Un informe publicado el pasado 15 de junio por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos revela que China tenía a finales de abril 763.500 millones de dólares de bonos de gobierno de este país. A pesar de que esta cifra representa 4.400 millones menos que a la registrada a finales de marzo, la conclusión es que China sigue ocupando el primer lugar entre los países que han adquirido dichos bonos. Hace poco, Li Yuefen, funcionaria de alto rango de asuntos económicos de la UNCTAD, comentó en Ginebra a nuestro reportero cuáles eran sus puntos de vista acerca de este fenómeno.
Según Li, China debería disminuir y diversificar en lo posible los bonos de gobierno de EE.UU. que posee en la actualidad. Indicó también que China no tiene muchas opciones en su reserva de divisas porque el mercado del yen japonés y del euro es pequeño y poco profundo en comparación con el del dólar norteamericano y, por eso, no puede aumentar drásticamente capitales en yenes y euros. China, al igual que otros grandes acreedores de bonos en dólares, se encuentra “secuestrada” por Estados Unidos. Si vendiera ahora grandes cantidades de bonos norteamericanos, se enfrentaría a una enorme devaluación de los mismos, lo que perjudicaría inevitablemente no sólo a China, sino también a otros. Li señaló que en el presente los países desarrollados están muy alerta ante algunas acciones de China, e incluso la atacan sin cesar por otorgar préstamos a países africanos, considerándolo como una manifestación de colonialismo moderno. Cada vez que China quiere adquirir una empresa extranjera, Estados Unidos y otros países europeos expresan desacuerdo en el acto. Si China vendiera realmente la gran cantidad de bonos norteamericanos que posee, sería calificada ante todo de irresponsable, lo que tampoco sería positivo para el país. Además, China tampoco debe comprar con frenesí bonos norteamericanos recién emitidos, pues eso le supondrá seguramente pérdidas en el futuro.
Li considera que son dos los factores que han hecho de China el mayor acreedor de bonos de gobierno de EE.UU. Uno es la estructura económica de China, que depende en alto grado del comercio exterior y tiene mucho superávit comercial e inversiones directas foráneas, lo cual ha conducido al aumento acelerado de su reserva de divisas. Otro es el actual sistema financiero internacional. En la etapa actual, el comercio internacional de exportaciones toma como patrón el dólar, que es la divisa más importante de la reserva en el mundo. Bajo estas condiciones, el aumento de bonos norteamericanos es muy lógico. China, que cuenta con una reserva de divisas de más de dos billones, posee de forma inevitable gran cantidad de bonos norteamericanos.
Li expresó que la actual opción de China es comprar lo menos posible bonos en dólares, y cuando la pérdida sea ineludible, se debe procurar disminuirla al mínimo. Li sostiene que es erróneo que el Banco Central de China tenga un gran margen de selección, y que estabilizar los bonos norteamericanos y el precio del dólar no sólo es favorable para que el mundo se libre cuanto antes de la crisis financiera sino también para el propio país.