El verdadero nivel de desarrollo

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La enorme brecha que hoy existe entre los ingresos y servicios de seguridad social de las áreas urbanas y rurales constituye un importante indicador de dónde se ubica China en la actualidad. Por Liu Shijin


Estadísticas del Banco Mundial indican que el PIB per cápita de China fue de solamente $3.744 en 2009, muy por debajo del promedio mundial de $8.598. Esa cifra representa menos de una décima parte del de Estados Unidos, Japón y algunas otras economías desarrolladas. El consumo per cápita del país fue de $1.306 el mismo año, muy inferior al promedio mundial de $5.093, equivalente a 4.0% del de EEUU y 5.5% del de Japón.


En notable contraste con el desarrollo equilibrado de los países industrializados, el desarrollo económico de China se distribuye irregularmente entre las áreas urbanas y rurales y entre diversas regiones. Sus per cápitas de ingresos disponibles y consumo entre residentes rurales, por ejemplo, son menos de la mitad del de sus contrapartes urbanas. Comparada con las áreas urbanas, la red de la pensión rural del país no cubre a gran cantidad de residentes y su gasto en salud es también mucho más bajo que el de las zonas urbanas.





El consumo de artículos de lujo ha crecido rápidamente en estos últimos años, lo que algunos occidentales han citado como muestra de que China es un país desarrollado. Sin embargo, en vez de ser un símbolo de su prosperidad, el crecimiento del consumo suntuario es evidencia de la creciente brecha entre los ricos y los pobres. Antes de 2009, el país calculó que aún hay 36 millones de personas viviendo en la pobreza. Si se hicera la estadística según patrones de la ONU, los chinos en esa situación llegarían a 150 millones, y más aún se se aplicaran las pautas de los países desarrollados.





Las reservas extranjeras de China, que ahora exceden los $3 billones, también son consideradas por algunos como muestra de la condición desarrollada del país. Sin embargo, a diferencia de las economías desarrolladas, las reservas extranjeras oficiales de China no se pueden asumir como su riqueza nacional o réditos fiscales, como muchos creen. Adquiridas por el banco central de China, a través de bancos comerciales u otros canales, estas reservas extranjeras han aumentado los pasivos en yuanes, a la vez que devenían activos del banco central. Sin embargo, este enorme volumen de activos no se puede utilizar ni como riqueza nacional, ni para desembolsos financieros.





Comparadas con el nivel de algunos países desarrollados, las reservas extranjeras per cápita de China todavía mantienen un bajo nivel, de $2.140 en 2010, alrededor de una cuarta parte de la de Japón. De hecho, para los emisores de divisas internacionales en EEUU y Gran Bretaña, las reservas extranjeras no son un índice que refleje la riqueza nacional. Por ejemplo, el volumen de dólares que circulan dentro de EEUU supera el volumen total de reservas extranjeras de todos los países combinados.





Las siempre crecientes reservas externas de China tampoco han cambiado en su falta de capacidad para promover la inversión de cara al exterior. Para 2009, el volumen de salida de inversión directa del país era de $245.750 millones, o sólo 1,3 por ciento del total mundial. Sin embargo, la inversión extranjera directa en China durante el mismo período fue mucho más grande, agregándose a su cuantiosas reservas extranjeras.





La carencia de capacidad para la inversión exterior hace de China un país que solamente puede comprar algunas deudas nacionales extranjeras de bajo rédito, a diferencia de lo que han hecho países desarrollados, que se han beneficiado más de su inversión exterior directa a gran escala.





La escala económica de China sólo es superada por EEUU y la brecha entre ambos países disminuirá aún más, considerando el ímpetu actual del desarrollo económico de China y la depreciación continua del dólar. Pero eso no cambiará la realidad del reducido potencial económico per cápita chino, además de que se necesitará mucho tiempo para mejorar los niveles de vida del pueblo.





A medida que amplíe su escala económica, China deberá acometer de modo inevitable más responsabilidades internacionales y desempeñará un papel más destacado en la arena mundial. Sin embargo, un mayor cúmulo de responsabilidades no alterará su realidad económica como país en desarrollo ni su poderío nacional.(Pueblo en Línea)





07/06/2011

El autor es subdirector del Centro de Investigaciones sobre Desarrollo del Consejo de Estado. Este artículo apareció primero en la más reciente edición de la revista Qiushi.