EEUU reaviva fantasmas de pasado desagradable de Japón

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BEIJING, 30 abr (Xinhua) -- El acuerdo modificado de cooperación sobre defensa entre Estados Unidos y Japón constituye una preocupación para todas las naciones con una experiencia directa en las correrías militares previas de estos países en el extranjero.


BEIJING, 30 abr (Xinhua) — El acuerdo modificado de cooperación sobre defensa entre Estados Unidos y Japón constituye una preocupación para todas las naciones con una experiencia directa en las correrías militares previas de estos países en el extranjero.

Actualizado por primera vez desde 1997, el acuerdo permitirá ahora que Japón envíe tropas a batallas en el extranjero para su defensa y la de sus aliados.

La decisión del gobierno japonés de reinterpretar su Constitución pacifista posterior a la II Guerra Mundial en julio del año pasado provocó protestas en todo el mundo. Ahora, Japón ha hecho un uso exitoso del giro de Estados Unidos en su política respecto a Asia, una política histórica de la administración Obama que parece en gran parte diseñada para contener la creciente influencia de China en Asia-Pacífico.

Para una nación famosa por sus ataques furtivos, el más famoso en contra de Pearl Harbor, el nuevo arreglo resucitará los fantasmas del pasado militarista de Japón en la región.

Japón encargó en marzo el «Izumo», un gran buque naval con capacidad para helicópteros. Ese es sólo uno de los aspectos de su creciente gasto militar. El destructor de 248 metros de eslora, similar a los que atacaron Pearl Harbor, recibió el nombre de un buque de guerra usado en la invasión de China a inicios del siglo XX. Esas coincidencias evocan recuerdos dolorosos en el pueblo chino sobre las atrocidades de Japón.

Y luego está el ritual que el primer ministro japonés Shinzo Abe ofrece en el templo Yasukuni y las visitas a ese lugar hechas por los miembros de su gabinete. En Yasukuni se honra a los muertos de guerra de Japón y a los criminales de guerra de Japón.

La expectativa de Washington de que Japón luchará por los intereses de Estados Unidos en el mundo y su apoyo a la postura de Japón en las disputas territoriales no sólo impiden la reconciliación y el alivio de heridas con sus vecinos: Japón se siente ahora completamente justificado para mentir sobre las atrocidades cometidas en tiempos de guerra.

En conjunto, estas acciones desafían abiertamente el orden internacional establecido al final de la II Guerra Mundial y que ha garantizado la paz y estabilidad regionales por décadas.

El miércoles, el líder japonés una vez más expresó un «remordimiento profundo» por la II Guerra Mundial en un discurso en una sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos, pero se abstuvo de ofrecer una disculpa por las víctimas de Japón, incluidas China y la República de Corea. Términos ambiguos similares fueron usados en la Cumbre Asia-Africa de la semana pasada en Yakarta.

Esa actitud es decepcionante. El 70° aniversario del fin de la II Guerra Mundial debe ser una oportunidad para enviar señales positivas, limar asperezas y convertirse en parte de la gran cooperación regional mediante la reflexión honesta.

Por el bien regional, Japón debe dejar de emitir una señal errónea tras otra. La alianza bilateral Estados Unidos-Japón, forjada durante la Guerra Fría, no debe ser fortalecida; debe ser abandonada.