El título de este artículo se basa en un proverbio chino, que se ha seleccionado para explicar el contexto económico de los últimos días. Ya en semanas anteriores se abordó la importancia del modelo de alta calidad durante las “Dos sesiones”; incluso, los informes emitidos por el gobierno de China enfatizan en la tecnología y el modelo de exportación como ejes para la sostenibilidad de este país.
El artículo “Las Dos Sesiones y el modelo de alta calidad” se centró la inclusión de la clase empresarial china, como un colectivo clave hacia los objetivos del mandato de Xi. En este texto, se destacó la reunión que a principio de año el presidente Xi tuvo con sus campeones empresariales. Hace unos días, en específico el 28 de marzo, se realizó un encuentro entre el mandatario chino y 40 directivos de empresas estratégicas de todo el mundo.
De acuerdo con el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores (2025), entre los asistentes estuvieron: El Presidente de FedEx Corporation Rajesh Subramaniam, el Presidente del Consejo de Administración de Mercedes-Benz AG Ola Källenius, el CEO de Sanofi SA Paul Hudson, el CEO de HSBC Holdings Plc. Georges Elhedery, el Presidente de Hitachi Ltd. Toshiaki Higashihara, el Presidente de SK Hynix Inc. Kwak Noh-jung y el Presidente de Saudi Aramco Amin Nasser. Como se observa, las empresas mencionadas pertenecen a sectores en los que China ha posicionado a su clase empresarial.
Casi de forma a la par, se suscitó el histórico encuentro entre las economías del Este de Asia. El complejo escenario comercial propició este acercamiento con el fin de acelerar un acuerdo de libre comercio entre Japón, Corea del Sur, y China. En el caso japonés, China representa su segundo socio comercial. Mientras que, para los surcoreanos, China es su principal socio. Respecto a China, a la importación Corea del Sur es su principal socio y Japón su tercer socio. El resultado es una interdependencia económica en sectores como la automotriz y la electrónica.
La naturaleza de un hombre
En medio de este escenario, el fenómeno Donald Trump ha permitido un diálogo de estas características, ante la amenazante guerra comercial a través de aranceles recíprocos que afectan a las cadenas de suministro a nivel global.
Estos nuevos aranceles fueron dados a conocer el 2 de abril, siendo países asiáticos los que encabezaron la lista. Dentro del cartelón mostrado por Trump, se observaron los siguientes datos en este orden:
1. China: 34%, segundo socio comercial a la importación, equipos de transmisión y ordenadores.
2. Unión Europea: 20%, en bloque representa su tercer socio comercial a la importación, aceite de petróleo y farmacéuticos.
3. Vietnam: 46%, 4 socio asiático a la importación, equipos de transmisión y ordenadores.
4. Taiwán: 32%, 5 socio asiático a la importación, ordenadores, equipo de transmisión y circuitos integrados.
5. Japón: 24%, 5 socio comercial a la importación, vehículos y autopartes.
6. India: 26%, 5 socio asiático a la importación, medicamentos.
7. Corea del Sur:25%, 3 socio asiático a la importación, vehículos y acero.
8. Tailandia: 36%, 6 socio asiático a la importación.
9.Suiza:31%, 3 socio europeo contando a la UE en bloque.
10. Indonesia: 32%, 9 socio asiático a la importación.
En total, estos aranceles serán aplicados a cincuenta países en donde se eximió a los integrantes del TMEC, México y Canadá. De igual manera, es importante señalar que el orden presentado por el gobierno estadounidense no necesariamente corresponde a los países que más altos porcentajes tienen. En el caso de Asia, Camboya, Laos y Vietnam son los que más porcentaje tiene con 49%, 48% y 46%, respectivamente. El caso de China continúa siendo el más alto, ya que a este 34% se le suma un 20% previo.
Los ríos y las montañas
Como se muestra en los datos presentados, estas medidas impactan principalmente a dos sectores: electrónica y automotriz. Justo las áreas que a simple vista afectarían más a China, pues el mercado estadounidense representa su primer destino comercial, con un 12.8%. No obstante, ampliando un poco más la fotografía, sí bien China es sensible a las medidas tomadas por la administración Trump, existen otras economías más vulnerables, como lo son la propia UE, Japón y Corea del Sur.
El proteccionismo desde Washington se ha convertido en un catalizador al “jaque” en el que está la industria automotriz de vehículos de combustión. En donde economías como la alemana ha sido de las más afectadas. En México existe un dicho que menciona lo siguiente: “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Esto es algo que Japón y Corea del Sur han venido observando desde hace medio año. Previo a la toma de posesión de Trump, habían fallado algunas alianzas entre empresas automotrices en el Este de Asia, orientadas a la transición e impulso de la manufactura de vehículos híbridos y eléctricos ante el tsunami que ha sido BYD. Sin embargo, las decisiones de la Oficina Oval han comenzado a desconocer a los socios y los pivotes históricos de Estados Unidos en Asia Pacífico. Por lo que esto terminó por reunir a los ministros de Japón, Corea del Sur y China. Cabe destacar que las experiencias financieras de finales del siglo pasado llevaron a estas tres economías a un diálogo y una cooperación económica mucho más profunda y de mayor vinculación con su periferia. Ante esto, buscar una mayor cooperación no es necesariamente algo nuevo. Sin embargo, en esta dinámica pesan mucho las “cartas” que cada una de esas economías tiene. Al mismo tiempo, este contexto reafirma el llamado chino a la construcción de una visión asiática común frente a “desafíos comunes”, tal como se puntualizó hace días en Hainan en el marco del Foro Boao 2025.
Bajo este mismo escenario, se suma el sector de los electrónicos y la tecnología. En este sentido, las estrategias de diálogo de algunos países del Asia Pacífico con Trump no han resultado en clemencia. Tal es el caso de Taiwán y Vietnam. En el caso de Taipei, el discurso de seguridad y la búsqueda del incremento del gasto militar, que resulta en más compras para Washington, no le ha exentado de un porcentaje significativo con su segundo socio comercial. Respecto a Vietnam, la política de ambigüedad también ha tenido efectos. No obstante, una de las principales razones por las que Vietnam resulta con este alto porcentaje responde al propio fenómeno de nearshoring y “puenteo” que China realiza vía esta economía.
Esto lleva a reafirmar la idea de la búsqueda de la reivindicación tecno-económica de Estados Unidos. Sin embargo, surgen varias preguntas: ¿está Estados Unidos aún a tiempo de competir en la carrera tecnológica que lleva liderando Asia desde hace un par de décadas? ¿Limitar el acceso a tecnologías críticas es una estrategia contundente frente a competidores como China? ¿Poner trabas arancelarias es un golpe final para el sector de los electrónicos? Sea el razonamiento que sea, pareciera que la toma de decisiones en Washington además de visceral está basada en un tecnofeudalismo ensimismado; pues la narrativa de que Silicon Valley es el alfa y el omega de la innovación tecnológica es un cuento al mero estilo de Hollywood.
Cambiar el curso… ¿por qué se necesita una visión kantiana?
Como se ha abordado a lo largo de este texto, se plantea entrelíneas una mayor capacidad de negociación desde Beijing e incluso la visión de China como una segunda vía frente al proteccionismo de Estados Unidos. Sin embargo, no necesariamente es así. Estas decisiones afectan a todos los actores del sistema económico mundial, incluyendo a China. El modelo de alta calidad es una visión que busca, a toda costa, reactivar el modelo de exportación chino de bienes vinculados con industrias emergentes, como una estrategia clave para la seguridad de este Estado y del resto del mundo.
¿Por qué es necesario esto y cuál es su relación con la seguridad internacional? Esto radica en la escalada discursiva y de ejercicios militares en el Estrecho de Taiwán; pues un conflicto armado significaría el fracaso del crecimiento económico constante de China, vía el modelo de alta calidad y el multilateralismo que se promueve con la Comunidad de Destino Compartido. Es decir, el camino de menor costo para Beijing es lograr un nuevo “camino” en la gobernanza comercial a través de las alianzas público- privadas con todos los países afectados por el proteccionismo estadounidense, que significa cambiar el curso. Por esto, las reuniones con directivos y la búsqueda de mayor cooperación regional no es algo espontáneo. En caso contrario, el costo de activar una economía de guerra a pie de su frontera sería algo sumamente arriesgado, y más en un escenario en donde todavía no hay un liderazgo tecnológico absoluto frente a las cartas que Taiwán, Japón, Corea del Sur y Singapur tienen. Si bien esto no implica una paz perpetua, si pudiese generar un escenario mucho más estable a través de cambiar el curso de los ríos y las montañas.