El presidente Xi Jinping y el primer ministro Li Keqiang accedieron el 14 de marzo al vértice de la cúpula del Estado-Partido Comunista pregonando el renacimiento de la nación y hacer realidad el sueño chino. China “reemerge” con vocación de ser, por su dimensión territorial y humana, la gran potencia del siglo XXI. Será pronto la primera economía mundial, superando a EEUU. El logro del “sueño chino” requiere una hábil y prudente política exterior que asegure las necesidades económicas y energéticas del país. Pekín aprovechó la crisis financiera de EEUU y la UE para impulsar la cooperación con los demás países emergentes y en vías de desarrollo. Cuenta para ello con la primera bolsa de reservas de divisas mundial, unos 3,4 billones de $ en marzo. El Gobierno apoya a las grandes empresas chinas que comercian, invierten y se expanden por todo el mundo. China ya es el primer socio comercial de 124 países.
Solo unos días después de llegar a la presidencia, Xi Jinping hizo su primer viaje a Rusia para verse con Vladimir Putin. Desde Moscú voló a África para visitar Tanzania, Sudáfrica y Congo-Brazaville. En Durban, lideró la 5ª cumbre de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) donde escenificaron, no sin contradicciones internas, el creciente peso de la 2ª, 7ª, 9ª, 10ª y 27ª economías mundiales que representan el 43% de la población, el 20% del PIB y el 43% de las reservas de divisas. Los BRICS decidieron constituir un Banco de Desarrollo, un marco ideal para canalizar más inversiones chinas al exterior. Y antes de reunirse el 7 de junio con Barack Obama, Xi Jinping fué a América Latina para visitar Trinidad y Tobago, Costa Rica y Méjico. También Li Keqiang inició su primera gira exterior en mayo visitando India y Pakistán antes de volar a Europa. Los líderes chinos han priorizado varios países asiáticos, africanos y latinoamericanos, incluso Rusia, antes de aterrizar en EEUU y la UE.
Le Kequiang fue a Europa pero no pisó Bruselas. Estuvo en Alemania y Suiza. China juega hábilmente la estrategia de la división entre los miembros de la UE. A falta de una sola y firme voz europea, prefiere tratar separadamente con Berlín, París, Londres y otras capitales. Los líderes europeos visitan regularmente Pekín ansiando firmar suculentos contratos comerciales con el coloso chino y lograr atraer o ampliar las inversiones de las empresas chinas. Muchas estudian y negocian adquirir o participar en una empresa en Europa. Aprovechan la crisis europea para comprar activos baratos y rentables a medio o largo plazo, tomando participaciones más bien minoritarias. Las empresas chinas invirtieron en el exterior unos 77.200 millones $ en 2012. El viejo continente fue su principal destino con 12.600 millones $, un 21% más que en 2011.
China no desea coleccionar más deuda europea. Prefiere invertir en activos para estar dentro en el mercado interior europeo y hacerse con su “know how” tecnológico y de gestión empresarial. En 2012, Wen Jiabao dijo a Angela Merkel que China no tenía la intención ni las capacidades para “comprar Europa”. Tenía razón, Pero los hechos demuestran que las empresas chinas van ganando cuota comercial e inversora en sectores económicos estratégicos de la UE. Y a diferencia de EEUU, son bien recibidas. Destacan las inversiones en Alemania y Gran Bretaña pero abarcan todo el mapa europeo. En ocasiones se aprovechan de la creciente presencia de la diáspora china. La City de Londres y Luxemburgo dos puertas de entrada para los capitales chinos que se invierten en Europa y en terceros países.
Pero mientras sigue el desembarco chino, los europeos se quejan por las medidas restrictivas que soportan algunas de sus empresas que operan en China. “Doing business” allí es cada vez más complejo. El Gobierno chino favorece sin disimulo la expansión interior y exterior de sus empresas públicas. Resulta que las inversiones europeas en China decrecen desde 2011.
Crece la interdependencia económica pero las relaciones políticas sufren altibajos. Pekín reclama que Bruselas le reconozca pronto el status de economía de mercado que, según la Organización Mundial de Comercio, está previsto para 2016. Mientras no tenga reconocido aquel status, la UE puede imponer medidas anti-dumping a las exportaciones chinas, algo que provoca las iras de Pekín. Bruselas decidió aplicarlas a partir del 6 de junio para frenar las importaciones de los paneles solares chinos por entender que se venden en la UE por debajo de su coste, arrasando a los fabricantes europeos. También el sector de las telecomunicaciones (Huawei y ZTE) está en el punto de mira del comisario Karen De Gurht. Pekín reaccionó anunciando que aplicará medidas similares a las exportaciones europeas de vino a China que van perjudicar mucho a los productores de Francia y España
Alemania es el gran socio comercial europeo de China. Ángela Merkel recibió a Le Keqiang el 25 de mayo en Berlín. Hablaron sobre todo de “hacer negocios”. Es el interlocutor privilegiado para resolver los frecuentes conflictos comerciales que se desatan entre China y la UE. Berlín se opone a las medidas de la Comisión Europea contra las importaciones de paneles solares chinos. Otros 14 estados quieren evitar problemas con Pekín, precisamente cuando China invierte en una Europa endeudada. Le Keqiang también visitó Berna para firmar un Acuerdo de Libre comercio con Suiza, el más importante con una economía europea tras el concluido con Islandia en abril. Suiza disfruta de un raro superávit comercial con China. Pekín cuenta con Zúrich como otra plataforma financiera en Europa para favorecer la progresiva utilización del yuan en las transacciones internacionales.
Pekín percibe que una Europa con Alemania al alza, Francia en declive y Gran Bretaña más lejos de Bruselas. La relaciones China-Alemania se retroalimentan por razones geoestratégicas y comerciales. Pero Berlín es consciente que una Alemania en una UE debilitada sería un envejecido país de 80 millones de habitantes sin capacidades para tratar de tu a tu a un coloso chino de 1.350 millones.