Desde de que los líderes del PCCh se comprometieron a reducir las extravagancias y promover la austeridad, muchos funcionarios públicos han sido apartados de los banquetes en restaurantes de lujo. Sin embargo, algunos han seguido malversando fondos en clubes privados o incluso en las cantinas gubernamentales, señala un artículo firmado por He Yong.

El texto hace referencia al descontento popular ante este tipo de prácticas, denominadas «extravagancias de bajo perfil».

El artículo publicado en la primera página del rotativo señala que se ha tenido noticia de algunas tácticas empleadas para eludir la supervisión, entre ellas la celebración de recepciones de sauna en casas de campo o el uso de etiquetas de agua mineral en botellas llenas de licores de lujo.

Puesto que la raíz de este problema se encuentra en los abusos de poder, la solución fundamental debe ser el control estricto del uso del poder, opina He.

Los estilos de vida extravagantes de los funcionarios públicos están siendo corregidos siguiendo los requerimientos del liderazgo del PCCh, pero estos problemas emergentes han recordado a las autoridades la necesidad de contener estrictamente el poder «dentro de la cerca de la supervisión» y «la jaula de la regulación», asevera el autor del artículo.

Además, este mecanismo de control debe ser duradero para que la corrupción no sólo sea detectable sino también imposible, indica el texto.