Frente a la actual situación del comercio sino-latinoamericano y el periodo de nueva normalidad que vive la economía china, ¿qué debe hacerse para fortalecer la cooperación bilateral? ¿Qué podrían hacer los empresarios de ambos lados? ¿El traslado de las industrias chinas significará un mayor índice de contaminación en América Latina? Sobre estos temas de interés común trata la entrevista que China Hoy realizó al investigador Wu Guoping, especialista en la relación sino-latinoamericana y director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Suroeste.
Frente a la actual situación del comercio sino-latinoamericano y el periodo de nueva normalidad que vive la economía china, ¿qué debe hacerse para fortalecer la cooperación bilateral? ¿Qué podrían hacer los empresarios de ambos lados? ¿El traslado de las industrias chinas significará un mayor índice de contaminación en América Latina? Sobre estos temas de interés común trata la entrevista que China Hoy realizó al investigador Wu Guoping, especialista en la relación sino-latinoamericana y director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Suroeste.
La nueva demanda de China
En cuanto al periodo de nueva normalidad, Wu Guoping cree que el cambio de la modalidad económica de China no será solo una presión, sino también una oportunidad para América Latina.
Wu recuerda que después de un largo periodo de rápido desarrollo económico, China mantiene ahora una tasa de crecimiento del 7 %. En cuanto a la economía mundial, el precio de los productos primarios ha descendido en gran medida, sobre todo el del petróleo. Ello ha traído mayores consecuencias en los países latinoamericanos dependientes de la exportación de recursos, lo que ha ocasionado que su ritmo de crecimiento descienda notablemente.
«La baja del precio de los productos primarios ha supuesto una cierta presión en la economía latinoamericana. Sin embargo, ha tenido también una influencia positiva. Una mejora en la calidad de crecimiento de la economía china significa que China presta ahora una mayor atención al desarrollo de su mercado local, así como a su consumo interno. Al mismo tiempo, debido al proceso de urbanización y a la ampliación de su clase media, la demanda de consumo se ha diversificado más y espera ahora una mayor calidad, lo que implica una nueva oportunidad para que América Latina impulse la diversificación de sus exportaciones», manifiesta Wu, quien añade: «Esperamos ver un crecimiento de los productos de exportación latinoamericanos que vayan de acuerdo con las necesidades de los consumidores chinos».
Tanto China como América Latina afrontan una reestructuración económica –señala Wu–, la cual significa también una nueva oportunidad para ambas partes. Dicha reestructuración permitirá un nuevo impulso en el crecimiento económico de ambos. China viene llevando a cabo su reestructuración económica, mientras que América Latina, que antes se dedicaba a la fabricación de productos primarios apoyándose en la exportación de sus recursos naturales, presta ahora una mayor atención a la manufactura. Durante estos procesos, ambas partes encontrarán nuevos espacios de cooperación que fomenten y diversifiquen la relación comercial sino-latinoamericana.
La oportunidad en la infraestructura
¿Qué nueva oportunidad generará esta nueva normalidad en la cooperación sino-latinoamericana? Según Wu Guoping, ello se verá en varios sectores, como en la construcción de infraestructura, en la cooperación de capacidad productiva y en la inversión. Una nueva oportunidad implica también nuevas cuestiones, lo que exige un conocimiento profundo y una investigación de mercado en ambas partes.
Wu pone como ejemplo la construcción de infraestructura que podría favorecer el empleo en América Latina, así como un descenso del costo de logística, una mayor conexión entre sus ciudades y la recuperación de este sector no muy desarrollado en la región. Por todo ello, se trata de un buen campo de cooperación.
Wu Guoping señala que a pesar de que ambas partes han impulsado con iniciativa el sector de la infraestructura, no han logrado muchos resultados hasta hoy, al margen de las influencias positivas y los proyectos sobresalientes. Por ello, las empresas de ambas partes deberían realizar estudios conjuntos, con el fin de encontrar la mejor manera de impulsar proyectos de infraestructura.
Si bien, China cuenta hoy con capacidad financiera, invertir en América Latina «no implica solo dinero, sino también el uso de mano de obra, el conocimiento de las normas locales y la construcción de infraestructura sin perjudicar el medio ambiente local ni el respeto a la vida tradicional», advierte Wu.
Cada país latinoamericano cuenta con su propia mano de obra y sus propias leyes laborales. Cómo adaptarse al mercado local y respetar las leyes laborales correspondientes constituye también un desafío para las empresas chinas. Más aún, para la construcción de infraestructura se requiere pasar primero por un proceso de licitación. Las empresas chinas tienen que actuar de acuerdo con las normas locales e intensificar la cooperación con sus pares latinoamericanos, mientras que éstas pueden encontrar espacios de cooperación y brindar sugerencias a aquellas. De esta manera, se impulsará, razonable y ordenadamente, la cooperación sino-latinoamericana en el sector de la infraestructura.
No generará contaminación
La inversión china en el sector manufacturero de América Latina constituye otra oportunidad importante, de acuerdo con Wu. «En China hay un exceso de capacidad productiva en algunos sectores, mientras que América Latina está en vías de reindustrialización. Por ello, ambas partes podrían estudiar cómo mejorar la cooperación en materia de inversiones, y así incrementar el número de puestos de trabajo y generar mayores beneficios a la población de la tierra latinoamericana».
Wu toma como ejemplo la Alianza del Pacífico que integran México, Colombia, Perú y Chile, países que tienen sus propias demandas de mercado y que han firmado tratados de libre comercio con Estados Unidos. Por su parte, los productos textiles exportados por China han ganado una cuota del mercado internacional. Sin embargo, el ingreso de la economía china en un periodo de nueva normalidad ha implicado un aumento del costo de mano de obra. Por ello, es conveniente trasladar estas industrias a América Latina. De este modo, no solo se satisfacerá la demanda de los países latinoamericanos, sino que los productos podrían eventualmente ser exportados también a Estados Unidos, conforme a los tratados de libre comercio, así como ser enviados a mercados vecinos.
Wu también se refirió a las dudas que genera el traslado de industrias, sobre todo en cuanto a un mayor índice de contaminación en América Latina. En primer lugar –sostiene–, un eventual traslado deberá realizarse conforme a las normas locales en materia de protección ambiental. En segundo lugar, el traslado de industrias creará una nueva plataforma de cooperación, la cual tomará en cuenta las actuales circunstancias, como el aumento del costo de mano de obra, y no traerá consigo la clásica inversión de bajo nivel y baja tecnología.
Un mayor entendimiento
Como se ha mencionado antes, tanto los empresarios chinos como los latinoamericanos deberían estudiar más los mercados y las empresas de la otra parte. Las discrepancias surgen por las diferentes formas de pensamiento, por lo que se debe conocer bien cuál es la lógica de la otra parte y, de este modo, solucionar las divergencias e incrementar la confianza mutua.
Entre empresarios chinos y latinoamericanos falta un mayor conocimiento mutuo, lo que constituye un gran obstáculo en la relación comercial, según Wu. De acuerdo con un ex ministro colombiano, en ambos grupos hay una falta de compresión profunda sobre el mercado de la otra parte. «La cooperación bilateral no obtendrá un gran desarrollo si no se basa en el entendimiento mutuo», indicó el ex ministro.
¿Cómo conocer bien a la otra parte en el menor tiempo posible? Wu cree que lo primordial es conocer el ambiente del mercado y la cultura empresarial.
Los empresarios chinos ven que las normas de mercado en América Latina no son iguales a las de los países desarrollados, ni tampoco se parecen a las de los africanos. Además, las normas varían de acuerdo con cada país latinoamericano. Las empresas chinas que buscan expandirse en América Latina piensan primero en firmar acuerdos con el gobierno local y creen que basta con ello para explotar las tierras. Es la idea que tienen casi todas las empresas chinas: descuidan la función del mercado. Ello constituye un error precisamente por el desconocimiento de la realidad latinoamericana.
Los expertos, por su parte, deberían proporcionar la mayor cantidad de información posible a los empresarios chinos. Además, será muy valiosa la información de diferentes sectores que los empresarios latinoamericanos ofrezcan a sus pares chinos.
A su vez, Wu Guoping advierte a los empresarios latinoamericanos interesados en invertir en China que los negocios hechos a través de las relaciones personales son un juego muy peligroso. La corrupción puede aparecer fácilmente si uno no maneja bien la situación. China presta hoy una mayor atención al mercado y cada vez hay un mayor ánimo de transparencia. Las empresas latinoamericanas deberán adaptarse a este nuevo panorama.
Finalmente, Wu Guoping propone que los gobiernos estimulen el intercambio profesional y educativo en diferentes niveles y sectores. Los jóvenes deberían estudiar y vivir en la otra parte, con el fin de conocer su idioma, sus demandas, su cultura y establecer lazos de amistad con la población local.