Diez años de la «tercera cooperación entre PCCh y KMT

In Noticias, Taiwán by PSTBS12378sxedeOPCH

El 29 de Abril se cumplen diez años de la histórica cumbre entre Hu Jintao, entonces secretario general del PCCh, y Lien Chan, presidente del KMT, la primera entre los máximos líderes de ambas formaciones políticas desde la celebrada en 1945 entre Mao Zedong y Chiang Kai-shek. Esta cumbre de 2005 dio inicio a la “tercera cooperación” entre PCCh y KMT.

1.      ¿Qué balance realiza de la década transcurrida?

2.      ¿Considera reversibles los avances alcanzados?

3.      ¿Puede hoy día la sola cooperación y entendimiento entre el PCCh y el KMT abrir camino a la reunificación de China?

Colaboran en este Especial: Javier Diéguez Suárez y Andrés Herrera Feligreras


Respuestas de Javier Diéguez Suárez, experto en política exterior china

1.      ¿Qué balance realiza de la década transcurrida?

La década transcurrida desde la cumbre del 2005 hasta la actualidad, inaugurada con la “tercera cooperación” entre el PCCh y el KMT tiene, sin duda, un balance positivo para ambas partes. El avance hacia la plena normalización política es evidente, y buena prueba de ello fue el encuentro entre el responsable de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado con su homólogo taiwanés Wang Yu-chi en Nanjing, y la posterior gira de Zhang Zhijun por Taiwán. Una normalización, además, que se hace evidente no sólo en el terreno político o en los cada vez más fuertes nexos económicos y financieros que unen ambas orillas del estrecho, sino que se refleja en sectores que diez años atrás nos habrían parecido impensables, como el de la diplomacia o el del turismo.

2.      ¿Considera reversibles los avances alcanzados?

Considero que si bien siempre puede darse cierto estancamiento o deterioro temporal y circunstancial en las relaciones políticas entre ambas partes, la enorme fuerza económica y el creciente protagonismo político de China continental en la esfera global, así como la cada vez mayor interrelación entre las élites económicas y financieras de ambas partes del estrecho hacen cada vez más inviable un retorno al enfrentamiento abierto que prevalecía hace apenas diez años entre China continental y Taiwán. Qué duda cabe que cualquier refuerzo en pro de una mayor integración económica de Taiwán a nivel no sólo regional, sino mundial, pasa por ganarse el beneplácito de Beijing. Y ello resulta crucial para Taiwán, un país básicamente exportador. Sin duda Taipei está obligado a entenderse con Beijing, mucho más de lo que estaba hace apenas un decenio.

3.      ¿Puede hoy día la sola cooperación y entendimiento entre el PCCh y el KMT abrir camino a la reunificación de China?

Si bien la mera aritmética política podría llevarnos a pensar en que, efectivamente, sólo la voluntad del PCCh y del KMT podría posibilitar la reunificación de China, lo cierto es que la actual mayoría absoluta del KMT no basta para ello; la fortísima vitalidad de la sociedad civil taiwanesa, y muy especialmente de la opinión pública, de la juventud y de la sociedad estudiantil por preservar su identidad política –y democrática- alejan cualquier acercamiento a este respecto. Sólo un cambio real y sustancial en la política de “un país, dos sistemas” hacia Hong Kong podría ayudar a disipar los temores –fundados- que mantiene gran parte de la sociedad civil taiwanesa respecto a que la reunificación recortaría sus libertades políticas. Aunque, a día de hoy, parece difícil que el PCCh cambie su política de “democracia tutelada” en pro de una democracia real.

Respuestas de Andrés Herrera Feligreras, historiador y editor de Yuanfang Magazine

1.      ¿Qué balance realiza de la década transcurrida?

Sin duda, en términos generales puede hablarse de un balance positivo. La “tercera cooperación” ha posibilitado un incremento de los intercambios en los planos social, académico y también cierto entendimiento político como queda demostrado, por ejemplo, con la tregua por el reconocimiento internacional y su sustitución por un nuevo tiempo en el que Taipéi ha buscado, de forma pragmática,  acomodarse para poder participar en distinta agencias o instituciones multilaterales. Esta “diplomacia flexible” requiere desde luego la anuencia de Pekín pero, igualmente, ese consentimiento lleva implícito un reconocimiento del otro.

El capítulo económico merece una mención aparte. Desde comienzos de la década de los noventa, la interdependencia económica entre ambos lados del Estrecho ha sido una realidad. También en este plano la “tercera cooperación” ha dejado sentir sus efectos. El Acuerdo Marco de Cooperación Económica firmado en 2010 es sin duda fruto de este entendimiento entre las dos históricas formaciones políticas y aún más, las favorables condiciones que, al menos sobre el papel, este acuerdo ha supuesto para la isla. Conviene recordar que a pesar de las diferencias existentes entre el tamaño de sus economías, Taipéi mantiene un abrumador superávit comercial sobre Pekín.

Y finalmente, la estabilidad y la paz cuestiones que nunca deben perderse de vista en un escenario, el asiático, que si bien es el más dinámico del planeta en lo económico, es también un tablero inestable que carece, todavía, de instituciones sólidas de diálogo político al tiempo que es susceptible tanto a las tentaciones de arbitraje de grandes potencias como del rechazo a estas.

2.      ¿Considera reversibles los avances alcanzados?

Desde luego. Salvo para quienes tienen una fe en el “progreso irresistible” la historia, como nos enseñó Walter Benjamin, está siempre abierta. Cualquier proceso es de final imprevisible y eso contempla también la posibilidad, de retorno a coyunturas aparentemente superadas.  En el caso concreto que nos ocupa deben contemplarse dos planos. Las relaciones entre el PCCh y el KMT y las existentes entre Pekín y Taipéi. Ambos se condicionan entre sí en un entorno a su vez condicionado por distintas pulsiones en uno y otro lado del Estrecho de Formosa.  ¿Qué ocurrirá si el PDP gana las próximas elecciones presidenciales en Taiwán? ¿Será posible articular un dialogo PDP-PCCh? En caso de que esto no sea posible ¿Cómo afectará al espacio internacional de Taiwán? ¿Acaso renunciará el PDP a la independencia de jure como solicitan ya destacadas voces dentro de la formación? ¿Y el KMT? ¿Realizará concesiones en materia de relaciones con el continente en busca de recuperar apoyo electoral o por el contrario recogerá el guante arrojado por Xi Jinping, dará un paso adelante e incluirá la agenda política en las conversaciones? Por su parte ¿Cuál será la actitud de Pekín si el escenario taiwanés no es favorable a sus plazos y hoja de ruta trazada? ¿Y en la Casa Blanca qué opinan de todo esto?

3.      ¿Puede hoy día la sola cooperación y entendimiento entre el PCCh y el KMT abrir camino a la reunificación de China?

En realidad, ya se ha visto en el pasado, los entendimientos entre el PCCh y el KMT tienden a ser circunstanciales y sobrevenidos por una causa mayor. Las “cooperaciones” han estado siempre condicionadas tanto en su formulación como en su ruptura por influyentes actores del entorno. Esta “tercera cooperación” no es una excepción, con el agravante, por llamarlo de alguna manera, de que en el KMT (y PDP llegado el caso) la lucha de sus dirigentes por ganar autonomía, respecto de sus bases y votantes, para lograr cualquier clase de “acuerdo por arriba” con el PCCh será más evidente, y necesitará de más explicaciones, que para sus homólogos continentales.

En cualquier caso, volviendo a la pregunta, si las dirigencias del PCCh y el KMT desean la unificación requerirán tener en cuenta tanto actores situados fuera de sus formaciones como aquellos de carácter endógeno que pueden tener agendas distintas en lo referente a cómo debe darse el proceso o a la cuestión en sí misma.

En Taiwán desde que se iniciará el camino hacia la democratización en los años ochenta se ha ido conformando una sociedad que, pese a sus imperfecciones, goza de un amplio pluralismo y apertura. Sin duda, el KMT goza de una importante influencia, como también lo hace el PDP. Pero además de los agentes agrupados en torno a las dos coaliciones tradicionales, azules y verdes,  en los últimos años han ido surgiendo otros actores sociales y políticos en la isla de los cuales el Movimiento Girasol es su expresión más destacada. Por otro lado, si bien es cierto que a nivel macro el balance de la  “tercera cooperación” es positivo, tampoco debe olvidarse que “Dios está en los detalles” y, en este sentido, los cambios en el tejido productivo y social de Taiwán durante el último decenio han generado un fuerte descontento entre amplios sectores de la población que, con independencia de sus causas reales, tiende a buscar las causas de la ruptura del contrato social en la injerencia económica del continente. Bien directamente, bien marcando la agenda de reformas del gobierno del KMT.

El Partido Comunista Chino debe tener presente esta realidad, como también que el cultivo del nacionalismo como fuente de legitimación de su liderazgo sumado a las premuras políticas en el discurso puede llevar a un callejón donde, por albur electoral, encontrarse con un PDP también encajonado en su retórica. Y, ya sabemos, en los callejones no suele pasar nada bueno.