Un lustro por delante

In Análisis, Sistema político by PSTBS12378sxedeOPCH

El XVII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), a celebrar este otoño, tiene ante sí un desafío clave. Además de responder a los requerimientos programáticos y doctrinales que exige el particular momento de la reforma, buena parte de la agenda debe pensar ya en 2012, es decir, debe ir un lustro por delante para sentar las bases de lo que será la transición de la cuarta a la quinta generación de dirigentes.

En los meses precedentes, en los que se ha procedido a la renovación de la estructura territorial de dicha formación, el mensaje de renovación ha sido claro, garantizando, por imperativa orden del departamento de organización del Comité Central, la habilitación de cupos etarios que abran paso a dirigentes más jóvenes, con más formación y mayores ambiciones, a la altura del compromiso que requiere la estabilidad del país y la apuesta por el giro social que promueve Hu Jintao.

No cabe esperar sorpresas en el Congreso que afecten a la línea general, sintetizada en gran medida en las conclusiones del pleno de otoño último del Comité Central, enriquecido con el discurso pronunciado por Hu Jintao en la Escuela Central del Partido el pasado 25 de junio. Poco o casi nada se sabe de la futura dirección del PCCh, en especial, del Comité Permanente del Buró Político. Cabe imaginar que a este selectísimo sanedrín le afecte también la política de reducción aplicada a nivel territorial. Hoy, después del fallecimiento de Huang Ju, cuenta con ocho miembros. De ellos, atendiendo a razones de edad, la mayoría deben abandonar el organismo. Es probable que en él solo queden Wen Jiabao, Li Changchun y el propio Hu Jintao. Y su número puede quedar reducido a un máximo de cinco o siete personas.

Entre los candidatos a la incorporación figuran Wang Zhaoguo (1941), ex primer secretario de la Liga de las Juventudes Comunistas, auténtico vivero de cuadros de Hu Jintao, y actual responsable de la Federación Nacional de Sindicatos Chinos, lo que vendría a simbolizar el giro social de la reforma. En la lista también se incluyen a He Guoqiang (1944), del departamento de organización del Comité Central; Zhou Yongkang (1944), ministro de seguridad; o Liu Yunshan (1948), responsable de propaganda.

En el reajuste, Hu Jintao buscará disponer de las manos libres para preparar su propia sucesión. Será la primera vez que esta delicada tarea se acometa sin la presencia de ninguna sombra veterana vigilante. En su día, la elección de Jiang Zemin o del propio Hu Jintao contó con la anuencia y el espaldarazo de Deng Xiaoping. Jiang Zemin está muy lejos de desempeñar ese papel y sus propios validos en la cúpula del PCCh se hallan en franca retirada. Tampoco Hu se asoma a la capacidad de influencia y de respeto que ha podido la suscitar la figura de Deng.

Entre los integrantes del próximo Comité Permanente del Buró Político debe figurar el que será secretario general del PCCh a partir de 2012 y, en principio, hasta 2022. Se trata, pues, de una elección de gran importancia. Además de compartir el discurso político general, debe ser capaz de congregar los consensos internos que alejen los temores a la división y el enfrentamiento fratricida que tanto han dañado la estabilidad del Partido y del país en el pasado.

La lista de candidatos posibles es muy amplia. Las quinielas abundan por doquier, aunque su fundamento es muy relativo. Uno de los favoritos pudiera ser Li Keqiang, de 52 años, jefe del partido en la provincia norteña de Liaoning. Pero también puede citarse a Li Yuanchao, de 56 años, jefe del partido en Jiangsu; o Wang Yang, de 52 años, jefe en Chongqing; o Wang Anshun, también de 52 años, jefe adjunto en la capital. También podría incluirse a Bo Xilai, de 59 años, actual ministro de comercio; o Zhang Gaoli, de 52 años, jefe del Partido en Tianjin; o Xi Jinping, de 53 años, sustituto del destituido y expulsado Chen Liangyu, al frente del Partido en Shanghai. Sea quien sea el elegido por la cúpula, le espera una ardua tarea para deshacerse de los muchos rivales que, a buen seguro, se apuntarán a la carrera. La inmensa mayoría de los chinos malamente podrán seguir el espectáculo, y menos participar.