El Presidente de la República Popular China, Hu Jintao, visitó Japón entre el 6 y 10 de mayo pasado, siendo la primera visita de un presidente chino a este país en diez años. Por esta razón, la visita de Hu Jintao levantó una gran expectativa en Japón.
En el aeropuerto de Tokio, Hu Jintao dijo que “Japón y China son Estados importantes en Asia y en el mundo. Establecer relaciones amistosas y duraderas será un beneficio fundamental para ambos países y sus pueblos”. Del mismo modo, y para magnificar el sentido de esta visita, el presidente chino comentó que “este año se conmemora el 30 aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Japón y China; por eso, es una oportunidad para desarrollar nuestras relaciones. Y quiero fortalecer estas relaciones de cooperación amistosas y establecer ‘Relaciones Recíprocas Estratégicas’ a través de esta visita a Japón”.
El diagnóstico de la gira
¿Tuvo éxito Hu Jintao en su visita? ¿Cómo fueron las reacciones en Japón? Con estas interrogantes, vamos a examinar los cinco días de estancia de Hu Jintao en Japón.
En el aeropuerto de Haneda, en Tokio, el presidente chino fue recibido por el ministro japonés de Asuntos Exteriores, Masahiko Komura. Luego, Hu fue al Hotel New Otani para reunirse con las familias de las personalidades japonesas comprometidas con el fomento de la amistad entre Japón y China. Hu citó un hecho histórico: “La gente que bebe agua nunca olvida el favor de la persona que hizo un pozo. Les agradezco la contribución a las relaciones entre Japón y China”.
Por su parte, el Primer Ministro de Japón, Yasuo Fukuda, invitó aHu Jintao a una cena privada por la noche, un caso excepcional tomando en cuenta que es la primera vez que un Primer Ministro japonés invita a un presidente extranjero a una cena privada antes de la cena oficial. La razón puede explicarse por el hecho de que Fukuda intenta forjar una amistad personal con Hu.
La cena se realizó en un restaurante ligado al padre de la Nación china, Sun Yat-sen. Fukuda y Hu Jintao hablaron de temas “fáciles”, entre otros, de la cesión china de una pareja de pandas al parque zoológico Ueno de Tokio. Al día siguiente, el presidente chino se reunió con el Emperador japonés y el propio Fukuda, con quien celebró una conferencia en la que ambos confirmaron su disposición a llevar adelante relaciones recíprocas estratégicas en varios campos, como el problema del calentamiento global o la contribución a la estabilidad regional y mundial.
En esta reunión, Fukuda y Hu Jintao firmaron un comunicado conjunto, el cual se menciona la entrada de Japón como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, petición en la que Japón exigía el apoyo de China. Es la primera vez que, en un comunicado conjunto, un presidente chino acepta claramente que “China otorga importancia a la posición y a la misión internacional de Japón”. Antes solamente se mencionaba que “China desea que Japón cumpla un gran papel en la sociedad internacional”.
Sobre el problema de la explotación conjunta de las reservas de gas en el Mar de China Oriental, Fukuda dijo que “la discusión progresó y hay perspectivas de resolución”. En el asunto de los raviolis tóxicos, los dos coincidieron en la necesidad de reforzar la investigación. Sobre el problema de Tíbet, Fukuda apreció el diálogo entre China y el XIV Dalai Lama. Hu dijo desear “que el Dalai de pasos concretos, que detenga la violencia, que pare la obstrucción a las Olimpíadas de Beijing y que propicie las condiciones para una próxima conversación”. Fukuda no precisó el nivel de la participación japonesa en las Olimpíadas de Beijing. Sobre el asunto económico, acordaron el levantamiento total de la prohibición de la exportación de arroz japonés a China.
Una tensa reunión
Posteriormente, Hu Jintao se reunió con los jefes de cada partido político japonés. Durante estas reuniones, los líderes políticos japoneses no se refirieron al problema de Tíbet, o bien lo hicieron con recato. En la cena oficial en la Corte Imperial, el Emperador y Hu no se refirieron al problema histórico entre ambas naciones.
Sin embargo, el ex-Primer Ministro japonés Shinzo Abe, puso nerviosos a todos en el desayuno del día 8 de mayo, en el cual participaron cuatro ex-Primeros Ministros japoneses: Yasuhiro Nakasone, Toshiki Kaihu, Yoshiro Mori y Shinzo Abe. El ex-Primer Ministro Junichiro Koizumi, que tuvo problemas con China por el asunto del templo militar japonés de Yasukuni, no participó en el desayuno. El organizador, Nakasone, dijo que “aunque las relaciones entre Japón y China no eran buenas es posible que se desarrollen de nuevo con el comunicado conjunto”, manifestando su aprecio por la visita de Hu.
Sin embargo, Abe dijo que “es importante mantener las visitas mutuas”, criticando sugestivamente que China suspendió el intercambio entre los líderes de ambos países durante la etapa de Koizumi (2001-2006) por su visita a Yasukuni. Abe también mencionó que “antes de las Olimpíadas, me inquietaba la situación de los derechos humanos en Tíbet. Aunque aprecio el diálogo con el Dalai Lama, es importante que traiga buenas consecuencias para resolver la situación de los derechos humanos en Tíbet a través de la celebración de los Juegos Olímpicos”.
Paralelamente, Abe se refirió al problema en la región china de Xingjiang, de mayoría musulmana, tomando como referencia el caso de un joven uigur, que estudiaba en la Universidad de Tokio y que fue detenido en China cuando fue a su país y dijo que su familia estaba en Japón y que deseaba que la liberaran”. Hu contestó no conocer el caso del chico uigur pero prometió hacer una investigación para saber si se cumple la ley.
Del mismo modo, el presidente chino tampoco respondió sobre el problema de Tíbet. A pesar de generarse cierta situación de incomodidad durante este desayuno, el ex primer ministro Yoshiro Mori planteó la propuesta de establecer una nueva estructura en Asia a través de la cooperación entre Japón y China.
Tras esta reunión, Hu Jintao fue a la Universidad Waseda para pronunciar un discurso, dirigiéndose a unas 900 personas para constatar que “el crédito en yenes a China desempeñó un papel dinámico para propiciar la modernización del país en sectores como las infraestructuras y la protección del medio ambiente”. También dio las gracias por la Ayuda Oficial al Desarrollo de Japón a China.
Sobre el asunto histórico, aunque dijo que “la guerra de agresión del militarismo de Japón destruyó las relaciones amistosas entre China y Japón”, Hu Jintao consideró que “enfatizar la historia no debe servir para guardar rencor, sino para proteger la paz”. Un gesto significativo fue la partida de ping pong jugada por Hu Jintao con la estudiante japonesa Ai Fukuhara, una de las deportistas seleccionadas para los Juegos Olímpicos de Beijing.
El penúltimo día de su visita, el 9 de mayo, Hu Jintao se despidió del Emperador y la Emperatriz japonesa para, posteriormente, visitar la ciudad de Yokohama, capital de la provincia de Kanagawa, al sur de Tokio. Allí, Hu habló con el gobernador de Kanagawa y alcalde de Yokohama, quien le aseguró que “en Yokohama habita la mayor comunidad de chinos en Japón. Viven aproximadamente 30 mil chinos, a los cuales se les respeta sus derechos más elementales”. Posteriormente, Hu Jintao se trasladó al oeste de Japón para reunirse con el gobernador de la provincia de Osaka y el alcalde de Osaka.
El último día, el 10 de mayo, Hu visitó varios templos en Nara, que tienen relación histórica con China, confirmando las relaciones históricas entre Japón y China “desde hace 2.000 años”.
El pulso de Fukuda
Durante la estancia de Hu en Japón, fueron notorias las muestras de amistad hacia China por parte del gobierno japonés. A pesar de todo, quedaron muchos asuntos por discutir: el problema de los raviolis tóxicos; el asunto de la explotación de las reservas de gas en el Mar de China Oriental; el problema de los derechos humanos en Tíbet; el medio ambiente, etc. De hecho, se organizaron muchas manifestaciones críticas con la visita de Hu mientras algunos medios de comunicación criticaron la actuación cordial de Fukuda. En este sentido, la tasa de popularidad de Fukuda ha bajado hasta situarse en un 20%, razón por la que Fukuda esperaba aumentar esta aceptación popular con la visita de Hu Jintao.
Sin embargo, el partido gobernante, PLD, mantiene una marcada división sobre la valoración de esta visita. Si bien Taro Aso, uno de los principales rivales de Fukuda, apreció la actitud del primer ministro al reclamar claramente la investigación de las empanadillas tóxicas, las fuerzas más conservadoras del PLD que apoyan a Aso criticaron a Fukuda por “prorrogar la discusión” de los puntos más álgidos entre China y Japón. Es posible que estas fuerzas conservadoras presionen políticamente a Fukuda a corto y mediano plazo.
No obstante, la visita de Hu Jintao a Japón evidencia el óptimo nivel por el que atraviesan las relaciones entre ambos países, basadas en términos de reciprocidad. Tal y como comentó Taro Aso, el objetivo de ambos países se dirige hacia el beneficio común y la amistad es un medio para conseguirlo. Para prosperar en la política y la economía internacional, resulta necesario impulsar las relaciones cooperativas entre Beijing y Tokio, sin olvidar que Japón debe elaborar su propia estrategia para tomar la iniciativa.