En vísperas de julio, Unión Europea y China 50 años Raquel León de la Rosa, directora del Observatorio de la Política China

In Análisis, Política exterior by Director OPCh

El 6 de mayo marca una fecha conmemorativa en la relación entre la Unión Europea (UE) y la República Popular China, pues tras la reunión entre Zhou Enlai y Sir Christopher Soames en 1975, se establecieron relaciones diplomáticas entre China y la Comunidad Económica Europea (CEE).

Durante las recientes declaraciones del vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lin Jian, se resaltó cómo es que China percibe esta relación como clave en el contexto del 2025. En este tono, Lin enfatizó la importancia de estos dos actores en la promoción del multilateralismo en la escena internacional, así como la necesidad de promover entre ellos “un progreso común, resultados de beneficio y éxito mutuos a través del aprendizaje mutuo y la cooperación abierta”. En este sentido reiteró la bienvenida al presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, y de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para la celebración de la Cumbre UE-China en julio de este año.

Todo esto pareciera un escenario perfecto para Beijing en la capitalización de aliados frente a la tormenta y el mar revuelto que significa Trump. No obstante, es importante profundizar en algunos detalles importantes, a modo de entender por qué este momento de acercamiento y buena voluntad.

La relación en el siglo XXI

La evolución de la relación se ha transformado conforme China ha tenido un mayor posicionamiento como actor económico y político en el sistema internacional. Antes de la llegada del siglo XXI, la relación era asimétrica, pues existía una marcada brecha entre un actor del Norte- global y uno del Sur-global.
La primera década de este siglo marcó una carrera contra reloj para reducir esta brecha y la capacidad de agencia en la relación bilateral.

Por lo tanto, la relación bilateral se ha tornado en una relación de desconfianza y preocupación para la UE. Esto ha estado presente en el discurso europeo, pues “en 2019, la UE describió a China como “un socio de cooperación” y “socio de negociación”, así como “un competidor económico” y “un rival sistémico” (Parlamento Europeo, 2024b, p. 2).

A manera de resumen, la reciente historia de los vínculos conlleva momentos como (OEC, 2024):

• 2003: establecimiento de la Asociación Estratégica UE y China.
• 2016: La IED China alcanza un máximo histórico, pero en 2018 caen en 40%.
• Diciembre de 2020- se anunció el Acuerdo Global de Inversiones, que busca promover la IED europea en China. La negociación duró siete años.
• 2023: China se ubica como el tercer socio a la exportación y primer a la importación.
• La oferta exportable europea es: 9.5% autos, 5.1% autopartes, 4% medicamentos, 4% circuitos integrados.
• Las importaciones desde china incluyen: 7.2% computadoras, 6.15% equipo transmisiones, 3.5% maquinaria de oficina.
• Respecto a la UE, Alemania principal socio comercial de China con 4.07% del total de sus exportaciones; seguido de Holanda 2.53% e Italia 1.5%.

Esto también se ha reforzado con el incremento de la balanza comercial deficitaria para el bloque europeo, alcanzando en 2023 un monto de 400,000 millones de euros (CDE, 2024).
En la siguiente gráfica se muestra cómo esta brecha se ha incrementado durante los últimos 10 años, con excepción de los ajustes durante la pandemia. Sin embargo, esta tendencia se contrajo para 2023 a partir de la postura de la UE de reducir la dependencia comercial de China, principalmente a partir del concepto de derisking.

Gráfica 1. Balanza comercial UE. China de 2013 a 2023.

Fuente: CDE, 2024.

Si bien se han dado una serie de intercambios entre ambos actores, una realidad es que la política dirigida por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no es la más cercana a China. A nivel discursivo, von der Leyen ha hecho explicito su temor frente a la llegada de nuevos productos chinos a la UE. En este sentido, en junio de 2024, la Comisión Europea hizo explícita su intención de incrementar aranceles; principalmente orientados a las importaciones chinas de vehículos eléctricos, justificando “subvenciones injustas» que ponen en riesgo al sector automotriz europeo. En 2023, entraron a la UE más de 440 mil vehículos eléctricos (VE).

El sector automotriz ha sido uno de los más vulnerable en esta relación. Por lo que el tema de los VE es el que más ha sido controversial en este año, pue el 4 de octubre de 2024 se realizó la votación sobre el incremento de aranceles para los VE chinos en la UE. Durante este proceso, diez países votaron a favor, entre ellos, Italia, Francia y Polonia; mientras que doce se abstuvieron y cinco lo hicieron en contra, incluidos Alemania y Suecia. De reafirmarse esta decisión para finales de 2024, se contemplan los siguientes aranceles adicionales por fabricante: 17% a BYD, 19,3% a Geely y 36,3% a SAIC.

No obstante, la visión en bloque hacia China no ha limitado la vinculación bilateral con los países miembros de la Unión Europea. Respecto a esto, Austria, Bulgaria, Croacia, Chipre, Chequia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Portugal, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia son países que son parte de la BRI; señalando la salida de Italia en 2023. Esto ha motivado reuniones y giras como la del presidente Xi en mayo de 2024 a Francia, Hungría y Serbia; y la visita de Pedro Sánchez a China en septiembre de 2024. Estas vinculaciones han motivado que estos países intercedan para desmotivar las barreras arancelarias y no arancelarias promovidas desde la UE.

Aunado a esto, la BRI está presente en Europa, y este continente es de suma importancia para la mega red de infraestructura al comercio. Por esto, uno de los primeros proyectos que se impulsaron desde el lanzamiento de la BRI fue el tren de carga de Yiwu a Madrid, lanzado en 2014 y que el pasado 18 de noviembre cumplió 10 años operando. Durante este tiempo, el tren ha conectado a 160 ciudades del corredor euroasiático y trasladado caso 50 mil variedades de productos, que representan 2.620 millones de dólares (YXE, 2024).

De igual manera, la IED china a la UE no ha cesado. La tabla 3 presenta las principales inversiones realizadas durante esta década. En el caso europeo, Francia, Hungría y Alemania son los países que más IED china han recibido. De igual manera, la tecnología y el transporte son los rubros en los que más ha invertido China recientemente.

Tabla 3. IED china en la UE de 2020 a 2024 en millones de dólares


Fuente: Elaboración propia basada en American Enterprise Institute, 2024.

La vuelta de tuerca

Como se menciona en el apartado anterior, en 2024 la relación entre la UE y China no se encontraba en su mejor momento, pues la llegada de Ursula von der Leyen, como presidenta de la Comisión Europea 2019, marcó un giro, que se fue acentuando gélidamente con el paso de los años.

Sin embargo, si algo es seguro en la dinámica internacional es que nada estático y el sistema internacional como un campo social, se transforma. En este sentido, el retorno de Trump ha marcado un hito en la manera en cómo se relacionan los distintos actores, pues la manera en que desafía el establishment es tan profunda que puede repensar alianzas, como es el caso de estos dos.

Más allá de las situaciones complejas, principalmente a nivel político y económico, que presentan algunos de los países miembros de la UE, a nivel internacional, para finales de 2024, se llegó a especular que la llegada de Trump significaría un respaldo para unir fuerzas frente al avance chino. Sin embargo, una de las consecuencias de estos primeros meses del gobierno Trump 2.0 ha sido la fragmentación del Norte-global, ante la supremacía del interés nacional en la “reconstrucción” de la política exterior de Washington.

La expectativa de un diálogo conjunto entre la UE y Estados Unidos es algo que Bruselas no ve cercano; y le ha forzado a explorar otras opciones. Esto principalmente motivado por la “diplomacia” de coacción de Trump.

En el discurso del “Día de la Liberación”, en donde Trump (2025) dio a conocer su sistema de aranceles recíprocos, la UE no quedó exenta de esta medida. El mandatario americano señaló “Ellos nos cobran el 39%, nosotros vamos a cobrar el 20%, así que les estamos cobrando básicamente la mitad». Más allá de los estragos económicos que el sistema de aranceles recíprocos trajo, esto comenzó a ser percibido como una medida arbitraria y altamente subjetiva. La Comisión Europea inmediatamente dio declaraciones al respecto. En el documento titulado “Preguntas y respuestas sobre la política arancelaria recíproca de los Estados Unidos” (2025), se menciona que en la praxis el arancel del 39% sólo se aplica al 1% de los productos estadounidense importados por la UE.

Por lo tanto, el 7 de abril de este año, la UE anunció la imposición del 10 % y del 25 % a los productos de Estados Unidos. La postura europea fue sorpresiva y comenzó a marcar este cuestionamiento sobre cercanía-alianza entre Washington y Bruselas. En este sentido, hasta este momento, la única política que ha tenido un “diálogo” con Trump es Giorgia Meloni. En la reunión que ambos mandatarios tuvieron a mediados de abril, se visibilizó un discurso etnocentrista, en donde se hizo referencia a “rescatar la grandeza civilizatoria de Occidente”. Esto no es algo nuevo, pues si algo ha caracterizado a esta relación es la narrativa fantasiosa con la que se han posicionado. Ejemplo de esto fue la “cátedra” de historia que Trump dio a Meloni durante su visita sobre el histórico vínculo entre Estados Unidos e Italia desde los tiempos del Imperio Romano.

Así mismo, en términos de agencia, Meloni no es una voz que represente a la UE en la arena internacional. Su posicionamiento ha esta centrado en el debate interno en Italia. Por lo que, respecto a China, son otros mandatarios los que han tomado mayor protagonismo durante los últimos dos años, como lo son Macron y Sánchez. Esto también como parte del vacío que dejó la ex Canciller alemana Angel Merkel, quien posicionó a Alemania como un actor clave en el diálogo con Beijing.

Las expectativas hacia la cumbre de julio

En miras a la próxima cumbre de julio, el inicio de mayo vislumbra una cercanía entre Bruselas y Beijing, pues el discurso desde la UE se ha suavizado. Aunado a esto, hay acciones que muestran voluntad entre ambas partes.

A nivel político, la decisión china sobre quitar las antiguas restricciones de acceso a su territorio a cinco eurodiputados de la subcomisión de derechos humanos, anunciada por Roberta Metsola (2025) el 30 de abril, es un paso importante. En la confirmación por parte del MOFA (2025) el 6 de mayo, se señaló que “Tras consultas, China y el Parlamento Europeo han decidido levantar de forma simultánea y completa las restricciones sobre los intercambios mutuos”.

Si bien Mestola (2025) dijo que “El Parlamento seguirá siendo un sólido defensor de los derechos humanos universales y los valores fundamentales en todo el mundo al tiempo que busca implicarse con socios globales de forma transparente y con principios”, esta concesión desde Beijing representa algo “inédito”. Lo particular de esta decisión radica en que este tipo de medidas de restricción a personas que tienen un posicionamiento político que cuestiona temas sensibles para China, ha sido algo que Beijing ha utilizado como medida contundente y que parecía no ser negociable. Ejemplo de esto, son las restricciones a parte de la clase política estadounidense que ha promovido la diplomacia parlamentaria con Taipéi.

A nivel económico, la prensa ha especulado en cómo esta decisión puede extenderse a la escena comercial frente a los aranceles impuestos a finales del año pasado.
Más allá de esto, este momento representa una oportunidad para que ambos actores hagan gala del arte de la diplomacia, como mecanismo de contención del desastre generado por Trump y su alcance potencial.

La cumbre es un evento que significa un puente entre del Norte y el Sur, en donde seguramente se expondrán dos visiones de gobernanza global, pues hay que recordar que la UE ha sido quien mayormente ha promovido mecanismos de cooperación alineados a los ODS; mientras que China ha utilizado su diplomacia con características chinas para justificar la necesidad de un nuevo modelo a través de la Comunidad de Destino Compartido, sus iniciativas globales y la expansión de la Franja y la Ruta.