Los días 27 y 28 de septiembre se celebró en Beijing una nueva conferencia central sobre asuntos étnicos (las anteriores tuvieron lugar en 1992, 1999 y 2005). Se trataba de evaluar las relaciones entre las diferentes nacionalidades, oficialmente calificadas de “buenas, en general”, aunque “con problemas”. Igualmente, la conferencia debería servir para aclarar la política general aplicada en este ámbito y definir con mayor presteza la orientación china a propósito del problema nacional, afrontando lo que se dio en llamar el “desbloqueo” del discurso pasando a formular las nuevas “ocho insistencias”.
La primera cuestión objeto de aclaración fue que la política aplicada en este ámbito no es de corte soviético y por lo tanto se va a seguir insistiendo en ella. Esta afirmación pone fin a un debate en el cual irrumpieron algunos especialistas reclamando el fin del sistema de autonomías aduciendo que se trataba de un legado de la época de influencia soviética en la política china y en gran medida fuente de los problemas existentes en este ámbito.
La segunda es una apuesta por mejorar y profundizar el vigente sistema de autonomía, perfeccionando las relaciones entre las diversas nacionalidades que convergen en un mismo territorio. No se trata de la autonomía “de una sola nacionalidad aislada” sino que esta debe contemplarse en interacción con las demás que residen en un mismo territorio.
Tercera, el Estado debe ayudar a las nacionalidades minoritarias a acelerar su modernización no solo en el plano económico interno, sino accediendo al mercado internacional y facilitando el auge de su industria cultural. Asunto clave en esta política es la formación de cuadros de las propias minorías, abundando en tres ámbitos: político, intelectual y económico, en especial, propiciando la formación de gestores del mercado. El desarrollo económico seguirá desempeñando un papel clave para hacer frente a las tensiones identitarias, prestando mayor atención a que las inversiones redunden en la mejora de la vida de los residentes locales en vez de ser monopolizadas por los inmigrantes Han.
En el orden político, los cuadros pertenecientes a las nacionalidades minoritarias serán formados en cuatro identidades y sentidos de pertenencia y compromiso: la patria, la cultura china, la comunidad nacional china, la vía socialista a la china. En este sentido, se prepara un nuevo estándar en materia de proporción de cuadros en el ámbito gubernamental con vistas a aumentar la presencia y relevancia de las nacionalidades minoritarias.
Se cierra la posibilidad de admitir el reconocimiento de nuevas minorías, cuestión aun abierta dado que restaban varias decenas de miles de personas “sin adscripción”. No habrá más que las 55 reconocidas a día de hoy.
Cuarto, se propone la noción de comunidad nacional china como concepto superador de la identificación de la nación china con la comunidad Han. Las 55 minorías pertenecen conceptualmente a la nación china (integrada por 56 nacionalidades) y no se pueden separar de ella ni unas de otras. China es el “hogar espiritual” de todas las nacionalidades. Identidad propia y sentido de pertenencia a esa comunidad facilitarán la plasmación de una doble lealtad que afiance la solidaridad interétnica.
Quinto, en el ámbito de la ideología, se fomentará la desactivación del nacionalismo Han y el nacionalismo de las minorías, en especial, el irredentismo.
Sexto, en cuanto a los problemas de discriminación, estos se analizarán desde la óptica del derecho, examinando las deficiencias de conformidad con la ley e instrumentando la mejora de las dotaciones normativas en este ámbito.
Séptimo, se abunda en que los problemas nacionales durante el periodo de modernización vienen de lejos y son inseparables de la lógica del desarrollo. Se apuesta por introducir medidas para facilitar la integración de las minorías en los procesos de urbanización en curso, respaldando los traslados de personas de grupos étnicos minoritarios a las comunidades urbanas.
Ocho, se resalta la existencia de continuidad más que ruptura en la política del PCCh en este ámbito. En los próximos meses se deberán concretar medidas específicas que desarrollen este enfoque y sus matices.
La idea central de esta conferencia es que no basta con mejorar la economía y prestar atención a los temas relacionados con el desarrollo y la lucha contra la pobreza. Por si solo, este principio de actuación no es suficiente para resolver todos los problemas pendientes. La clave última se atribuye a fomentar una identidad nacional compartida, superadora de los nacionalismos y chovinismos en torno al concepto de “comunidad nacional”. En tal sentido, se concederá gran importancia a la educación para fomentar el patriotismo.
El gran déficit del discurso radica en la inexistencia de un reconocimiento concluyente de la pluralidad de identidades sin afán de domesticación así como de las bondades de su exaltación positiva como base de cualquier lealtad que se pretenda duradera.