-- LONDRES, 13 jul (Xinhua) -- La violencia registrada el 5 de julio en Urumqi, capital de la Región Autónoma Uygur de Xinjiang, en el noroeste de China, fue horrible, pero es erróneo enmarcarla como un conflicto étnico, declaró Fu Ying, embajadora de China en Reino Unido.
En un artículo titulado «la unidad está profundamente enraizada en la sangre de China», publicado hoy en el periódico The Guardian, la embajadora señaló que los diferentes grupos étnicos en Xinjiang han convivido lado a lado durante siglos como una gran familia.
Los 21 millones de habitantes de Xinjiang son originarios de 47 grupos étnicos, siendo el mayor los Uygures, que representan 45,7 por ciento de la población de la región, seguidos por los Han, y muchos otros grupos como los Kazajos, Huis, Kuirguis, Mongoles, Tayikos, Sibes, Manchures, Uzbekos, Rusos, Daures y Tártaros.
Millones de musulmanes viven ahí, y hay 23.000 mezquitas. También hay templos Budistas e iglesias.
Las relaciones entre los grupos étnicos ha sido en general amigable, aunque, como en todas las familias y comunidades multiétnicas, ocasionalmente ocurren fricciones, señaló la embajadora en el artículo.
«Calificamos esas fricciones como ‘problemas entre personas» lo que significa que solamente pueden ser resueltos a través de la coordinación, y no son una lucha de vida o muerte. Esa es la razón por la cual la violencia del 5 de julio en Urumqi, que dejó más de 180 muertos y más de 1.000 lesionados, provocó conmoción», afirmó la embajadora.
Algunos señalan que el origen fue un caso criminal previo registrado en la provincia sureña de Guangdong, que fue ampliamente avivado por un rumor, pero ese hecho fue resuelto y se detuvo a los sospechosos, y esto de ninguna manera puede justificar los terribles actos de los agitadores en Urumqi quienes, armados con palos, navajas y grandes piedras se lanzaron a asesinar a gente inocente, señaló.
La pelea entre trabajadores Han y Uygur en una fábrica de juguetes en Guangdong ocurrida el 26 de junio aparentemente fue el pretexto utilizado por los alteradores del orden para crear el caos en Xinjiang.
Hay una justificada preocupación de que la incitación y la organización externa hayan desempeñado una parte importante en la orquestación de la violencia y, por lo tanto, enmarcar los hechos como «un conflicto étnico» es una forma quivocada de ver el asunto, lo cual también podría generar una división entre grupos étnicos, advirtió.
En vez de ello, «el incidente fue un recordatorio de la violencia terrorista en Urumqi y en otras ciudades de Xinjiang en la década pasada y antes. Algunos de esos terroristas fueron enviados a entrenaniento y combate en Afganistán. Algunos terminaron en la prisión estadounidense de Guantánamo. La investigación sobre los incidentes del 5 de julio continúa y los responsables de crímenes enfrentarán la ley», afirmó.
Ahora se está restaurando la calma. La gente de todos los grupos étnicos, incluyendo los Uygures se oponen con firmeza a la violencia y buscan restaurar la vida normal.
Xinjiang ha registrado un acelerado crecimiento como el resto de China. Con su historia, sus hermosos paisajes y sobre todo, su diversidad cultural y la calidez, jovialidad y hospitalidad de la población, Xinjiang fascina a la gente de toda China y del mundo. El año pasado fue visitado por 22 millones de turistas, incluyendo 360. 000 del extranjero, dijo la embajadora.
Muchas personas de otras partes del país trabajan ahí, especialmente durante la cosecha de algodón y la gente de Xinjiang también trabaja, estudia y comercia en todo el país. Los restaurantes de Xinjiang son muy populares en Beijing, comentó en el artículo.
La libertad de tránsito y de migración es un derecho humano básico y un signo del desarrollo y progreso de China, añadió.
«A través de los siglos, China ha sido una sociedad multiétnica vinculada por un compromiso de unidad, prosperidad y armonía. La unidad está profundamente enraizada en la sangre. De ahí parte nuestra fortaleza, y forma la base de la interacción de China con la comunidad internacional», concluyó la embajadora.