Población flotante, sistema inmóvil

In Análisis, Sociedad by PSTBS12378sxedeOPCH

En la China del siglo XXI, el sistema del hukou ha quedado caduco. En el marco de las reformas económicas iniciadas a finales de los años 70, la abundante mano de obra ha jugado un papel fundamental. Sin embargo, las restricciones derivadas del denominado sistema de registro familiar o hukou han limitado la influencia positiva del crecimiento económico sobre la calidad de vida, principalmente, de la población rural. 

En la China de Mao, este sistema permitía controlar los movimientos de la población e influía muy directamente sobre la vida diaria de las personas. Bajo la regulación anterior a 1980 si bien un cambio de residencia rural a rural era fácil, de rural a urbana era extremadamente difícil. Se podía viajar, pero no había acceso al trabajo, servicios sociales, educación o incluso comida en otros lugares diferentes al del hukou del viajero. Los viajes requerían permiso previo y el sistema de racionamiento obligaba a presentar en las tiendas o restaurantes los cupones (el liangpiao, una especie de cartilla de racionamiento) asignados al lugar de residencia y trabajo. Así, el sistema hukou fue un método efectivo de controlar la movilidad espacial y reducir la migración rural-urbana. 

Si bien es cierto que a partir de 1980 el hukou ya no desempeña el papel tan importante de antaño, la permanencia actual de un sistema que limita la libertad de movimiento de la mano de obra supone un impedimento para la localización óptima de los recursos humanos según las necesidades de los lugares en los que es requerida. 

Por otra parte, la promoción de la nueva filosofía de los dirigentes chinos, según la cual “hacerse rico es honorable”, contribuyó al fenómeno de la emigración del campo a la ciudad. La existencia del hukou no impide el desplazamiento de personas pero si establece una clara discriminación entre inmigrantes rurales y ciudadanos urbanos pues los primeros no tienen acceso a los servicios públicos y sociales. Las condiciones de esta población flotante son muy inferiores a las de la población urbana permanente y son, a la vez, presa fácil del crimen, lo que aumenta los prejuicios contra ellos entre la población residente. Asimismo, el envío de remesas de los trabajadores inmigrantes a sus familias (la mayoría procedentes de provincias interiores) ha supuesto un avance en la mejora de la calidad de vida del núcleo familiar. Sin embargo, esta población flotante de más de 200 millones de inmigrantes rurales que se trasladan a las ciudades en busca de empleo ha supuesto un reto para las autoridades gubernamentales locales de las principales ciudades chinas como Beijing, Shanghai o Shenzhen.  

Los problemas que se derivan de esta situación son, principalmente, tres. Primero, la falta de una contabilidad estadística adaptada a dicha población impide una planificación adecuada de los servicios urbanos. Segundo, la presión sobre los servicios urbanos (transporte público, etc.) es mayor de lo que la ciudad puede asumir. Tercero, problemas de gobernabilidad de la ciudad.  

Con todo, a pesar de las promesas de suavizar el sistema de hukou, el gobierno chino ha mantenido un enfoque reactivo ante esta cuestión y los avances se producen muy lentamente. Determinadas modificaciones en el sistema de inscripción del sistema de registro familiar fueron formalmente introducidas de forma gradual desde los noventa. Sin embargo, éstas no han proveído  cambios sustanciales en la precaria situación de la población rural inmigrante, la mayormente afectada, por no cumplir los requerimientos de las nuevas regulaciones. Además, en 2001-2002, las provincias más ricas, como Fujian, Guangdong, Jiangsu y Zhejiang intentaron abolir la distinción entre el hukou agrícola y el no agrícola. En el 2009, las ciudades de Shenzhen y Shanghai también han establecido una mayor flexibilidad en sus regulaciones para la obtención del hukou. Pero no son suficientes y la ambigüedad legislativa afecta muy negativamente, como siempre, a los más desfavorecidos.  

El aumento de la brecha entre pobres y ricos y la posibilidad de desestabilización social que acarrea viene acompañada de un sistema institucional que no se acomoda a las reglas de la economía de mercado. La solución no está en la abolición “instantánea” del sistema de padrón doméstico (pues probablemente traería consigo el caos) sino en su replanteamiento teórico y la reforma técnica. La inexistencia de un sistema sanitario nacional y las claras diferencias en la calidad de la educación son dos puntos débiles en la asistencia del gobierno a sus ciudadanos y claros motivos por los que éstos deciden migrar.  

Las autoridades chinas son conscientes de la gravedad de la situación y los debates sobre la reforma del hukou han llegado a las sesiones de la Asamblea Popular Nacional del pasado mes de marzo. El propósito fue el de otorgar una representación equitativa en las asambleas populares a la población urbana y rural. Sin embargo, el problema de fondo se deriva de la necesidad de una reforma de mayor calado de un sistema anacrónico que limita la libertad de movimientos, perpetúa las diferencias entre la población rural y la población urbana e impide un crecimiento económico sostenible. La mejora de las condiciones de vida de la actual población flotante no pueden venir de la mano de un sistema inmóvil.