Que la emergencia de China está cambiando el mundo a toda velocidad es una evidencia. También es verdad que se trata de un proceso que aún puede experimentar altibajos importantes y que, por lo tanto, no puede darse por concluido en modo alguno. Sea como fuere, su lugar y función en el sistema internacional dependerá de su evolución interna y de la actitud hacia ella de cada uno de los principales polos de poder mundial.