LA HABANA, 23 sep (Xinhua) -- Cuba mira "atentamente" las transformaciones económicas y experiencias chinas en la búsqueda de fórmulas más eficientes y productivas para promover un socialismo cada vez más viable y próspero.
LA HABANA, 23 sep (Xinhua) — Cuba mira «atentamente» las transformaciones económicas y experiencias chinas en la búsqueda de fórmulas más eficientes y productivas para promover un socialismo cada vez más viable y próspero.
Así lo aseguró el analista político cubano, Rafael Hernández, en conversación con Xinhua, a propósito de la próxima visita oficial a La Habana del primer ministro chino, Li Keqiang.
«Los dos países se mueven en direcciones diferentes, los modelos de transformación, las reformas en China y las de Cuba no siguen exactamente el mismo patrón, pero problemas tales como la cuestión del mercado, el papel del sector privado y del público, son importantes para ambas políticas», apuntó.
De acuerdo con el también director de la «Revista Temas», publicación local dedicada a las cuestiones de las ciencias sociales y humanísticas, así como la teoría política e ideología, lo más importante es la coincidencia en los problemas que enfrentan China y Cuba como países socialistas.
Razón por la cual, el estudio mutuo de las experiencias de cada una y el intercambio de las mismas, resulta el marco ideal para fortalecer las relaciones bilaterales existentes y seguirlas desarrollando en el futuro, expresó.
«China ha tenido un nivel de crecimiento económico muy alto en los últimos años y Cuba ha tenido un nivel de desarrollo social muy alto. Allí radican los intereses de cada parte y los espacios de colaboración que ambos gobiernos han encontrado», señaló Hernández.
El sociólogo insistió en que se trata de dos sociedades diferentes en materia de escala, China es el país más poblado del planeta (más de 1.374 millones de habitantes) y la relación campo-ciudad es inversamente proporcional a Cuba, donde el 75 por ciento de sus ciudadanos vive en zonas urbanas.
Otro aspecto a tomar en consideración, de acuerdo con Hernández, es la importancia que le imprime el gobierno chino a la ciencia y tecnología al servicio del desarrollo económico y social.
«Ver cómo los chinos articulan, en un sistema coherente, la investigación-desarrollo-producción con la ciencia, no sólo las exactas o naturales, sino también con las sociales y políticas, y cómo los avances en esas ciencias alimentan las reformas. Esa es una experiencia directamente utilizable por Cuba que está también en ese camino», dijo.
En ese sentido, el analista político destacó que el gobierno cubano ha avanzado en los últimos 10 años en cuanto al aprovechamiento del análisis y la investigación-desarrollo, pero aún no alcanza la interrelación que distingue a Beijing en esa área.
También convida a la evaluación por parte de Cuba, enfrascada desde 2010 en un proceso de actualización de su modelo socio-económico y en constante aplicación y rectificación, en el manejo de pequeñas y medianas empresas.
Hernández advirtió que el socialismo, como proyecto político, ha heredado la idea de que los grandes conglomerados o monopolios privados, convertidos en estatales, son los agentes del desarrollo económico en las naciones.
«Ese mito se derrumba cuando uno examina cuáles son los principales actores de la economía en los países más desarrollados del mundo. La pequeña y mediana empresa desempeña un papel clave y eso lo ha demostrado también China, ese es otro ejemplo de experiencias aprovechables por Cuba», acotó el experto en temas políticos.
Para 2017 está previsto que La Habana promulgue una Ley de empresas, donde sean reconocidas jurídicamente las pequeñas y medianas compañías privadas, consideradas parte «complementaria» de la nueva etapa de transformación económica en la isla.
De igual forma servirá para «regular» esta forma de propiedad individual que cumple una función social determinante en la actualidad, y además contribuir a hacer más consistente el entramado empresarial y sus interrelaciones, en favor de toda la economía.
Afirmó que los éxitos cosechados por China desde que inició el proceso de Reforma y Apertura hace casi 40 años, cuando su dirigencia política se dio a la tarea de crecer económicamente para beneficio de su población, son hoy un referente, no sólo para Cuba, sino para todo el mundo.
China se convirtió en 2010 en la segunda mayor economía del mundo, misma posición que ocupa en el campo de las inversiones, donde alcanzó los 145.670 millones de dólares el pasado año.
Aunque lo más notable, subrayó Hernández, no son estos datos, sino el compromiso del gobierno chino con el resto de las naciones y sus aportes para abrir mejores perspectivas de desarrollo en pos de un crecimiento económico sostenible.
Situar el peso del progreso en el uso de las tecnologías y los más recientes modelos de producción y comercio, son conceptos recogidos en el último plan quinquenal aprobado por las autoridades chinas.
De acuerdo con lo planteado, apostar por la innovación implica también impulsar vías alternativas para prosperar y transitar hacia motores de riqueza más actualizados, expresó.
Hernández dijo que para China, la promoción de estrategias en pos de lograr la excelencia basada en la innovación, estimular políticas verdes, compartir de manera justa y expandir la apertura, son opciones necesarias para garantizar el progreso, mientras que para Cuba éstas son enseñanzas a valorar.
«Nuestro aporte sería entonces en términos sociales. Cuba tiene una población más nivelada desde el punto de vista educativo, de salud, de participación en la modernidad», expresó el también catedrático.
«Somos un país con escasos recursos que preserva el acceso a estos derechos de los sectores menos favorecidos. Creo que esas son experiencias que pueden ser de interés para China», indicó Hernández.
Anotó que a pesar de no tener iguales desafíos, ambas sociedades llevan adelante reformas y transformaciones que tienen el mismo objetivo: desarrollar las economías locales para brindar la estabilidad política necesaria y el bienestar social imprescindible para perfeccionar ambos sistemas socialistas.
En ese contexto, la próxima visita a Cuba del primer ministro chino, Li Keqiang, expande las posibilidades para que las dos naciones examinen las relaciones bilaterales en aras de proyectar su futuro crecimiento y vean las oportunidades latentes que puedan ser de interés mutuo, más allá de las cuestiones comerciales, concluyó.