Hay que trazarle un límite a EE.UU

In Noticias, Política exterior by PSTBS12378sxedeOPCH

Entre el 1 y 3 de junio se celebrará la 11ª Cumbre de Seguridad Asiática en Singapur. Esta reunión de altos funcionarios y militares ha sido llamada “Diálogo de Shangri-La”, quizás por el “alto” nivel de los invitados, pero difícilmente sea tan tranquila como ese jardín de ensueño.


Antes de la cumbre, algunos medios estadounidenses dijeron que “las disputas del Mar Meridional de China se convertirán en el tema importante de los diálogos de este año”. Algunos análisis sugieren que algunos altos funcionarios del ejército estadounidense tienen la intención de lanzar un ataque contra China so pretexto de dichas disputas marítimas.

EE.UU. tiene intereses en el Mar Meridional de China, a pesar de que no es un país de la región. Que Washington establezca una alianza militar con ciertos países de la región, a quién apoya el ejército estadounidense o con quién firma un acuerdo de protección, no son asuntos en los que China pueda interferir. No obstante, frente a la controversia actual de las disputas sobre las aguas territoriales, China no permitirá que los EE.UU. intervengan.

China está convencida de que el problema se puede solucionar mediante negociaciones, y es sólo a través de este medio que se logrará garantizar la estabilidad y paz en la región. La injerencia de fuerzas extranjeras sólo intensificará la complejidad de las contradicciones y agudizará el conflicto, especialmente la intervención de una potencia hegemónica podría destruir las bases de una solución pacífica. De hecho, las tantas disputas territoriales y limítrofes existentes entre los países asiáticos fueron generadas por la hegemonía de las potencias colonialistas de antaño.

En los asuntos de Asia, Estados Unidos tiene derecho a hablar y participar, pero si tiene derecho a decidir o dominar es algo acerca de lo cual los países asiáticos tienen la última palabra. Encomendar la seguridad futura de Asia a una hegemonía no es confiable. La seguridad asiática necesita de la protección conjunta de los países de la región.

Cómo lograr una transferencia estable de poder en un marco de cooperación asiática cambiante y encontrar una posición que le sea adecuada, será una prueba importante para los Estados Unidos.

El objetivo estratégico de la vuelta a Asia de los Estados Unidos es plantar su bandera, crear reglas, dividir las responsabilidades, oponerse a China, mientras se beneficia al máximo del desarrollo de la región y continúa manteniendo su posición dominante.

Los tiempos han cambiado, esta estrategia estadounidense está comenzando a mostrar contradicciones y no se corresponde exactamente con la tendencia del desarrollo del continente. Por esta razón, en las disputas del Mar Meridional de China hay que trazarles un límite a los Washington y señalarle qué pueden y qué no pueden hacer. Prestar atención a su propia inercia hegemónica no sólo es necesario, sino también beneficioso para los Estados Unidos.(Pueblo en Línea)