El conflicto en Siria, ha representado uno de los eventos más cruentos y caóticos del presente siglo, el cual puede explicarse desde un punto de vista interno como resultado de la violencia sectaria y la revalidad histórica de grupos culturales y religiosos que convergen en una región ya de por sí complicada, y que además se acentuó por los movimientos civiles de la primavera árabe y el papel de las tecnologías de información y las redes sociales como impulsores de estos movimientos. Sin embargo, existen actores externos que juegan un importante rol en los acontecimientos acaecidos en el conflicto, entre ellos dos actores regionales de fundamental importancia y que se proyectan como las potencias emergentes más importantes del siglo XXI, Rusia y China, y sin olvidar por supuesto la importante relación que todos los participantes guardan con el hegemón mundial: Estados Unidos.