En el curso de los 31 años desde el establecimiento de relaciones chino-estadounidenses, el presidente Obama ha establecido dos récords: En primer lugar, las relaciones chino-estadounidenses han alcanzado por primera vez una transición estable en período de cambio de presidente en los Estados Unidos. En segundo lugar, Obama visita a China en el primer año de su mandato, lo que es algo sin precedentes. Estos deben de ser buenos presagios que predicen que las relaciones chino-estadounidenses entrarán probablemente en un nuevo período.
Las relaciones chino-estadounidenses son realmente demasiado importantes, tan importantes que ciertos eruditos estadounidenses formularon la idea irrealista de cambiar el “G-8” por el “G-2” y también el concepto de “Chimerica”. Tanto el ex presidente Bush como el actual presiente Obama han expresado: Las relaciones chino-estadounidenses son las más importantes relaciones bilaterales en el mundo. La importancia de las relaciones chino-estadounidenses origina principalmente en dos puntos: En primer lugar, los estrechos vínculos entre ambos países en los terrenos económico, comercial y financiero ya han llegado al grado de “tú tienes algo de mí y yo, algo de ti”, son parecidos a hermanos siameses, de modo que si cualquiera de las partes piensa hacer un corte, no tiene remedio para no dañarse a sí misma. Esto se debe a que Estados Unidos es el más grande país desarrollado y China, el más grande país en vías de desarrollo, de manera que es demasiado fuerte la intercomplementariedad de los dos países en los distintos terrenos. Por ejemplo, la General Motors, que ha quedado en un estado peligroso, sólo obtiene ganancias en la magnífica tierra de China; otro ejemplo es la Corporación Boeing, ¿acaso podría soportar el precio de perder el mercado chino? Los grupos de desempleados y las capas sociales pobres de Estados Unidos, si no tuvieran las mercancías chinas de buena calidad y precios bajos, ¿cómo pasarían este “invierno riguroso”? Por su parte, los chinos tampoco podemos desprendernos ahora de Microsoft, Intel y otros productos estadounidenses de alta y nueva tecnología. A juzgar por el terreno financiero, si China vendiera en gran cantidad bonos de Estados Unidos, la economía estadounidense probablemente quedaría inmediatamente en quiebra y, entre tanto, para la propia China, los logros no recompensarían las pérdidas.
Hablando por la seguridad global, la desnuclearización de la Península Coreana no puede desprenderse de China que promueve la paz y el diálogo; y en la formación de la configuración de seguridad en Asia Noroiental o de la Comunidad de Asia Oriental, China será un participante indispensable. Ni la lucha antiterrorista, los esfuerzos por prevenir la proliferación nuclear ni el combate contra los piratas pueden desprenderse de la colaboración de China, ni mucho menos para enfrentar los desafíos globales como el calentamiento climático, la conservación ambiental, la seguridad energética y la prevención y control de las enfermedades.
Por esto, tanto para el rescate de la economía global y la superación de la crisis financiera como para garantizar la paz y seguridad mundiales, se necesita que China y Estados Unidos lleven a cabo una efectiva cooperación constructiva.
No hace falta negar el hecho de que entre China y EEUU también existan efectivamente no pocas contradicciones y diferencias, por ejemplo, los problemas de la venta de armas a Taiwan, de la “independencia del Tíbet” y de la “independencia de Xinjiang”. Todos ellos atañen a los intereses esenciales de China, pero Estados Unidos provoca problemas con frecuencia en estos terrenos. Por ejemplo, fue muy inapropiado el tratamiento estadounidense de los elementos de “Turquestán Oriental” en Guantánamo: “Turquestán Oriental” es una organización terrorista confirmada por las Naciones Unidas y los Estados Unidos, pero el gobierno estadounidense liberó los lobos de la jaula so pretexto de que “no constituyen ninguna amenaza para EEUU”. ¿Acaso la definición de “terrorista” sólo se hace bajo el estándar de si constituye amenaza para Estados Unidos? Hablando con concesiones, si ellos no constituyen ninguna amenaza para Estados Unidos, ¿por qué tanto el Congreso como el público de Estados Unidos rechazaron categóricamente su colocación en territorio estadounidense?
Al ser consultado por la prensa antes de su viaje, Obama expresó su esperanza de que China llegue a ser una potencia “responsable”. En realidad, también esperamos que Estados Unidos llegue a ser una potencia “responsable”. Sin hablar de los dolores causados por el temerario lanzamiento estadounidense de la Guerra de Irak a los pueblos de ambos países y al mundo, ni exigir la responsabilidad a Wall Street por el maremoto económico y financiero global provocado por su irresponsabilidad, vamos a hablar sólo de las actuales diputas comerciales chino-estadounidenses: Sea el “caso de salvaguarda especial para las llantas”, la imposición de impuesto a las tuberías de pozo petrolero, sea la investigación anti-dumping sobre papel de impresión y fosfato, todas estas acciones sacrifican la situación general de las relaciones entre ambos países, en beneficio de grupos minoritarios de intereses de los Estados Unidos.
Las relaciones chino-estadounidenses son demasiado importantes y, además, no ha sido fácil alcanzar las “relaciones integrales de cooperación activa”, razón por la cual deben ser doblemente apreciadas y protegidas por los gobiernos y pueblos de ambos países tanto partiendo de los intereses nacionales de cada uno como considerando el caso desde el ángulo de la paz y el desarrollo de la Humanidad. La gente espera que esta gira del presidente Obama llegue a ser igualmente un concienzudo “viaje de escuchar atento”. (Pueblo en Línea)
16/11/2009