BEIJING, 28 feb (Xinhua) -- Un comunicado conjunto histórico dado a conocer por China y Estados Unidos exactamente hace 43 años constituye una piedra angular que sigue siendo fundamental para las relaciones entre China y EEUU, que comparten uno de los lazos más importantes, dinámicos y prometedores en el mundo de hoy.
BEIJING, 28 feb (Xinhua) — Un comunicado conjunto histórico dado a conocer por China y Estados Unidos exactamente hace 43 años constituye una piedra angular que sigue siendo fundamental para las relaciones entre China y EEUU, que comparten uno de los lazos más importantes, dinámicos y prometedores en el mundo de hoy.
En el Comunicado de Shanghai, importante logro de la visita que realizó a China el entonces presidente estadounidense Richard Nixon, para romper el hielo, la parte estadounidense admitió que hay una sola China y que Taiwan es parte de China.
Este reconocimiento allanó el camino para el establecimiento oficial de relaciones diplomáticas entre China y Estados Unidos a nivel de embajadores el 1 de enero de 1979.
En el documento político trascendental, las dos partes también declararon que ninguna puede buscar la hegemonía en la región Asia-Pacífico y que ambas se oponen a los esfuerzos realizados por cualquier otro país o grupo de países para establecer tal hegemonía.
Aunque los tiempos han cambiado significativamente, la gran importancia del documento se mantiene.
En primer lugar, una de las razones por la cual la zona del Estrecho de Taiwan se encuentra relativamente tranquila se basa en el hecho de que todos los presidentes de EEUU se han comprometido en general desde la publicación del referido comunicado a acatar el principio de «una sola China».
Para mantener la estabilidad en la región donde tiene un enorme interés, EEUU está obligado a continuar defendiendo el principio de «una sola China» y a hacer oposición clara y firme a todos los intentos para separar Taiwan de China.
En segundo lugar, la historia ha demostrado que la búsqueda de la hegemonía no conducirá a nada más que a confrontaciones y guerras.
En este sentido, ni EEUU ni China pueden embarcarse en aventuras hegemónicas como declararon en 1972. En cambio, tienen que promover aún más la cooperación bilateral sobre la base de la igualdad y el beneficio mutuo.
Recientemente, Washington ha puesto en marcha su destacada política de «pivotar hacia Asia», en un intento de fomentar su presencia y participación en esta dinámica región, cambiando sus prioridades y activos militares destinados a este lado del océano Pacífico.
Si Washington busca reafirmar su papel dominante e incluso hegemónico con esta estrategia, tal y como señalan algunos expertos, es natural que existan preocupaciones por el eventual impacto negativo sobre la región Asia-Pacífico.
Hace más de cuatro décadas, los dirigentes de China y EEUU, dos países que cuentan con diferentes ideologías, se esforzaron por iniciar el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas bilaterales, lo que demuestra que con una gran previsión y sabiduría política para priorizar los intereses comunes a los desacuerdos, no hay discrepancia ideológica que no se pueda zanjar.
Hoy en día, el mundo ha cambiado mucho, y China y EEUU se han vuelto económicamente interconectados e interdependientes.
Es necesario que los líderes de ambos países continúen manteniendo el espíritu del Comunicado de Shanghai, y contribuyan juntos a un nuevo tipo de relaciones entre potencias principales del planeta, que beneficiará a la región Asia-Pacífico y al mundo entero.