¿Debería preocuparnos que China supere a Estados Unidos?

In Noticias, Política exterior by PSTBS12378sxedeOPCH

Según el FMI, el PIB chino podría superar al estadounidense ya en 2016. Teniendo en cuenta que quedan pocos años para llegar a 2016, y que será la primera vez en más de un siglo que los Estados Unidos no sean la mayor economía del mundo, este cambio será objeto de cierto debate –desde varias perspectivas.


(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Varios analistas han señalado esta semana que la economía china superará en tamaño a la de Estados Unidos en 2016. Los datos proceden de las más recientes previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), indicadas en su informe semestral de perspectivas de la economía mundial de abril. Teniendo en cuenta que quedan pocos años para llegar a 2016, y que será la primera vez en más de un siglo que los Estados Unidos no sean la mayor economía del mundo, este cambio será objeto de cierto debate –desde varias perspectivas.

En primer lugar, consideremos la perspectiva económica. China ha sido la economía con el crecimiento más rápido del mundo durante más de tres décadas, multiplicándose por 17 en términos reales (ajustados a la inflación) desde 1980. Merece la pena enfatizar que la mayor parte de este crecimiento tuvo lugar entre 1980 y 2000 mientras el resto del mundo en vías de desarrollo no acababa de despegar adoptando cambios en sus políticas de corte neoliberal –apertura indiscriminada al comercio y los flujos de capital, bancos centrales cada vez más independientes, políticas monetarias y fiscales más ajustadas (y a menudo procíclicas), y el abandono de estrategias de desarrollo anteriores que se habían mostrado efectivas.

China, claramente, no adoptó estos cambios en sus políticas, promovidas desde Washington por instituciones como el FMI, el Banco Mundial (BM) y, posteriormente, la Organización Mundial del Comercio (a la que China no se adhirió hasta 2002). Es cierto que la aceleración del crecimiento de China incluía una rápida expansión del comercio y las inversiones del extranjero, pero siempre bajo una estricta gestión por parte del Estado, con el fin de asegurar que se adaptaban a los objetivos de desarrollo del gobierno –lo contrario de lo que ocurría en muchos otros países en desarrollo. Los objetivos de China incluían dirigir la producción a los mercados de exportación, promover mayores niveles de tecnología (con el objetivo de transferir tecnología de las empresas extranjeras a la economía doméstica), contratar personal local para los puestos técnicos y de gestión, y no permitir que las inversiones foráneas pudieran competir con ciertas industrias domésticas.

La economía china sigue estando muy controlada por el estado, con un gobierno que controla la mayor parte del sistema financiero, los tipos de cambio, y casi un 44 por ciento de los activos de las principales compañías industriales. Esto explica por qué China pudo abrirse paso a través de la recesión mundial con un crecimiento de 9,8 por ciento de su PIB, a pesar de haber perdido 3,7 puntos porcentuales de su PIB debido a la caída de las exportaciones netas.

Analicemos ahora las implicaciones políticas e internacionales. Primeramente, buena parte de las discusiones entorno al ascenso de China están escritas desde la perspectiva de Washington, es decir, desde la perspectiva de un imperio. Desde este punto de vista, el ascenso de China se observa además como una amenaza para el mundo. Se asume que China se convertirá en un imperio como Estados Unidos, pero sin ser tan “benevolente” como éste.