Adiós a la maldición de la «suma nula»

In Noticias, Política exterior by PSTBS12378sxedeOPCH

El viceprimer ministro chino Li Keqiang comenzó este martes una gira europea que incluye a España, Alemania y Gran Bretaña. Apenas transcurridos cuatro días de 2011, se produce el primer viaje oficial de un líder chino al exterior, y es la tercera visita europea en igual número de meses de funcionarios superiores, después de los viajes que realizaran a finales del año pasado el presidente y el primer ministro.


Súmese a ello que la Unión Europea está prestando atención significativa a China, como demostraron las visitas que la mayor parte de sus líderes realizaron a China el año pasado. Si se descuentan las fricciones ideológicas con Noruega a finales del año, puede afirmarse que las relaciones sino-europeas arrojaron un saldo positivo durante la mayor parte del año.


Para la mayoría de los chinos, Europa es una entidad singular, cuyos países comparten valores similares.



Ellos perciben a Europa como el origen de la modernización occidental y admiran su civilización y niveles de vida. Los chinos no mantienen muchos prejuicios contra los europeos y no creen que China tenga conflictos estratégicos con Europa. Desean que las grandes potencias se respeten entre ellas, deponiendo cualquier juego de los denominados de suma nula.

Incluso hoy, cuando China está emergiendo como fuerza internacional, los chinos todavía creen que tienen mucho aprender de los europeos, y que China no tiene mucho que mostrarle a Europa. Pero los chinos también se preocupan de que los europeos no tomen en serio los gestos amistosos y procuren buscar deficiencias para intervenir en los asuntos internos de China.



En el pasado siglo, China fue un estudiante de Europa – el marxismo que prosperó en China vino de Europa, por ejemplo. Pero Europa debe tener bien en claro que China no es un niño de jardín infantil, pues ha pasado miles de años cultivando su civilización.



Algunos europeos han estado propalando las “teorías de la amenaza de China”. Pero las mercancías hechas en China hoy divergen totalmente de del opio y de las colonias que Europa le impuso antaño. Los que temen al ascenso de China han sido víctimas del lavado de cerebro de quienes promueven la teoría de la conspiración que a menudo prospera en EEUU o Japón, o han reaccionado desde la estrechez de sus instintos.



Europa tiene mucho que compartir con China. Esto incluye sus experiencias políticas y culturales y un acceso a la modernización con tecnologías de bajo carbono.



Si las grandes potencias logran librarse de la maldición de los juegos de suma nula, China y Europa podrán establecer vínculos sumamente provechosos.(Pueblo en Línea)


05/01/2011