El presidente chino Hu Jintao se mostró dispuesto a ayudar a la zona euro pero sin concretar más. Pero exige que aquella sepa a donde va. También el primer ministro Wen Jiabao pidió más determinación y coraje político a la UE para resolver sus propios problemas. El sistema político chino permite a los dirigentes chinos reaccionar y aplicar de forma inmediata las decisiones. Pero en Bruselas todo es complejo. Se precisa converger las voluntades de 27 estados, 17 de los cuales son parte de la unión monetaria. Aunque son Alemania y Francia quienes pilotan la operación de emergencia. Y tras acordarse el 27 de octubre un libro de ruta para superar la crisis griega, unos días después Atenas casi lo torpedea convocando unilateralmente un referéndum. Inconcebible a los ojos chinos.
China observa con sigilo la debilidad de la UE. Con la mayor bolsa de reservas de divisas mundiales puede ayudarla. Bruselas espera que los chinos participen en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), necesario para reconducir la crisis de la deuda soberana. Aunque Pekín, como los otros países BRICS, prefiere canalizar la asistencia a través del FMI, una acertada estrategia para lograr una mayor cuota de poder en aquel organismo.
China ha ido adquiriendo deuda pública de varios países europeos, entre ellos España. Pero no quiere asumir riesgos. Exigen garantías a Alemania y Francia sobre la eficacia del FEEF para estabilizar la zona euro. Los chinos no andan tan boyantes. También tienen algunos problemas internos. U Hu Jintao no puede errar a las puertas del Congreso del PCCh que, en octubre de 2012, abrirá paso a una nueva generación de líderes políticos. Y una parte de la opinión pública china cree que las reservas de divisas deberían destinarse a mejorar el nivel de vida de los chinos. Su renta per cápita ocupa el 95º lugar mundial mientras Grecia está en el 30º.
También algunos socios europeos recelan. Saben que China pedirá contrapartidas económicas y políticas. Quiere que la UE le reconozca ya el status de “economía de mercado” algo previsto para 2016. Pekín se queja de que Bruselas levanta barreras a las exportaciones chinas mientras sí ha abierto su mercado a los productos surcoreanos tras entrar en vigor el 1 de julio el Acuerdo de Libre Comercio con Corea del Sur. La UE negocia acuerdos similares con India, Singapur y Malasia. Asimismo, Pekín sigue esperando el levantamiento del embargo a la venta de armas, acordado por la UE en 1989 tras los trágicos hechos acaecidos en la plaza Tiananmen.
China ayudará por su propio interés a paliar, aunque no resolver, las urgencias financieras de la UE. Es el principal destino de las exportaciones chinas con un gran superávit comercial para Pekín. Si la crisis europea se alarga en el tiempo afectará negativamente al crecimiento chino. Y al valor de sus inversiones en la zona euro. China y la UE son económicamente interdependientes. Pero más allá del interés a corto plazo, ambas partes deberían evitar recelos y reforzar unas relaciones de cooperación basadas en la confianza mutua.