El importante diálogo anual entre las dos principales economías del planeta se celebra actualmente en Washington, donde ambas partes reconocen que el resultado de las conversaciones no solo tendrá un gran impacto en el futuro de las relaciones China-Estados Unidos, sino también para el mundo.
El importante diálogo anual entre las dos principales economías del planeta se celebra actualmente en Washington, donde ambas partes reconocen que el resultado de las conversaciones no solo tendrá un gran impacto en el futuro de las relaciones China-Estados Unidos, sino también para el mundo.
Las dos partes saben también que las apuestas son altas ya que el foro se celebra en una coyuntura crucial para una de las relaciones bilaterales más importantes del orbe y deberá convertirse afortunadamente en catalizador para crear un nuevo paradigma de los vínculos entre las principales potencias del mundo.
Complemento directo de la histórica cumbre del mes pasado entre el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Barack Obama, el diálogo de este año tiene mayor peso y genera muchas más expectativas.
Además, como el foro tiene lugar tras los recientes cambios en la dirección de los gobiernos en ambas naciones, ofrece una magnífica oportunidad para que los altos funcionarios recientemente nombrados de las dos partes inicien una relación personal.
El encuentro comenzó en medio de una atmósfera positiva, con el viceprimer ministro chino, Wang Yang, comparando ingeniosamente la relación bilateral con un «matrimonio», y el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, transmitiendo sus más sinceras condolencias a las familias de las víctimas chinas del accidente del avión de la aerolínea surcoreana Asiana en San Francisco.
Pero para garantizar el resultado exitoso de la reunión se necesita un mayor entendimiento mutuo en el actual diálogo para transformar las ideas en hechos.
Al juntar a cientos de funcionarios de más de 20 agencias gubernamentales de ambos países, el foro funciona como una plataforma indispensable para que las dos naciones encuentren soluciones factibles para un amplio espectro de temas políticos, de seguridad, económicos y financieros.
Las partes parecen tener una larga lista de quejas sobre temas que van desde la seguridad informática hasta el acceso al mercado. En lugar de insistir agresivamente en su agenda, es más importante para un lado escuchar los puntos de vista del otro.
En resumen, las discusiones deben estar basadas en la igualdad y la naturaleza de cualquier problema y su grado de gravedad no debe ser dictado por una de las partes.
Se espera que las partes puedan alcanzar un mayor entendimiento mutuo a través de todo el proceso de diálogo, no solo en las conversaciones sobre temas estratégicos, sino también durante las discusiones sobre temas económicos clave como las relaciones en el comercio y la inversión, el crecimiento sostenible, así como las reformas estructurales y financieras.
No importa cuántas diferencias existan en las conversaciones, ambas partes siempre deben tener presente que Beijing y Washington, como dos importantes fuerzas para la paz y el desarrollo mundiales, tienen cada vez más intereses comunes.
El principal tema de construir un nuevo tipo de relación China-EEUU, un tarea sin precedentes e histórica puesta en marcha por los presidente Xi y Obama, aboga por el respeto mutuo y la cooperación de beneficio recíproco.