The Washington Times de EEUU publicó el 28 de octubre un artículo titulado “EEUU intensifica la tensión entre China y la India”. Señala que las relaciones entre la India y China ha entrado en la época de conmoción conforme con el recrudecimiento creciente de la posición china. Es evidente que un mayor grado de recrudecimiento de la posición china está relacionado con las relaciones de socios entre EEUU e India.
En su discurso de despedida George W. Bush proclamó: “Hemos iniciado con la Indua unas flamantes relaciones de socios estratégicos.” A pesar de que el Gobierno de Obama haya prometido elevar el nivel de estas relaciones, no quiere de ninguna manera ponerse de lado de la India en las disputas entre la India y China, sean lo que fueren. Esto es una manifestación de tolerancia para que China aumenten sus apuestas en las disputas con la India. Los medios oficiales de China exigen en un editorial que India considere los “costes que tiene que pagar en los potenciales conflictos con China”. Como contraataque, Nueva Delhi permitió la visita de Dalai a Estado de Arunachal (Tìbet del Sur — nota del editor) y anunció la suspensión del trabajo de varios miles de chinos en la India.
Las actuales provocaciones, las nuevas disposiciones militares y las imputaciones recíprocas son parecidas a lo que sucedió hace 47 años. Hoy por hoy, con la escalada de la tensión, incluso cuando no estallará una guerra de magnitud limitada, es difícil al parecer evitar conflictos fronterizos de dimensión pequeña.
Para China, la alianza militar entre EEUU y la India es una pesadilla estratégica, y las relaciones estratégicas entre la India y EEUU de amplio despliegue propagandístico han tocado la campana de alarma para Beijing. Si bien estas relaciones no tienen carácter formal de alianza militar, los altos tonos del gran cambio geopolítico en las nuevas relaciones de socios entre EEUU y la India obligan a los políticos chinos a creer que la India, como Japón y Australia, se está entregando en brazos de EEUU.
Evidentemente, Nueva Delhi no había pensado inicialmente que su precipitado acercamiento a EEUU desembocaría en una mayor presión de China sobre ella. Y en este caso, EEUU no ha aportado consuelo de consideración a la India. Acto seguido, la India se ha dado cuentra de su delicada situación. Por un lado, China ejerce intencionadamente múltiples presiones militar y diplomática, y por otro, EEUU no sólo no brinda apoyo a la India, sino que no advierte a Beijing para no tratar de cambiar las fronteras actuales por fuerza. En realidad, en los problemas que pasan de Dalai a Arunachal, EEUU opta por no enfrentarse con China, y esto quiere decir que la India tiene que valerse por sí misma.
Obama lanzó además señales de que las relaciones estratégicas entre EEUU y la India no se llevarán a cabo a costa del rápido desarrollo de las relaciones entre EEUU y China. Después de evaluar los acuerdos firmados por la Administración de Bush, el Gobierno de Obama abandona pública e intencionadamente todos los factores de las relaciones con la India que pueden irritar a China, incluidos las maniobras militares conjuntas con Estado de Arunachal implicado. EEUU llega hasta el abandono de las maniobras de fuerzas marinas de EEUU, India y Japón. Tal como lo hizo la secretaria de Estado de EEUU en febreo, Obama está preparando una gira que comienza por Japón y termina en China, esquivando claramente la India.
En una situación en que no tiene otro remedio que valarse a sí misma, la India ha decidido evitar cualquier conflicto con China. Pero incluso cuando busca disminuir la tensión con Beijing, Nueva Dehli no puede excluir la posibilidad de que China recurra a la fuerza. Esto porque los intransigentes (chinos) creen al parecer que una rápida victoria militar como la de 1962 creará una Asia en que China jugará el papel protagonista.
El Gobierno de Obama, que ha proclamado que las relaciones entre EEUU y China son “las relaciones bilaterales más importantes del Mundo”, deben advertir a China de que no debe transpasar la línea roja establecida a las claras, o desdecir del credo de “emergencia pacífica” que China misma ha proclamado. (Pueblo en línea)