Hangzhou,31/08/2016 (El Pueblo en Línea) - Entre los 47 países clasificados como de bajo desarrollo humano en 1990, China es el único que ascendió al nivel alto a partir de 2014, según el Informe Nacional de Desarrollo Humano de China 2016 publicado recientemente por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas.
Hangzhou,31/08/2016 (El Pueblo en Línea) – Entre los 47 países clasificados como de bajo desarrollo humano en 1990, China es el único que ascendió al nivel alto a partir de 2014, según el Informe Nacional de Desarrollo Humano de China 2016 publicado recientemente por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas.
El informe añade que China puede dirigir el mundo en un desarrollo inclusivo. Con tres principales fuerzas motrices de crecimiento económico, igualdad de oportunidades y sinergia social, su experiencia puede utilizarse como referencia para otros países.
Como tema principal de la Cumbre del G20 en Hangzhou, el crecimiento inclusivo no sólo define las exigencias urgentes del mundo, sino que también representa la «sabiduría china».
En la actualidad, los países en vías de desarrollo aportan el 40% del PIB mundial, pero los países occidentales, como pioneros de la globalización en el pasado, tratan de empujar la rueda hacia atrás, poniendo las reglas de la apertura del mercado y la no discriminación en virtud de desafío.
Cuando se habla de un nuevo orden mundial, el académico estadounidense Fareed Zakaria suspira diciendo que «el mundo se está abriendo, pero nosotros estamos cerrando la puerta».
Los países occidentales no pueden adaptarse a este nuevo escenario, pero deben darse cuenta de que el potencial económico sólo se puede se revitalizar con un crecimiento inclusivo. Las economías emergentes serán el motor clave de la futura economía mundial, y unas reglas cerradas y aisladas de cooperación no son la elección correcta.
En comparación con los países occidentales, China ha cosechado logros fructíferos gracias al crecimiento inclusivo. El país puso en marcha una serie de políticas favorables para las regiones y poblaciones afectadas por la pobreza en su proceso de reforma y apertura.
Como el primer país en vías de desarrollo que consigue la meta de reducción de la pobreza fijada por el Objetivo de Desarrollo del Milenio, China se compromete a un nuevo tipo de cooperación internacional basada en la reducción de la pobreza mediante la creación de fondos de ayuda y otros enfoques.
China también se ha esforzado para ayudar con la conectividad de las infraestructuras de las naciones en vías desarrollo a través de iniciativas y propuestas como «Un Cinturón – Una Ruta», el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Fondo de la Ruta de la Seda, con el objetivo final de mejorar la capacidad de auto-desarrollo de estas naciones e introducirlas en la cadena del comercio mundial.
La mayoría de las soluciones propuestas por el G20 desde su creación iban dirigidas a los síntomas de la crisis financiera en lugar de a las enfermedades que la causaban. La prescripción basada en la sabiduría china está constituida por la justicia y el orden, ambos inclusivos.
El establecimiento de normas inclusivas exige la determinación de toda la humanidad de construir una comunidad de destino común, un punto de vista correcto de la moral, y de medidas para promover la cooperación de beneficio mutuo.
Para lograr este objetivo, China ha tomado medidas internas en las zonas de libre comercio, en el desarrollo coordinado regional y en las políticas diferenciadas de base regional. En el ámbito mundial, el país ha hecho de la «cosecha temprana» un principio de negociación ampliamente aceptado, ha logrado integrar los acuerdos de libre comercio fragmentados regionalmente, y ha adoptado «paso a paso» los planes de cooperación internacional.
Un principio práctico se refleja tanto en la idea china de la gobernabilidad global como en sus acciones en el gobierno nacional.
Las tareas de la Cumbre pasan de conducir la apertura a orientar la cooperación. China y el mundo escribirán un nuevo capítulo en la próxima Cumbre del G20.