Especial invitado: Xi Jinping y Javier Milei Equipo del Observatorio de la Política China

In Análisis, Política exterior by Director OPCh

En esta ocasión, desde el OPCh se invitó a Gustavo Girado, Director del posgrado sobre China en la UNLa y de su Centro de Investigaciones Sino-Latinoamericano.  Desde la dirección del observatorio se le propusieron las siguientes preguntas:

1. ¿Cómo debe leerse esta reunión entre Javier Milei y Xi Jinping? Contextualizado las declaraciones realizadas por Milei en donde llegó a afirmar que no negociaría con chinos; aunado a esto, tras el encuentro de Milei con Trump en Florida hace días.

El paso de Javier Milei por Río de Janeiro para participar de su primera reunión del G20 mostró una cara distinta a la que el líder libertario venía exhibiendo en su proyección al mundo. El argentino venía presentándose como la luz roja del tablero en los foros mundiales, aferrado a su cruzada ideológica y sus ínfulas de querer cambiar el orden establecido. Pero en Brasil, a la hora de tomar una decisión estratégica, optó por no romper la buena convivencia con las principales potencias económicas del mundo. En la Cumbre del G20, Milei exhibió una distancia entre lo declamativo y los hechos, autoproclamándose “rebelde”, pero alineado y ordenado al momento de tratarse las cuestiones de fondo y las declaraciones comunes. Milei se desdice asiduamente, usa canales extraoficiales para expresarse y, frente a la “China comunista” con la cual jamás haría negocios, pareció adoptar una posición pragmática, que no se le conocía hasta este momento. En todo caso, no han pasado 24 horas desde su encuentro con Xi Jinping, del cual tanto la declaración oficial del gobierno argentino como el discurso del presidente chino, se ubicaron en un plano de seria cordialidad y vagas expresiones de deseo. No hay elementos que permitan pensar que este perfil de relacionamiento adoptado ahora vaya a ser el que prime en el futuro mediato.

2. ¿Cuáles pueden ser los posibles cambios en el diálogo político entre ambos países a partir de esta reunión? ¿Existen o no?

En lo personal descreo firmemente que haya cambios en el diálogo político, si bien hay elementos que me permiten inferir que los temas comerciales y de inversiones pueden tener un nivel de tratamiento acorde a la historia bilateral reciente, al menos hasta la asunción de Milei en el poder. Las necesidades económicas y financieras de Argentina, a la luz de las declaraciones previas de Milei, parecieran ser las variables que regirán la relación en lo inmediato. Hablo de las obras de infraestructura pendientes, su financiamiento, así como préstamos chinos vencidos y prorrogados.

3. Desde la presidencia argentina la reunión fue categorizada bajo la necesidad de “la cooperación constructiva y la ampliación de las relaciones comerciales entre ambos países”, por lo tanto, ¿qué implica esto? ¿Retomar los proyectos que se quedaron pendientes tras la llegada de Milei o promover una nueva agenda?

Uno de los aspectos más llamativos de la administración Milei es el grado de desapego a las formas, su pretendido carácter rupturista, su feroz agresión verbal (y no solo verbal) y el importante grado de ideologización que imprime el presidente a su gestión. No hay razonamiento posible frente a determinadas afirmaciones que dejan en claro que el diálogo es imposible con quienes piensan diferente. En ese sentido, esa parte de la declaración oficial tiene un tinte extremadamente formal para lo que vienen oficialmente anunciando desde hace poco menos de un año. Por lo tanto, ¿por qué creer que habrá cooperación constructiva si desde diciembre pasado se habla oficialmente de China como una economía aberrante, una dictadura que no respeta los DDHH? Lo que parece extemporáneo es esa declaración oficial, y no los gestos y comunicaciones cotidianas, que van claramente en un sentido contrario. Sólo podría comprenderse si el gobierno argentino tomó debida nota de la gran dependencia comercial y financiara que tiene con China, y que, naturalmente, se trata de una relación para afianzar y no para repudiar.