De la destitución de Bo Xilai al XVIII Congreso del PCCh

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La destitución de Bo Xilai, miembro del Buró Político del PCCh, está marcando los prolegómenos del XVIII Congreso del PCCh, evento a realizarse en el próximo otoño y que marcará la agenda política del año en curso en China. Más allá de las peripecias concretas del caso, algunos han interpretado este hecho como un golpe de mano contra un neomaoísmo emergente; otros, no obstante, consideran su apartamiento como la consecuencia inevitable de una peligrosa deriva política basada en el viejo aforismo de que el fin justifica los medios.

Preguntas:

1.      Considera que Bo Xilai representaba a una hipotética corriente de izquierda en el seno del PCCh?

2.      Afectará su destitución al signo político del reparto del poder en los órganos dirigentes a elegir en el próximo congreso?

3.      Afectará su destitución a la línea política que pueda definir el PCCh en su próximo congreso?

Han colaborado en este Especial: Yang Enrui, Patricia Castro y Seán Golden.

RESPUESTAS DE YANG ENRUI, analista del Observatorio de la Política China

1.      Considera que Bo Xilai representaba a una hipotética corriente de izquierda en el seno del PCCh?

Bo Xilai fue descartado en los prolegómenos de cara al nuevo reparto del poder. En la lucha por el poder, no es inconcebible que haya apelado a cuanto le valiera, sea cual ea su signo ideológico. Bo, guardián del maoísmo en apariencia, es un político corrupto en grado sumo, y de eso hacen uso sus rivales, ignorando la implicación ideológica del caso.

 2.      Afectará su destitución al signo político del reparto del poder en los órganos dirigentes a elegir en el próximo congreso?

Del debate ideológico, el PCCh saldría dividido e incapaz de impedir la libre expresión, lo cual sería mucho peor que la simple destitución de Bo, un varapalo contundente para sus correligionarios y simpatizantes en las barajas del nuevo congreso.

2.      Afectará su destitución a la línea política que pueda definir el PCCh en su próximo congreso?



Por encima de las diferencias políticas que realmente existen, la atención se centra en preservar la estabilidad orgánica a toda costa. La lucha política está llamando a la puerta, pero no prosperará ante la enorme necesidad de salvaguardar el monolitismo, probablemente acompañado de ciertos matices, del PCCh. De ahí que la imputación de Bo queda limitada a lo penal y no a lo político.

RESPUESTAS DE PATRICIA CASTRO OBANDO, periodista peruana especializada en temas chinos

  1. Considera que Bo Xilai representaba a una hipotética corriente de izquierda en el seno del PCCh?

 No considero que representa toda una corriente de izquierda en el seno del PCCh, aunque tampoco creo que sea el único político en China que maneja este modelo. En todo caso se trata del ejemplo más representativo y “peligroso” de lo que se puede llamar “un populismo con características chinas” (al mero estilo de los populistas latinoamericanos).

Lo que sí considero es que Bo Xilai respondía a un segmento de la población que tiene cada vez más deseos de ver un manejo diferente de la política, menos vertical y más horizontal. Bo buscaba convertir a este segmento, que está creciendo, en su base de apoyo popular, consolidando su fortaleza “de abajo hacia arriba”, desde la masa hacia la cúpula del poder partidario en China.

Es muy pronto para un cambio tan drástico en la política china, en los políticos chinos y en la forma de hacer política en China. Digamos que Bo es un precursor, un político que se adelantó demasiado a su época.

  1. Afectará su destitución al signo político del reparto del poder en los órganos dirigentes a elegir en el próximo congreso?

 Bo deja un espacio muy grande. No era solo un hombre en pos de un sitial en la cúpula partidaria sino lo más grave para los conservadores, una nueva forma de hacer política y una nueva forma de políticos chinos.  Con su destitución, los clanes políticos salen favorecidos y fortalecidos como las unidades que concentran a los futuros líderes. Bo en sí mismo, no representaba a un determinado clan a pesar de ser un “príncipe rojo”. Precisamente por no haber sido parte esencial o representante de uno de estos clanes, Bo intentó un camino alternativo para llegar a la cúpula, amparándose en el personalismo. No considero que su destitución afecte en gran medida el reparto del poder en los órganos dirigentes pero si deja una huella.

  1. Afectará su destitución a la línea política que pueda definir el PCCh en su próximo congreso?

 El caso Bo es una advertencia en doble dirección para la política y los políticos en China. Por un lado, los políticos conservadores lo interpretan como aquello que “no quieren ver” en la política china. Es decir, políticos personalistas o populistas que basan su poder en un segmento de la población y no necesariamente en los clanes partidarios. Por otro lado también es una advertencia para los políticos de tendencia más liberal que “quieren ver” una política más efectiva y menos jerarquizada. Por el momento, el PCCh continuará en la misma línea política trazada por Hu Jintao y los cambios serán lentos y progresivos para evitar efectos colaterales.

RESPUESTAS DE SEÁN GOLDEN,  profesor en el Centre d’Estudis i Recerca sobre Àsia Oriental, Universitat Autonoma de Barcelona

1.      Considera que Bo Xilai representaba a una hipotética corriente de izquierda en el seno del PCCh?

La lucha por el poder que tiene lugar dentro del Partido-Estado en el período previo a la renovación de su liderazgo en el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista chino el próximo octubre, cuando se supone que la «quinta generación» de líderes (Xi Jinping, Li Keqiang) sustituirá a la actual generación (Hu Jintao, Wen Jiabao), se ha hecho visible como resultado de la purga de Bo Xilai. El impacto de la caída de Bo ha sido llamado el evento político más importante en China desde 1989 y ha sido comparado con la conmoción causada por el escándalo de Lin Biao en 1971. Lin fue denunciado por conspirar para hacerse con el poder en contra de Mao Zedong, que le había nombrado su sucesor. Lin fue presentado como corrupto y venal. No se asoció la ideología con sus acciones. Ahora Bo ha sido retratado como corrupto y despiadado. Se acusa a su esposa de conspiración para cometer asesinato y su hijo ha sido criticado por llevar la vida de un rico playboy. El discurso oficial sobre  el asunto ha eliminado la ideología de la crítica de Bo Xilai,  pero el escándalo tiene fuertes implicaciones ideológicas. El problema para los observadores y analistas es cómo interpretar estas implicaciones.

 Tanto Bo Xilai como su esposa son principitos. Bo fue un político ágil, carismático y populista que usaba consignas maoístas para predicar la justicia social y lograr el apoyo popular en una oposición sutil, pero evidente, a las políticas de liberalización de la dirección principal. O así parecía. Al mismo tiempo, era despiadado, abrasivo y autoritario. Él espió a los dirigentes del Partido y utilizaba tácticas duras para controlar a los criminales, hombres de negocios y rivales. Para algunos observadores su «vuelta» a las consignas maoístas era una burla al liderazgo que le había «exiliado» a Chongqing. Para otros era una apuesta ideológica de izquierdas. Parecía destinado a convertirse en un miembro del nuevo Comité Permanente del próximo Buró Político, y algunos observadores creen que pretendía hacerse con todo el poder, pero ahora ha caído, y con él un oposición «izquierdista» a los reformistas «neoliberales».


Wen Jiabao, su némesis, que no es un principito, denunció a Bo por tratar de resucitar la Revolución Cultural, un evento percibido por los veteranos del partido como un intento de destruir el Partido mediante la movilización del apoyo popular fuera del marco de la disciplina partidista. Wen es el hijo de un maestro de escuela. Sus padres fueron perseguidos durante la Revolución Cultural. Bo y su padre fueron encarcelados por los Guardias Rojos que mataron a su madre o provocaron su suicidio. Bo ha sido recordado por algunos como un ejemplo de los Guardias Rojos «malos», es decir, de los más agresivos y arbitrarios. Hu Yaobang, el primer sucesor elegido de Deng Xiaoping, fue el mentor de Wen. Cuando Hu fue expulsado del poder en 1987, por el padre de Bo, entre otros, fue sucedido por Zhao Ziyang, que cayó en 1989. Wen trabajó de cerca con los dos, y ha tratado de rehabilitar el nombre de Hu Yaobang. Algunos sugieren la venganza como motivo de la caída de Bo. Wen también es un político carismático y popular –el pueblo le llama el «abuelo» Wen- y ha utilizado los medios de comunicación para granjearse el apoyo popular antes del próximo cambio en el liderazgo para promover la necesidad de reformas políticas, la reactivación de la agenda de Hu Yaobang y Zhao Ziyang que fue archivado en 1989.




2.      Afectará su destitución al signo político del reparto del poder en los órganos dirigentes a elegir en el próximo congreso?

Tanto los Estados Unidos como la República Popular de China (RPCh) se enfrentan a crisis de sucesión en el otoño de 2012. Una de ellas será resuelta por elecciones democráticas, y el otro por el centralismo democrático. En ambos casos, las estrategias a corto y largo plazo están en juego. En el corto plazo, la competencia para conseguir el poder promueve una retórica radical para su consumo doméstico inmediato y unos avances en el poder a corto plazo, aunque esta retórica podría ser contraproducente para cualquier estrategia efectiva a largo plazo en una economía globalizada. Más allá del corto plazo, modelos ideológicos radicalmente distintos entran en conflicto en ambos casos. En los EE.UU., una coalición de derechas de los fundamentalistas cristianos y los ricos que no ven peligro en restringir la investigación científica, el derecho civil y social empoderamiento, ni en la eliminación de la clase media, está tratando de desmantelar la cantidad limitada de las garantías sociales que se iniciaron por el New Deal en la década de 1930, mientras que un presidente en ejercicio cuya reelección es incierta está tratando de defenderlos. En la RPCh, un programa de reformas basado en la liberalización de la economía con el fin de generar riqueza de manera eficiente se enfrenta a la resistencia de las fuerzas, dentro y fuera del Partido, que defienden la redistribución de la riqueza con el fin de garantizar la equidad social y el control centralizado en el Estado de la economía y del país.

 La sucesión es uno de los dilemas más antiguos y básicos del pensamiento y de la práctica política en China. La tradición confuciana elogió a los antiguos reyes sabios, que marginaron a sus propios hijos con el fin de entregar el poder a los hombres moralmente buenos, y criticó la práctica de mantener el control del poder dentro de la familia. Este principio se consagró en el sistema meritocrático de los exámenes imperiales que cooptaba las mejores mentes de cada generación para la burocracia centralizada. Hoy en día, las dos facciones más importantes dentro del Partido-Estado son los hijos de los veteranos de la revolución, los taizidang *PZ o «facción de los principitos», y los â tuanpai > o «facción de la Liga». Los principitos han disfrutado de un acceso privilegiado al poder y la riqueza debido a sus conexiones familiares. Los cuadros que se promocionaron a través de la Liga de la Juventud Comunista han alcanzado su estado actual a través de un proceso de selección en base a su rendimiento (así como su acceso a sponsors y protectores). Algunos líderes combinan ambas características. El principal candidato para dirigir la quinta generación, Xi Jinping, es taizidang, mientras que el probable número dos, Li Keqiang, es tuanpai.

3.      Afectará su destitución a la línea política que pueda definir el PCCh en su próximo congreso?

Para los analistas que promueven la equidad social como el papel fundamental de un partido al estilo soviético que ha renunciado a la planificación centralizada de la economía en favor de la eficiencia de las fuerzas del mercado, la purga de Bo Xilai, parece sospechosamente conveniente para disfrazar la imposición de una política aún más «neoliberal», y encuentran sospechosa la gran coincidencia entre la línea oficial del partido sobre lo que ha sucedido con las opiniones expresadas por los principales medios de comunicación occidentales: que el partido ha logrado evitar un retorno a las prácticas de los maoístas y ha mantenido el rumbo de las reformas. Otros sugieren una visión más a largo plazo: que el escándalo ha abierto (o revelado) profundas fisuras en la unidad del Partido y descubierto aspectos desagradables de las prácticas internas del partido a un público en general cada vez menos dispuesto a tolerar tanto la creciente desigualdad social como la gestión arbitraria y corrupta del gobierno, con consecuencias aún imprevisibles para el sistema político.

OPCh, 13 de Junio de 2012