En los últimos 10 años, debido a la guerra global contra el terrorismo, el poder de atracción (“poder blando”) de Estados Unidos fue dañado gravemente.
Pekín, 20/07/2012(El Pueblo en Línea)-Recientemente, Estados Unidos se ha mostrado muy activo en la región de Asia-Pacífico. Primero, anunció el ingreso de las Islas Diaoyu en el marco del tratado de Seguridad entre EE.UU. y Japón. Segundo, aprovechó las disputas territoriales entre China y algunos países de ASEAN para meterse en el problema del Mar Meridional de China. Tercero, la secretaria de estado de EE.UU., Hillary Clinton, hizo intensas visitas a los países vecinos de China. Todos estos movimientos diplomáticos están claramente dirigidos a China.
En los últimos 10 años, debido a la guerra global contra el terrorismo, el poder de atracción (“poder blando”) de Estados Unidos fue dañado gravemente. Sin embargo, China obtuvo un desarrollo considerable, y esto desequilibró mentalmente a los EE.UU. y la “ansiedad estratégica” se fue intensificando día a día. Desde que Obama subió a la presidencia, el centro estratégico se movió hacia el este, teniendo como prioridad el evitar el ascenso de China y otras potencias emergentes. Sin embargo, hoy en día esa prioridad se ha convertido en acción para “contener a China”.
Pero hay que recordarle a los EE.UU. que, en este tipo de comportamiento diplomático, los costos negativos serán mucho mayores que los beneficios esperados.
Primero, la contención de China probablemente provocará una sacudida en el orden de poder de Asia Oriental, sacando a flote numerosos problemas históricos que se convertirán en asuntos de actualidad, dando lugar a un sinfín de problemas. Esta perspectiva no sólo es perjudicial para los intereses de China y Rusia, sino también para los intereses propios de los EE.UU.
Segundo, las ambiciones diplomáticas de EE.UU. exceden su capacidad, y podría sufrir otro revés.
Mirando hacia atrás en la historia, incluso en su apogeo, en las grandes operaciones militares en la región de Asia Pacífico, los EE.UU. volvieron derrotados (como en la guerra de Corea o Vietnam). Estados Unidos es un país en el este del Océano Pacífico, pero navega miles de kilómetros hasta el extremo oeste del océano y se presenta como enemigo de China. En este tipo de juego, EE.UU. enfrentará una prueba que limitará sus capacidades. Cuando su estrategia se centraba en Medio Oriente, no pudo con países de media talla como Irán. Ahora que se encuentra en un periodo más débil, mucho menos podrá frenar a China.
La situación en Asia Pacífico es compleja y delicada. Si Estados Unidos es arrastrado en un conflicto regional, además de pérdidas, es difícil ver qué más podría obtener.
Por Tian Wenlin
(El autor es un comentarista de este periódico e investigador asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China)