Taiwán: ni premio ni castigo

In Análisis, Taiwán by PSTBS12378sxedeOPCH

En las elecciones del pasado sábado se elegían los jefes de distrito, las 17 asambleas distritales, así como los alcaldes y concejales de las ciudades situadas en estos distritos. Más que unas elecciones locales, la participación activa en la campaña del presidente del KMT, Ma Ying-jeou y de la presidenta del PDP, Tsai Ing-wen, revistieron la contienda electoral del carácter de una especie de primera consulta sobre la política del KMT, año y medio después de asumir el poder, imprimiendo un giro radical a la política taiwanesa. A finales del año próximo, se celebrarán las elecciones locales en los distritos y ciudades de Taipei, de Taichung, de Tainan y de Kaohsiung, en virtud de una reciente reforma administrativo-electoral que alarga la nómina de municipalidades directamente subordinadas al poder central (antes solo Taipei y Kaohsiung). No habrá nuevas elecciones locales hasta 2014, cuando coincidan todas. En 2012 se celebrarán las legislativas y presidenciales. 

El KMT ha cedido dos alcaldías de las 14 que controlaba, una de ellas (Hualien) a causa de la división en sus propias filas, y la otra, Ilan, a favor del PDP, quien recupera uno de sus feudos tradicionales. La participación superó el 60 por ciento. Por otra parte, cerca de 200 personas fueron detenidas acusadas de compra de votos, una práctica bastante extendida en Taiwán.  

Si estos comicios debían medir el nivel de apoyo popular al gobierno de Ma, lo cierto es que la combinación de los resultados y el hecho de que las principales aglomeraciones urbanas no hayan participado en el proceso, no permite extraer otra conclusión que todo sigue más o menos igual, si bien la única victoria incuestionable es la del PDP. No se ha producido el voto de castigo al gobierno que reclamaba pero, sin duda, ha podido consolidar opciones de futuro que le exigen al KMT una gestión especialmente atenta a la evolución de la opinión pública. El KMT ha ganado en todos los cómputos (número de votos, de alcaldes, de concejales…), incluidas las elecciones legislativas parciales celebradas en el condado de Nantou, pero su tendencia es ligeramente decreciente. 

Con estos datos, no cabe imaginar modificación alguna en la estrategia del KMT basada en estimular la integración económica con el continente y con la región. No obstante, sí cabe esperar una intensificación de la movilización de la oposición contra dicha política. Los dos proyectos de “país” seguirán enfrentando a KMT y PDP. Son comprensibles las prisas del KMT por acelerar los acuerdos con China continental. Si estos se demoran, será difícil apreciar socialmente los efectos “positivos” que pudieran tener, dando alas a un PDP que, a mayores, encuentra en la deficiente gestión del KMT (tifón Morakot, importaciones de carne bovina de EEUU, etc.) y la crisis, valores añadidos para aspirar a recuperar la presidencia taiwanesa. 

Las espaldas siguen en alto. La confrontación de 2010 será aún más decisiva.