Hagamos frente unidos al terrorismo global

In Análisis, Sociedad by PSTBS12378sxedeOPCH

         Recientemente, el terrorismo ha mostrado una tendencia preocupante en todo el mundo. Violentamente, han sido atacados la sede de la revista satírica francesa «Charlie Hebdo», pueblos nigerianos, una escuela de Peshawar en Pakistán, o la estación de tren de Kunming, en China, entre otros.

         Aunque en apariencia estos ataques no están directamente relacionados, es necesario hacer frente de manera conjunta a la amenaza del terrorismo global.

         Como todos sabemos, el Estado  Islámico, Al-Qaeda, el Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (ETIM, siglas en inglés) y otras fuerzas terroristas forman parte, sin exclusión, de un movimiento terrorista internacional. El terrorismo actual ya no está aislado completamente, sino que actúa en forma de redes violentas con frecuencia entrelazadas entre sí.

         Por ejemplo, con frecuencia, los extremistas islámicos y terroristas del ETIM  o se unen o siguen los pasos del Estado Islámico (EI) y de otras fuerzas terroristas para participar en guerras o conflictos. Si uno necesita recursos “humanos” para su yihad,  el otro requiere capacidad de combate para su objetivo separatista. Ambos simpatizan mutuamente. 

Además, en los últimos años, a medida que se intensifica la represión de las fuerzas policiales contra los grupos terroristas, estos procuran refugio en el exterior del país,  intensificando el «intercambio» entre las diferentes fuerzas terroristas.  

Por eso,  es necesario que los Estados tomen medidas para prevenir que en momentos críticos las fuerzas terroristas lancen ataques desde distintas partes, ya sea desde el territorio nacional o el extranjero. 

De hecho, esta evolución significa que el terrorismo se está globalizando, articulándose en forma de redes. Por ejemplo, el EI creció rápidamente para convertirse en el primer «cáncer» de dimensión planetaria en la lucha contra el terrorismo en el mundo. 

         Por su parte, Al Qaeda se ha restablecido, regresando a Asia Occidental, África del Norte y otros lugares. Asimismo, las ideas extremistas confunden a la juventud europea y el terrorismo toma carta de naturaleza en Occidente.

          En consecuencia, «Boko Haram», el  Shabab somalí y otras organizaciones terroristas son cada vez más poderosas,  lo que  agrava las convulsiones de África.

          El ETIM y otras fuerzas del Turkestán Oriental, dentro y fuera de territorio chino, ponen en peligro la estabilidad social del país, tratando de separar la Región Autónoma de Xinjiang, al tiempo que fomenta las actividades religiosas extremistas y el terrorismo. 

        Como señaló el diario francés «Le Figaro» en un artículo, hemos entrado en la etapa del «terrorismo wiki», en una alusión a las similitudes entre el modus operandi de los ataques terroristas y la confección de la «Wikipedia». Así, cualquier terrorista, aun sin tener nada que ver directamente con organizaciones terroristas, puede emprender una acción por cuenta propia en nombre de la organización «Al Qaeda». 

        Frente a los nuevos desafíos que caracterizan esta nueva situación, la sociedad en su conjunto debe seguir siendo racional y objetiva, evitando los comportamientos colectivos que puedan agravar la situación. Tras el ataque contra la revista «Charlie Hebdo», se produjeron incidentes de represalia contra algunas mezquitas, actitudes que pueden reforzar a las organizaciones terroristas. 

        Sin embargo, en el caso «Charlie», lo cierto es que los terroristas se aprovecharon de la religión y del multiculturalismo para promover un conflicto sangriento, en el que las víctimas fueron fieles de buen corazón y ciudadanos comunes y corrientes.  

        Si la sociedad llega a equiparar simplemente religión y terrorismo, incluso tomando represalias, entonces el ataque a la revista Charlie Hebdo nos conduciría al odio entre la comunidad musulmana y la comunidad en general, y ese odio servirá como aliciente común para el desarrollo de las raíces del terrorismo,  el separatismo étnico y el extremismo.  

        Por otra parte, todos los países deben trabajar mano con mano y de buena fe para lograr una cooperación internacional eficaz.  En el ataque al semanario  «Charlie Hebdo»,  Amedy Coulibaly, quien en colaboración con los hermanos Chérif y Said Kouachi perpetraron los ataques terroristas a la sede de dicha revista francesa, declaró su  lealtad al «Estado islámico»; después, al-Qaeda en Yemen admitió la planificación de los ataques. Es obvio que los grupos terroristas, moviéndose como pez en el agua de la globalización, están inextricablemente entrelazados. Ningún país es inmune. Cualquiera puede ser el próximo objetivo de los terroristas.

        Así, ante las actividades terroristas, sin importar dónde se producen o de si las protagoniza el EI, Al Qaeda, Boko Haram, o las fuerzas del ETIM, debemos tener empatía para enfrentar juntos el desafío y evitar los dobles estándares. Es bueno que los diferentes países  fomenten el intercambio de información de inteligencia, unifiquen criterios de regulación financiera, refuercen el control de las fronteras, la lucha contra el comercio ilegal de armas y el combate contra el terrorismo cibernético.