China observa sin real sorpresa el reposicionamiento de EEUU en el Pacífico Occidental. En Zhonanghai interpretan dicha decisión como un intento de perpetuar el liderazgo estadounidense en Asia. Jin Canrong, experto en relaciones sino-estadounidenses en la Renmin Daxué de Beijing señala que EEUU se escuda en el crecimiento de China para aumentar su presencia militar en la región de Asia-Pacífico. Considerándolo un reajuste estratégico importante, Tao Wenzhao denunciaba desde la tribuna del oficial Renmin Ribao el 11 de enero que su intención “nada disimulada” es contrarrestar la creciente influencia de China en la región.
China enfrenta una situación compleja. El anuncio realizado en XX por Pyongyang de una moratoria en su programa nuclear transmite cierta sensación de alivio. También las relaciones con Taiwán viven un buen momento aunque bajo la sombra de los efectos de las ventas de armas a Taipei por parte de EEUU. Por su parte, los diferendos con Japón a propósito del mar de China oriental siguen en ascenso y las tensiones estratégicas con Corea del Sur han aumentado tras el proyecto de Seúl de construir una base naval en la isla de Jeju. No obstante, el espejo principal de la inestabilidad y la crispación es el Mar de China meridional.
Rico en recursos energéticos equivalentes al 30 por ciento de las actuales reservas chinas de petróleo, este mar es considerado por EEUU una posición estratégica clave para mantener el liderazgo en Asia. Washington apuesta por la creación de un mecanismo multilateral para gestionar las tensiones donde pueda ostentar una posición de liderazgo. La hegemonía china se impediría con una nueva red de aliados que incluiría a Japón, Corea del Sur, Australia y Filipinas. EEUU ya anunció el establecimiento de una base de marines en Australia y de patrulleras en Singapur. La cooperación militar será aumentada con Manila. China, decía el analista chino Ding Gang en el Renmin Riabo del 16 de enero, no niega que EEUU tenga intereses en la zona ni rechaza su participación en las discusiones, pero no admite que controle la situación
Pero la iniciativa de Washington tiene perspectivas de funcionar. Tras su anuncio en noviembre pasado, algunos países se han sentido respaldados en sus reivindicaciones históricas contestando las pretensiones exorbitantes de Beijing en el Mar de China meridional. Yu Jinghao y Han Shuo señalaban el pasado 9 de enero en Renmin Ribao que la estrategia estadounidense podría traer consigo la posibilidad de una mayor militarización de una región que ya es inestable. ¿Se puede evitar?
La reacción china se ha manifestado en tres frentes principales: económico, diplomático y defensivo. En el primero, el comercio entre China y otros países asiáticos alcanzó $965.200 millones en los primeros 11 meses del año 2011, con un alza del 21 por ciento interanual. China es el mayor socio comercial de la ANSEA, con quien ha firmado un TLC que entró en vigor en 2010. Las negociaciones para un acuerdo similar con Japón y Corea del Sur siguen su curso. La estrategia china se desarrolla a despecho del TPP (Trans-Pacific Partnership), un proyecto que en palabras de Yu Miaojie, profesor de la Escuela Nacional de Desarrollo de Beijing, fue ideado para brindar a EEUU una posición dominante en la integración de las economías de Asia-Pacífico. La esperanza de Beijing es que el fomento de la interdependencia económica pueda neutralizar o inclinar a su favor a los países de la región.
En el ámbito diplomático, en los últimos meses se han multiplicado las iniciativas con objeto de revitalizar la decaída Declaración sobre la Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China (DOC) que acaba de cumplir diez años. El pasado 10 de enero se reunieronen Beijing los países signatarios pero se conoce poca información sobre ese evento. A las pocas semanas, Filipinas dio a conocer un plan para explorar recursos naturales en el entorno de las islas Nansha. Dai Bingguo, número uno de asuntos estratégicos de Waijiaobu ha visitado recientemente Myanmar. Xi Jinping visitó Vietnam y Tailandia antes de viajar a EEUU. Zhong Sheng, la voz del Buró Político en el Renmin Ribao señaló el 13 de enero que “ya es hora de solucionar el diferendo del mar de la China meridional” apostando por la multiplicación de las consultas. En línea con una orientación diplomática más incisiva, Beijing está movilizándose de forma muy activa en la región con el objeto de enfriar los diferendos.
En materia de defensa, China trata de combinar varias acciones. De una parte, el fomento de los contactos con los ejércitos de la zona. La diplomacia militar es un frente muy activo que ha cosechado éxitos importantes como el patrullaje conjunto con Tailandia, Laos y Myanmar) a lo largo del río Mekong, donde también fructifican las desavenencias. De otra, el reforzamiento de las capacidades defensivas. La entrada en funcionamiento del portaaviones Varyag se inserta en el proyecto de contar con una Armada fuerte. Los ejercicios operacionales en sus costas se han multiplicado. El Informe sobre el crecimiento del presupuesto de defensa de China dado a conocer por IHS Jane predice aumentos espectaculares hacia 2015. El Instituto Nacional Japonés de Estudios de Defensa publicó en febrero un informe que advierte del reforzamiento del poder militar chino para garantizar la seguridad de las rutas comerciales y contrarrestar la ofensiva de EEUU en la zona.
La cuestión central estriba en si Beijing es capaz o no de renunciar a su proyecto de apropiación total de dicho mar. En julio de 2010, Da Wei, investigador del Instituto de Estudios para las Relaciones Internacionales Contemporáneas, dependiente del ministerio de Asuntos exteriores, escribía un artículo en el diario Global Times, que depende del oficial Renmin Ribao, señalando que “a veces incluso las grandes potencias aceptan renunciar a territorios contestados”. La inclusión de dicho territorio en el ámbito de los intereses estratégicos chinos con la misma condición que Tíbet o Taiwán plantea dificultades enormes para una negociación.
Asia-Pacífico es la zona de mayor vitalidad económica del mundo. Según el Banco de Desarrollo de Asia, a mediados del presente siglo, la región representará la mitad de la economía global. El PIB total del continente aumentará de los $16 billones en 2010 a los $148 billones en 2050. La importancia de los vínculos que China y EEUU puedan establecer en Asia-Pacífico es tal que condicionará el tono general de su relación. Según prime un equilibrio basado en el compromiso con el desarrollo de la región o el antagonismo militar, así crecerán las posibilidades o no de un conflicto entre China y EEUU.