La tarea más dura para China: equilibrar el mercado inmobiliario

In Noticias, Sociedad by PSTBS12378sxedeOPCH

Los precios de la vivienda en China están por los cielos, ante lo cual nos preguntamos con frecuencia si las recientes acciones reguladoras del Gobierno lograrán enfriar el recalentado mercado de bienes raíces.


Después de que las autoridades centrales publicaran una serie de nuevas pautas para contener la compra especulativa de viviendas y el acaparamiento ilegal de apartamentos en venta, el mercado parece mostrar cierto titubeo. La Bolsa de Valores de Shanghai respondió con un descenso significativo, como demostró su cierre ayer en su punto más bajo de un mes.


En China, nada es tan importante como un apartamento. Para las parejas jovenes, un piso equivale a un hogar en el cual comenzar una nueva familia por su cuenta. Para los mayores, la posesión de la propiedad puede ser una garantía de seguridad financiera.



Para los individuos y las empresas, las propiedades inmobiliarias pueden servir como inversiones. Y para la economía china en su sentido más amplio, el mercado inmobiliario se considera a menudo como indicador de la salud económica de la nación.



Todo el esto deja al Gobierno con la tarea casi imposible de equilibrar los intereses dispares de este variopinto conglomerado.



Un descenso dramático en los precios de la vivienda, algo que ahora mismo parece inverosímil, podría sonar atractivo, pero los apartamentos todavía estarían fuera del alcance de mucha gente. Además, una caída de precios podría accionar omisiones de pagos por préstamos, algo que que pondría en peligro a todo el sistema bancario.



En vista de la porción que el mercado inmobiliario ocupa dentro de la economía nacional – sin mencionar los muchos puestos de trabajo que el sector proporciona – queda claro que el Gobierno de China no tiene muchas otras opciones que no sean las de evitar fluctuaciones agudas en el precio de la vivienda.



Los bajos ingresos del chino de a pie y las limitadas oportunidades de inversión para los ricos han generado el mayor dilema que encara China hoy. El Gobierno debe hilar con sumo cuidado para asegurar una distribución más justa de la riqueza y, a la vez, mantener el crecimiento estable de la economía.



La vivienda, sin embargo, es un caso diferente al de otros bienes. Los chinos comunes y corrientes tienen derecho a un lugar donde vivir. Por tanto, el Gobierno tiene la responsabilidad de ayudar a las personas de bajos ingresos a alcanzar su sueño de tener un hogar propio.



Los países europeos, mediante un proceso de tanteos en el que no estuvieron exentos de errores, han encontrado una solución para suministrar viviendas más asequibles, y para ofrecer políticas de apoyo a los arrendatarios. EEUU y Japón, por otra parte, se mantienen como recordatorios de las consecuencias económicas desastrosas que pueden derivarse de la explosión de las burbujas inmobiliarias.



La regulación del mercado inmobiliario es una tarea a largo plazo para las autoridades centrales del país. La urbanización aún vive su proceso de reacomodo, desarrollándose a una escala enorme, mientras crece la brecha de ingresos. Incluso si la última ronda de regulaciones tiene éxito en estabilizar los precios de propiedad temporalmente, esto sería apenas el comienzo de otra competencia de fuerza entre los diversos sectores interesados.



El alza acelerada de los precios de la propiedad ha alimentado en el chino de a pie la sesanción de que le ha tocado bailar con la más fea. Hay mucho en juego en el mercado inmobiliario, tanto para los individuos como para todo el país.




Teniendo en cuenta esta realidad, no es ninguna exageración afirmar que el equilibrio del mercado inmobiliario de China es la tarea más difícil que su Gobierno encara en la actualidad. (Pueblo en Línea)