Se ufana China de su dominio sobre Tíbet

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El 11 de marzo marcó el 50 aniversario del levantamiento tibetano en contra del gobierno del Partido Comunista de China y el consecuente exilio del Dalai Lama. Durante las últimas tres semanas, una guerra de declaraciones entre voceros del gobierno central y el Dalai ha crispado aún más la frágil situación de la remota región tibetana. (por Roberto Castillo)


Hace no más de un mes, los órganos oficiales del gobierno chino informaban que la región estaba en calma y a la espera de miles de turistas para pasar el Año Nuevo Tibetano, a finales de febrero (no advertían que sólo aceptarían turistas chinos). Con la intención de reactivar la industria turística de la región, seriamente afectada después de que el gobierno chino impidiera la entrada de turistas por varios meses luego de los disturbios de marzo de 2008, el Buró de Turismo de la Región ofrecía atractivos planes y descuentos para los visitantes. Sin embargo, a mediados de febrero, unas semanas antes de las fiestas tibetanas de año nuevo y de la importante reunión anual de la legislatura china, el gobierno prohibió radicalmente la entrada de extranjeros al Tíbet.

Quizá también para celebrar los 50 años del levantamiento tibetano, después de acusar a las ‘fuerzas occidentales antichinas’ de pretender satanizar el papel de China en la región, la Oficina de Información del Consejo de Estado presentó su libro blanco 50 Años de la Reforma Democrática en Tibet.

En el texto se hace un recuento ‘histórico’, haciendo hincapié en la época del ‘sistema de servidumbre feudal’, cuando la iglesia dominaba la política; la ‘majestuosa’ reforma democrática promovida por el Partido; y los cambios históricos de los últimos 50 años.

En el texto se afirma que el Tíbet “ha sido desde la antigüedad una parte inalienable de China” – algo que desde el punto de vista chino los occidentales no logran comprender – y se subraya que la ‘liberación’ de los siervos constituyó un «parteaguas en la historia de los Derechos Humanos de China». En su publicación, China compara esta ‘liberación’ con la abolición de la esclavitud en América.

Según la agencia de noticias Xinhua, el texto explica que el ‘asunto’ del Tíbet no es uno de caracter ético, religioso o de derechos humanos, sino el intento de las ‘fuerzas antichinas’ – aliadas con el Dalai Lama y su ‘camarilla’ – que pretenden dividir, entorpecer y satanizar el desarrollo del gigante asiático.

Desde el año pasado, el gobierno comunista ha hecho todo lo necesario para aislar a las comunidades tibetanas, dificultando el contacto con ‘el mundo exterior’. La información proveniente del Tibet es casi nula y lo poco que se recibe viene censurado por el departamento de Propaganda. No obstante, informes provenientes de Tíbet y de las áreas tibetanas aledañas a la Región Autónoma, aseguran que el gobierno chino está fortaleciendo su posición y endureciendo las medidas de seguridad de cara al 10 de marzo, fecha exacta en que se cumplirá medio siglo del levantamiento; y al 14 de marzo, en que se conmemora un año de los últimos disturbios.

Otra vez un Tíbet sin testigos

Según ONGs protibetanas, las fuerzas del órden público habrían rodeado varios monasterios en la provincia de Sichuan, al sur de China, tras protestas de monjes por la prohibición de rezar durante una festividad tradicional y por la falta de libertad religiosa.

El Dalai Lama, desde su exilio en la India, advirtió la semana pasada sobre la posible escalada de la represión china en la región y aseguró que el gobierno del Partido Comunista ha creado «un infierno en la tierra» para los tibetanos.

Al parecer, la cercanía entre el cincuenta aniversario del exilio del Dalai Lama y el primer aniversario de los disturbios del 14 de marzo, han activado la alerta roja en el gobierno central chino. Aún con las restricciones, el gobierno chino sigue negando las prohibiciones de paso y afirmando que el Tíbet goza de un desarrollo pacífico y de una estabilidad social ‘armónica’.