El tema de la seguridad en las minas chinas (China Daily)

In Noticias, Sociedad by PSTBS12378sxedeOPCH

Felicidades a los 33 mineros chilenos. Su escape de la muerte constituye poco menos que un milagro.


Congratulamos asimismo a sus salvadores. Desde el diseño de la operación, todo el proceso de rescate se produjo sin fallas y con una alta dosis de eficiencia.


El positivo final de un trágico accidente en una mina a 700 metros bajo tierra, que se logró con notable antelación a lo programado, es el resultado de la esperanza, del amor, de la ciencia, del trabajo en equipo, del poder de la fuerza de voluntad y de una bien aceitada maquinaria organizativa.



Al otro lado del Pacífico compartimos la alegría por la concluisón de una operación de rescate perfecta.



Pero junto al jolgorio por el feliz desenlace en Chile, en muchos surge una interrogante: ¿Qué habría pasado si el accidente se hubiera producido en una de nuestras minas?



No estamos realmente seguros.



No es que dudemos de la capacidad profesional de nuestros rescatistas y científicos, o de la eficacia de nuestro Gobierno para organizar respuestas de emergencia, o de la fuerza de voluntad de nuestros mineros.



De hecho, hemos visto cómo decenas de ellos han sido sacados de las profundidades después de quedar atrapados por largas horas. Nuestras autoridades y rescatistas profesionales han demostrado una capacidad impresionante últimamente para enfrentar desastres similares.



Sin embargo, como bien han observado muchos, existen al menos dos barreras obvias que pueden conspirar contra un final feliz para un accidente en China: No existe nada parecido a un refugio de emergencia en la mayoría, o quizás en ninguna, de nuestras minas; y el nivel de conciencia sobre las medidas de seguridad se mantiene asombrosamente bajo entre nuestros mineros y dueños de minas. Los 33 mineros chilenos no habrían podido sobrevivir tampoco sin estos dos factores.



No podemos menos que desear encarecidamente que las exhortaciones de la prensa para que se instalen refugios de emergencia en nuestras minas, o que incluso se adopten las medidas ideales de seguridad, no sigan cayendo en oídos sordos.



La promoción de la seguridad y la inversión en más dispositivos que garanticen la seguridad se puede lograr con mayor facilidad en el sector estatal. Pero durante años, los sitios privados de explotación minera han sido los principales focos de accidentes fatales.



Los dueños de minas privadas son también tristemente famosos por su indiferencia hacia las medidas de seguridad y a las instrucciones del Gobierno para incrementar los niveles de seguridad laboral.



De cara al expediente de negligencias que ha acumulado el sector privado, se impone una enérgica intervención del Gobierno, de modo que se garantice una seria adopción de medidas.



Para ser justos con las autoridades más altas, es preciso admitir que las mismas han publicado incontables órdenes para que se apliquen las garantías de seguridad laboral. En una reciente decisión que demuestra el desesperado apremio del Gobierno por garantizar que quienes detentan poder conviertan la seguridad en alta prioridad, las autoridades han exigido a los funcionarios principales de las empresas mineras que bajen a las minas regularmente junto con los mineros.



Necesitamos pruebas de que dichos responsables están haciendo algo realmente.



Los responsables de minas, que suelen tener por brújula la ganancia a toda costa, no actuarán apropiadamente hasta que les quede claro que no podrán esperar que el Gobierno los siga tratando con guantes de seda. (Pueblo en línea)




18/10/2010