricultores a recibir las ganancias de los aumentos en los precios de la tierra.

«De hecho, los agricultores que pierden sus tierra han sido dejados fuera del proceso de industrialización y urbanización de China», expresó Xu, «esto es absurdo».

En muchas aldeas, los habitantes usualmente consiguen pagos de entre 450.000 yuanes (alrededor de 75.000 dólares USA) y 750.000 yuanes por cada hectárea de tierras agrícolas expropiadas, pero los gobiernos locales pueden obtener millones de yuanes en subastas por hectárea de tierras rurales.

Yang Yuying, una agricultora que vive en los suburbios de Hefei, capital de la provincia de Anhui, fue una de las víctimas de tan injusto sistema de expropiación de tierras en el país.

Yang y su familia fueron indemnizados con menos de un millón de yuanes, y con una casa de 90 metros cuadrados por la expropiación de sus tierras por parte del gobierno local.

«La indemnización parece mucho dinero, pero perdimos nuestras tierras y no podemos gozar del mismo trato en empleo, atención médica y educación que los residentes urbanos», señaló Yang.

«Nuestras vidas no tienen garantía, incluso mi hijo tiene que pagar cuotas adiconales para ir a la escuela en la ciudad. Todo eso es muy irritante», expresó.

Debido a que la urbanización en China ha llevado a más de la mitad de los 1.300 millones de habitantes chinos a las ciudades y pueblos, muchos agricultores como Yang ven expropiadas sus tierras por parte de gobiernos locales sin recibir una adecuada indemnización, lo que genera un caldo de cultivo para la aparición de disturbios en el país.

«El trato injusto que los agricultores enfrentan en caso de expropiación de sus tierras es el principal motivo de quejas y de malestar social en el país», dijo Wang Kaiyu, sociólogo que ha llevado a cabo investigaciones de campo en las áreas rurales de China durante largo tiempo.

«Para reformar el sistema de expropiación de tierras, el gobierno debe elevar apropiadamente las indemnizaciones excepcionales a los agricultores, pero lo más importante, establecer un mecanismo para garantizar sus vidas a largo plazo», opinó Wang.