Mal manejo de cuestiones de Taiwan será perjudicial para Japón

In Noticias, Taiwán by PSTBS12378sxedeOPCH

BEIJING, 20 feb (Xinhua) -- Si un gobierno promete reconocerte como único gobierno legal de un país, pero al mismo tiempo permite a algunos de sus legisladores instituir un acta de relaciones con parte de tu territorio, tienes razones de sobra para sentirte engañado y preguntar por qué. 


BEIJING, 20 feb (Xinhua) — Si un gobierno promete reconocerte como único gobierno legal de un país, pero al mismo tiempo permite a algunos de sus legisladores instituir un acta de relaciones con parte de tu territorio, tienes razones de sobra para sentirte engañado y preguntar por qué. 

El intento de 70 parlamentarios japoneses del gobernante Partido Democrático Liberal de instituir una versión japonesa del Acta de Relaciones con Taiwan no es sino una provocación total e insensata que dañará aún más la reputación de Japón y la estabilidad de la región. 

De hecho el Comunicado Conjunto Sino-Japonés de 1972, una piedra angular de las relaciones entre los dos países, establece claramente que el gobierno japonés entiende y respeta por completo la postura del gobierno chino sobre Taiwan como parte inalienable del territorio de China. 

Dejémoslo claro: la cuestión de Taiwan atañe a los intereses centrales de China. También atañe a la base política de las relaciones sino-japonesas en la gestión de las relaciones entre Japón y Taiwan. 

Una simple comparación podría ayudar a estos parlamentarios a entender mejor la amarga ironía detrás de este descabellado acto: si los legisladores de un país con lazos diplomáticos con Japón intentaran firmar una Acta de Relaciones con Okinawa, ¿qué harían? ¿También lo interpretarían como un desafío a la soberanía de Japón y un fraude diplomático? La respuesta sería probablemente positiva. 

Por otro lado, dado el hecho de que los parlamentarios son dirigidos por Nobuo Kishi, viceministro de Asuntos Exteriores y hermano menor del primer ministro, Shinzo Abe, tenemos razones para creer que se trata de otro paso adoptado por el gabinete nacionalista de Abe para enfurecer a China a cambio de mezquinas ganancias políticas. 

Negando y maquillando su historia de invasión, Abe y su gabinete han puesto en marcha una campaña política para desviar a Japón hacia la derecha, a expensas no sólo de sus relaciones con sus vecinos, sino de la paz y la estabilidad regionales. 

Lo que se esconde detrás de la campaña es muy simple: Abe necesita atraer a votantes de derechas y conservadores para poder permanecer en la escena política. Complaciendo a los elementos cada vez más radicales de la derecha en la política japonesa, Abe está persiguiendo sus propios intereses en detrimento de los de su país, conduciendo a Japón por un peligroso camino de provocación y aislamiento. 

El gesto provocador de estos parlamentarios menoscaba aún más los intentos de Abe de presentar a Japón como un aliado responsable y confiable en la comunidad internacional, sembrando dudas y sospechas en una ya volátil Asia Oriental.

Si Japón de verdad quiere reparar sus relaciones con China, como ha asegurado Abe, debería dejar de desafiar inmediatamente el punto de quiebra de China. Al fin y al cabo, jugar con la cuestión de Taiwan es jugar con fuego. Fin