Acusar a China no resuelve los problemas económicos de EEUU

In Noticias, Política exterior by PSTBS12378sxedeOPCH

El candidato republicano a la presidencia estadounidense Mitt Romney inició el martes un asalto contra China en un discurso de su campaña, al acusar sin fundamentos al gigante asiático de manipular su moneda y robar la propiedad intelectual de Estados Unidos.


A pesar de ser anticuada y desaconsejada, parece que la retórica anti-China del ex gobernador del estado de Massachusetts es contagiosa, pues varios políticos demócratas también se han dedicado a hacer acusaciones falsas contra el país asiático, relacionando la política monetaria y comercial de Beijing con las dificultades para crear empleo en Estados Unidos.


Acusar a China se ha convertido en un recurso cómodo para los políticos estadounidenses, especialmente durante las campañas electorales o en tiempos de dificultades económicas. Los políticos más astutos intentan provocar o incluso aumentar el sentimiento anti-China de una parte desinformada de los votantes, con la esperanza de que esta estrategia pueda impulsarlos en sus carreras políticas y llevarlos incluso a la Casa Blanca.



Estas tácticas de vilipendio pueden funcionar en la sociedad estadounidense; sin embargo, las consecuencias son obvias: al culpar a China de los problemas económicos de Estados Unidos, los políticos de este país tan sólo podrán ocultarse detrás de esa falsa excusa para desahogarse de su responsabilidad de adoptar medidas enérgicas para resolver los problemas.



Los hechos demuestran que China es un miembro responsable de la comunidad internacional, cuyo impresionante desarrollo económico beneficia a todos y no amenaza a nadie. Los Angeles Times, por ejemplo, publicó que los contratos alcanzados entre empresas chinas y estadounidenses durante la visita del presidente Hu Jintao a Washington, en enero de este año, llegaron a los 45 mil millones de dólares y pueden permitir la creación de 235.000 empleos en el país norteamericano, afectado por el paro.



Sin embargo la divisa china se ha apreciado más de un 20 por ciento frente al dólar desde que China la desvinculara de la moneda norteamericana en 2005. Beijing ha ejercitado de manera adecuada un enfoque prudente en cuanto a la revalorización del yuan, ya que una fluctuación radical de la tasa de cambio sería el ingrediente necesario para producir calamidades económicas y financieras.



La divisa china no es la responsable del desequilibrio comercial entre China y EEUU, y esto queda confirmado por el hecho que la notable apreciación del yuan frente al dólar de los últimos años no ha ayudado a disminuir el déficit comercial entre EEUU y China.



Beijing ha declarado repetidamente que no tiene interés alguno en conseguir un superávit comercial. Los costes de mano de obra relativamente bajos en China son tales debido a que éste sigue siendo un país en desarrollo.



China permanece en el lado de bajos beneficios del sistema económico mundial. Todavía tiene mucho camino que andar antes de poder compararse con EEUU en términos de talento y competencia.



Otra de las herramientas utilizadas por los políticos estadounidenses para arremeter contra China es que Beijing promueve la piratería. El gobierno chino se pronuncia de manera consistente en contra de cualquier infringimiento de patentes, y hace tiempo que se ha involucrado en un enorme esfuerzo para acabar con este tipo de crímenes. Toda persona racional conoce la diferencia entre las políticas del gobierno y el comportamiento individual.



En vez de utilizar a China y al yuan como cabeza de turco, hay otras opciones viables y de beneficio mutuo, para que EEUU borre parte de la tinta roja con la que cuenta en estos momentos, incluyendo flexibilizar las restricciones de las exportaciones de alta tecnología a China, y abrir sus puertas a los inversores chinos.



China no es la causa del actual embrollo económico que está sufriendo EEUU, y arremeter contra Beijing no es la solución para los problemas estadounidenses. Lo que los legisladores estadounidenses deberían hacer es reformar sus propias prácticas y fomentar la cooperación con China, que se beneficiaría más de un EEUU con una economía próspera.



En esta era de la información, es un buen consejo para políticos como Romney que abandonen el anacrónico enfoque de arremeter contra China y adopten una camino positivo hacia la Casa Blanca.(Xinhua)


08/09/2011