Tsai Ing-wen (Año I) y la agotada paciencia china

In Análisis, Taiwán by PSTBS12378sxedeOPCH

La Bolsa de Taipéi cerró el pasado día 11 de mayo por encima de los 10.000 puntos. Es la primera vez que consigue batir esa marca desde el año 2000. ¿Tan bien van las cosas en Taiwán? A juzgar por los resultados generales de las encuestas de opinión a propósito del primer año de mandato de Tsai Ing-wen, se diría que todo lo contrario. Pero vayamos por partes.

Una economía estable

Tsai logró un crecimiento económico moderado superando el estancamiento de los últimos trimestres del mandato de su antecesor Ma Ying-jeou. La acción de gobierno ha primado la mejora del entorno de inversión, la revisión de los marcos regulatorios o el aumento del gasto público en infraestructuras. Precisamente, el Plan de Infraestructuras Básicas para el Futuro (30.000 millones de dólares en 8 años), galvaniza la batalla política: para la oposición únicamente se trata de mejorar las expectativas de los candidatos del PDP (Partido Democrático Progresista) en las elecciones locales del año próximo. Buena parte de la mejora general de la economía se debe a factores del mercado internacional pero bien aprovechada la recuperación puede facilitar el tránsito hacia un nuevo modelo de desarrollo, objetivo central del gobierno que dirige el primer ministro Lin Chuan.

Reformas políticas

La reforma de la justicia, la clarificación de los activos adquiridos ilegalmente por los partidos políticos (el Kuomintang, en esencia), la memoria histórica, el matrimonio homosexual, la reforma laboral y de las pensiones, han condicionado buena parte del debate socio-político en este primer año.  La ciudadanía no comparte las prioridades fijadas por el gobierno y se muestra escéptica respecto a su gestión tanto en dichas áreas como en otras que afectan a la seguridad alimentaria, el cuidado a los ancianos, los derechos de los aborígenes o a la reducción de las desigualdades. Para un segmento importante de la opinión pública, Tsai aplicó sus mayores esfuerzos en áreas que no constituyen la prioridad cívica, incluyendo el desarrollo de una relación de complicidad con los magnates de algunos medios de comunicación.

La oposición

El PNP (Partido del Nuevo Poder) intensifica su presión hacia el PDP, con mayoría holgada en el Yuan Legislativo, para conminarle a cumplir con las expectativas. Esto convierte a esta nueva fuerza en un probable refugio para desencantados. El PNP critica el lento avance de las reformas clave, especialmente en áreas como la memoria histórica la modificación de la ley de referéndums o la reforma constitucional en ámbitos como la reducción de la edad de sufragio (ahora 20 años). El PNP suspende la gestión social del PDP y le acusa de no haber atendido la institucionalización del mecanismo de supervisión para las negociaciones a través del Estrecho, una demanda del Movimiento Girasol (2014).

Otra cosa es la situación del KMT, ahora mismo en unas primarias que deben resolverse el 20 de mayo. Su desgaste y las divisiones internas le abocan a una travesía del desierto que puede durar más de lo imaginado.

Nueva Política hacia el Sur (NPS)

El principal eje novedoso de la diplomacia del PDP en este primer año de mandato es la NPS, una propuesta que sugiere el fortalecimiento de las relaciones comerciales, los intercambios humanos y la cooperación regional  con los países del entorno (ASEAN, India, Pakistán, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka, Bután, Australia y Nueva Zelanda). El comercio con la zona ha crecido un 7,52 por ciento y la relajación de las políticas de visado –sin contrapartidas por el momento para los viajeros taiwaneses- facilitaron un repunte del turismo significativo si bien no lo suficiente como para compensar la dura reducción registrada con China continental (del 50,2 por ciento en los primeros cuatro meses de este año). El objetivo es reducir la dependencia económica de Taiwán del mercado chino; no obstante, en este año, esa dependencia se agravó en términos de balance comercial.

Aunque las autoridades taiwanesas se afanan en desmentir cualquier intención de competir con China continental, lo cierto es que la NPS puede verse afectada seriamente por el proyecto de las Rutas de la Seda –aunque son modelos diferentes- que promueve Beijing y algunos países podrían ser más cautelosos y menos entusiastas si China  se aplica a reducir su espacio de acción en la región.  

Estados Unidos y Japón

El doble acercamiento, a Japón y EEUU, ofrece un balance desigual. Las relaciones con Tokio viven un momento dulce; por el contrario, la incertidumbre preside las relaciones con la Casa Blanca. Tras el intercambio telefónico de diciembre, Trump frenó en seco cualquier expectativa de acercamiento cualitativo si ello afectara a las relaciones con Zhonanghai. Beijing intensificará su acción en relación a EEUU con Taiwán en la agenda. La posibilidad de que Taipéi se confirme como una moneda de cambio en las relaciones bilaterales no es baladí.

En paralelo, algunos han interpretado el reciente anuncio del cierre de la oficina de Fiyi en Taiwán como un nuevo anticipo de lo que puede esperar a la diplomacia taiwanesa, cada vez con menos espacio internacional.

Tensiones con China continental

La apuesta por una moderación centrada en la defensa del statu quo acompañada de la negativa a aceptar el Consenso de 1992 y la política de Una Sola China han conducido al bloqueo y suspensión de las relaciones a través del Estrecho de Taiwán. Aunque en los últimos meses se ha especulado con un giro en el enfoque, la posibilidad de una mayor flexibilidad por parte de Beijing es remota y la tradicional paciencia va camino de agotarse. El portazo a la participación en la Asamblea Mundial de la Salud de este año así lo evidencia.

A todo ello se ha sumado el caso Lee Ming-che –retenido por las autoridades continentales- o el acoso a los pescadores chinos por los guardacostas de Taiwán.

Al PCCh no solo se le agota la paciencia con el PDP, también con el KMT, que de puente ha pasado a ser considerado un obstáculo. Algunas encuestas señalan al ex vicepresidente Wu Den-yih como futuro presidente de la formación. Beijing no confía en que ello facilite la reunificación. Las nuevas orientaciones del PCCh apuntan a una apelación más directa e intensa a la ciudadanía taiwanesa.

Insatisfacción popular

El balance global apunta a un nivel de insatisfacción en torno al 60 por ciento, alto incluso en su propio entorno. El índice de aprobación de Tsai ha caído 31,3 puntos desde mayo del año pasado y entre los más jóvenes no supera el 18,4 por ciento. La presidenta argumenta que este ha sido un año para iniciar reformas, afrontando múltiples problemas estructurales al mismo tiempo, pero sigue confiando en que sus primeros y positivos frutos cambien la tendencia.